Hong Kong; el cardenal Zen en las manifestaciones

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El obispo emérito se unió a las protestas de Hong-Kong. El sucesor, John Tong, lanzó una llamada en la que invitó al diálogo

A pesar de sus 82 años, pasó la noche en las calles con el movimiento estudiantil. Entre los protagonistas de las protestas que se están viviendo en estas horas en Hong Kong destaca, una vez más, el cardenal Joseph Ze-kiun, el obispo emérito de la ex-colonia británica. Desde 2009 dejó la guía de la diócesis en manos de su ex-auxiliar John Tong Hong, que hoy también es cardenal; pero no ha dejado, en cambio, de manifestar su apoyo explícito al movimiento estudiantil que se está batiendo por la democracia y por los derechos humanos en China. Sobre todo cuando está en juego la defensa del principio “un país, dos sistemas”, según el cual (incluso tras la vuelta a la jurisdicción de Pekín en 1997) Hong Kong ha mantenido algunos espacios de libertad.

En la contienda sobre las reglas para las elecciones de 2017 (que pretenden el sufragio universal para la elección del nuevo gobernador y que Pekín quisiera reducir a una elección entre candidatos “aceptables”), el cardenal Zen decidió ofrecer su autoridad.

En junio puso en marcha una manifestación de tres días por la metrópolis, para apoyar el referéndum sobre la autonomía sobre el que se apoya el movimiento “Occupy Central”. Y, cuando el sábado pasado, los estudiantes comenzaron la ocupación pacífica del distrito financiero, el purpurado también se sumó a la protesta. «Ha llegado el tiempo de demostrar verdaderamente que queremos ser libres y no esclavos», dijo ante la multitud. Después, ayer por la noche, cuando la policía comenzó a usar gases lacrimógenos contra los manifestantes, el cardenal Zen invitó a los estudiantes a volver a sus casas. «Una victoria con el sacrificio de vidas humanas no sería una victoria». Sin embargo, subrayó que no habría sido una derrota y que la batalla proseguiría con otras formas.

Por otra parte decir que iglesias de Hong-Kong están dando comida, bebida y refugio a muchos manifestantes.

Las protestas, efectivamente, han continuado. Y para la Iglesia católica de Hong Kong, que desde el año pasado expresó su apoyo a las elecciones libres, se plantea una cuestión: ¿hasta dónde llegar? Es significativo que esta mañana, el cardenal Tong, el actual responsable de la diócesis, haya difundido un llamado «urgente» en el que, prudentemente, invita al diálogo a ambas partes del conflicto. «Quisiera invitar al gobierno de la Región administrativa especial de Hong Kong a poner la seguridad personal de los ciudadanos y de los ciudadanos de todas las clases sociales en el primer sitio de la lista de las propias preocupaciones, ejerciendo moderación en el uso de la fuerza y tratando de escuchar la voz de las jóvenes generaciones y de todos los ciudadanos. También deseo sinceramente que todos los que están tratando de expresar las propias objeciones y protestas mantengan persistentemente la calma. En donde hay voluntad hay una vía».

Hay que recordar que el caso específico de Hong Kong no puede entenderse sin considerar la cuestión más amplia de las relaciones entre la Santa Sede y Pekín. Como se recordará, hace algunas semanas, durante el viaje apostólico a Corea del Sur, Papa Francisco tendió la mano a las autoridades de la República Popular China, insistiendo en que los cristianos no pretenden conquistar a nadie (y mucho menos a nivel político).

El desafío que la diplomacia vaticana debe ahora afrontar es mantener el valor de la libertad (por la que la Iglesia de Hong Kong se ha batido con ímpetu)…

Autor: Giorgio Bernardelli (* Extracto)