Recogemos la homilia del funeral de Laura Laforga, una de las 200 víctimas del atentado de Madrid. Pertenecía a la comunidad parroquial del sacerdote Fernando Bogonez, amigo de Solidaridad.net y del Movimiento Cultural Cristiano.
Queridos amigos:
El funeral de Laura fue el segundo que se celebró en España, y el primero en Castilla y León, de una de las víctimas del atentado terrorista del 11 de marzo en Madrid. Laura tenía 26 años y había crecido en el barrio de la Rondilla de Valladolid. Se había trasladado hace seis meses a Madrid por trabajo y en la actualidad llevaba apenas unas semanas en un colegio infantil, especialmente dedicada a los niños inmigrantes. Cogía el tren todos los días para acudir a su trabajo hasta el fatal día en que fue asesinada. La familia se trasladó a Madrid por la mañana y el cadáver fue reconocido en el Ifema a las 21:00 del 11 de marzo. Su cuerpo se trasladó a Valladolid y se celebró el funeral en la parroquia de Santa Clara de Valladolid, del barrio de la Rondilla, el viernes 12 de marzo a las 16:30. La repercusión fue tremenda para la gente de las calles de este barrio vallisoletano, el templo se llenó y muchas personas tuvieron que quedarse afuera. Al funeral acudieron para acompañar a los familiares y rezar por Laura muchos de los amigos de la víctima, la mayoría gente joven, diversos sacerdotes y miembros de la comunidad parroquial, así como también el presidente de la Junta de Castilla y León, diversos consejeros, Miguel. Angel Cortés (el secretario de estado de cooperación y desarrollo) y Miguel Ángel Rodríguez (el que fuera portavoz del gobierno), estos dos últimos primos de la fallecida.
La noticia golpeó a la comunidad parroquial con toda su crudeza en la madrugada del miércoles y en su nombre intenté preparar la homilía con lagrimas en los ojos y con un nudo en la garganta ante la muerte de una persona querida. Intenté recoger lo que como cristiano y sacerdote me pedía la conciencia. A pesar de ello notaba según la leía que muchas cosas faltaban y se dejaban sin decir. Os ruego que se la hagáis llegar a la gente que podáis como una oración en estos momentos de estupor.
Un saludo en Cristo y los pobres.
Valladolid a 13 de marzo de 2004
FERNANDO BOGÓNEZ
Valladolid 12 de marzo de 2004.
FUNERAL DE LAURA LAFORGA BAJÓN (26 AÑOS) VICTIMA DEL TERRORISMO
Queridos familiares y amigos:
Nos reúne el hoy la tristeza de despedir a nuestra hermana Laura. Las palabras no tienen sentido hoy, y todas ellas suenan a huecas y vacías ante el desconsuelo ocasionado por la brutalidad de los hechos vividos. El dolor por la muerte de Laura se une a la consternación, la rabia y a la condena ante los acontecimientos presenciados ayer en Madrid y que afectan a toda España. La barbarie de los hechos y que han provocado muertos y heridos, víctimas todas ellas juntos con sus familias, es condenable sin posibilidad alguna de justificación. El terrorismo genera muerte y dolor, esa es la única verdad, se opone a lo que debería ser la convivencia pacífica entre todos los hombres, y quebranta el derecho a la vida que posee toda persona y que se afirma en el «no matarás», condenándose así cualquier tipo de agresión contra la vida humana.
Nos reunimos en la Iglesia porque en estos ratos, los más amargos que soportamos en la vida queremos ser solidarios con los familiares de esta víctima del mal y del pecado de los responsables de esta matanza. Queremos estar con vosotros, los familiares, delante del Señor para que Él nos sostenga en estos momentos. Queremos reavivar en todos nosotros la esperanza de una vida más allá de la muerte, queremos sostener con fuerza nuestra creencia de que el mal no tiene la última palabra, queremos encender una luz que ilumine nuestras tinieblas, Jesucristo. Queremos sostener nuestra esperanza en el amor en quien nos ofreció su propia vida para nuestra salvación. En estos instantes no nos queda mucho, sólo la fe, para que no se pierda nuestra esperanza en la vida y en que el mal, el terrorismo que provoca muerte, no tiene la última palabra.
Creemos que nuestro Dios no nos ha dejado solos, creemos que es un Dios de vivos, y de hecho nuestra fe radica en su hijo Jesucristo, muerto injustamente y resucitado por el Señor. El nos proporciona en nuestro dolor, angustia y rabia no sólo lágrimas en esta situación inconsolable, sino también un motivo para seguir viviendo, para luchar contra el odio, contra el mal, contra la muerte, contra el terrorismo en todas sus formas. Creemos que esta lucha es una lucha en favor de los más débiles, de los inocentes, de los mas pobres y sencillos, en definitiva de las víctimas.
Que el Señor nos ayude a todos a tomar conciencia de nuestro compromiso en este combate y nos de las fuerzas necesarias para seguir viviendo y luchando por la vida.