Son las 11:30 del día, el sol está en pleno apogeo, no se vislumbra una nube en la ciudad de Caracas. Todos caminan, los locales lucen en penumbras, se escuchan maldiciones y molesta de los transeúntes. Es el tercer día que se va la luz en la capital de Venezuela.
“Sin mentirte he recorrido 14 farmacias hoy. Necesito Amoxicilina pediátrico mi nieta tiene una infección y se lo recetaron. Aquí lo conseguí. Me alegré y respiré cuando me dijeron que sí había y el dinero me alcanza para pagarlo. El problema es que se fue la luz y no puedo pasar mi tarjeta por el punto. Esto ya no son cosas de Dios”, se lamenta doña Beatriz Lunar, vive al oeste en Catia y ahora debe recorrer al menos 15 estaciones de metro a pie porque el servicio de Metro no funciona. No hay energía eléctrica para mover los trenes.
La vida no le alcanza para bajar 25 pisos
Julián Peña tiene 78 años requiere diálisis diaria es paciente renal desde hace más de 20 años. Vive en un edificio de 18 pisos pero en realidad parece de más porque las 4 mezaninas abultan la estructura.
Julián ya sabe que cuando se va la luz no hay tratamiento. No porque no lo requiera, sino que sus débiles piernas no aguantan bajar hasta la calle. Sabe que incluso, en estos casos, es peor el remedio que la enfermedad.
“Cuándo es así no voy. Me quedo. Ayer tampoco fui. Total, ya me ha pasado que llego con todo mi sacrificio y tampoco me atienden porque la máquina está dañada o no hay agua porque la bomba funciona con electricidad y sin luz no hay ni una gotica para hacerte el tratamiento. Me quedo más cansado, más adolorido y sin esperanzas. Mejor me aguanto, yo a pie no bajo”, dice el abuelo que reposa en su silla de ruedas.
“La nebulización será cuando llegue la luz”.
Ana Corina Barragán tiene a su hija Valeria de 5 años con un tratamiento médico que incluye nebulización tres veces al día. La niña tiene una complicación respiratoria.
“Le tocaba a las 9 de la mañana pero solo le di el jarabe. Compré el aparato para hacerle yo misma el tratamiento pero de nada sirve porque no hay luz. Ya será en la noche o cuando haya como hacerlo. Confío en los jarabes y en mis oraciones”, dice en tono de lamento.
Un nuevo instrumento para médicos: los celulares
Rosana Suárez, doctora del estado Carabobo, comenta que ya es costumbre ver a galenos terminar una intervención quirúrgica a la luz de un celular.
Las plantas eléctricas no sirven y aunque ya es costumbre que en territorio nacional se vaya la luz, el hecho no deja de tomar por sorpresa en los centros hospitalarios.
“El domingo se fue la electricidad y no llegó hasta el lunes en la noche. Mas de 24 horas sin atender a nadie. Las emergencias quedan a oscuras, lo que se decide es cerrar hospitales u ambulatorios porque las plantas eléctricas ya no funcionan y en completa electricidad no se puede atender”, advierte Suárez.
La especialista revelan que no se puede realizar ningún tipo de operación. Los equipos todos, necesitan ser enchufados, sin ellos no se puede abrir el cuerpo de ningún paciente. De lo contrario es más el riesgo a morir que de ser salvado.
Desde el Gobierno Nacional se han dado explicaciones a la población: efectos climáticos como la sequía o las inundaciones, saboteos a las estaciones o subestaciones centrales, sobrecargas, incluso se habló de una iguana que rompió unos cables.
Fuente: https://www.opinionysalud.com/2018/09/01/las-luces-celulares-nos-apoyan-cirugias-ante-las-fallas-energia-venezuela/