En torno a esta asignatura se está escenificando un nuevo capítulo del falso enfrentamiento entre socialdemocracia y liberalismo-democracia cristiana, al cual ya estamos acostumbrados a lo largo de nuestra historia y al que podríamos aplicar el dicho popular: 'entre bueyes no hay cornadas'. Sólo hay falso debate.
La propuesta de esa controvertida asignatura es claramente totalitaria y es bien parecida a la que se daba en tiempos de la dictadura. Pero, la protesta de los que sólo están objetando a dicha asignatura no es menos totalitaria. Porque unos y otros aspiran a lo mismo: a que el sistema educativo sirva para poner a las personas al servicio del sistema injusto que nos gobierna. Igual de injusto gobierne PP o PSOE (IU y nacionalistas incluidos). Misma hambre en el mundo, mismo aborto, misma explotación laboral, misma enseñanza favorable a la usura, a ocultar la historia de los aplastados, a defender los tópicos de la falsa ciencia…
En el fondo lo que se enfrentan son dos paternalismos. Los que hoy están en el poder defienden a papá Estado; y los que aspiran a estar en el poder defienden a papá Mercado. Total: más de lo mismo. El poder y la oposición (que también es poder, pero menos) siempre quieren controlar las conciencias. Ambos, pues, coinciden en lo fundamental: creen que la tarea del pueblo es trabajar… que ellos ya se ocupan del debate; aunque sea falso.
Esta estrategia de «objeciones parciales» ya nos es conocida y siempre funciona igual: salva el conjunto del sistema (en este caso el educativo) y distrae la atención sobre un aspecto fragmentado del mismo. Con lo cual, objetivamente, sirve para apuntalar más el sistema y para dividir a la sociedad en luchas parciales e individuales. Ya pasó con el 0,7%: éste era un señuelo inventado por la ONU para no afrontar el Nuevo Orden Económico Internacional que proponían las víctimas. Entonces, nosotros también estuvimos contra el 0,7% por solidaridad con los pobres.
Lo mismo ocurrió con las manifestaciones y escenificaciones contra la guerra de Iraq, lo cual no fue más que una estrategia electoral para llegar al poder quienes pondrían en marcha el presupuesto militar más importante de la historia de nuestro país. Otro maquillaje con fines electorales que silenció el clamor de las víctimas de las otras 72 guerras. Nosotros denunciamos todas las guerras: las de Aznar y las de ZP.
Estos ejemplos sirven para entender mejor nuestra postura ante la asignatura de Educación para la Ciudadanía: nosotros NO la queremos. Y tampoco queremos esa objeción que no objeta a nada más que eso. No queremos esa objeción que no es más que otra limosna, como el 0’7%. ¿Por qué no objetan a las otras mentiras? ¿Por qué no objetan a una escuela que es como un hospital que cura a los sanos y mata a los enfermos? ¿Por qué no objetan a las leyes del mercado? ¿Por qué no objetan a un sistema educativo en el que pagan más los que menos tienen como demuestra el ultraortodoxo economista Sr. Barea? ¿Por qué no objetan a la manipulación del lenguaje de todo el sistema educativo? ¿Por qué no objetan al robo de cerebros al Tercer Mundo?
Objetar sólo a eso equivale a fortalecer el sistema. Es decir, convertirnos en sistema puro y duro. Sistema que Pablo VI llamó «implacable y cruel».
Dejen de meternos en falsos debates por sus intereses electorales. Y hagamos escuela que forme personas libres, auténticas, generosas. Hagamos escuela cuyo protagonista sea la vida. Nunca protagonizada por el poder. Sí protagonizada por las personas: niños, padres, educadores… ¿Por qué va a ser protagonizada por papá-Estado o por papá-Mercado?
Es más ¿por qué va a ser protagonizada por papá-yo? Tampoco los padres tienen derecho a hacer lo que les de la gana. Los hijos no son un patrimonio que uno pueda manipular como quiera. Los padres tienen DEBER de colaborar a la promoción (y no al capricho) de los niños. Pero tampoco tienen derecho a imponer su propio capricho. Es antes el deber de las familias de que todo niño tenga una educación promocionante que los derechos caprichosos interpretados egoístamente (por ejemplo, el escándalo de gran parte de la educación privada). Ni el Estado ni el Mercado ni la familia-cooperativa de egoísmo van a educar correctamente.
Sólo la familia solidaria y asociada puede promover (¡como deber!) personas libres y justas. Para ello, todos debemos luchar contra nuestros paternalismos estatales o liberales.
Eugenio Rodríguez ( sacerdote diocesano de Canarias) Carlos Ruiz de Cascos (sacerdote diocesano de Burgos) Jose Ramón Peláez (sacerdote diocesano de Valladolid) José Maria Rodanes (sacerdote salvatoriano – Madrid-)
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