HORRORIZADA

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Por las noches, los niños corren para que ninguna banda los secuestre y les convierta en soldados a la fuerza. Los hombres dejan las calles polvorientas para no verse atrapados en el tiroteo…

.. y las mujeres salen de sus chozas y se esconden en la selva: saben que si se quedan en casa, muy probablemente serán violadas… aunque la mayoría de las que se esconden en el bosque acabarán siéndolo… Esta es la vida cotidiana en el este de la RDC, aunque no sea portada de ningún medio en nuestro país.  Y esto sí que me horroriza.


 En esta guerra de Los Grandes Lagos, al igual que en el resto de las guerras africanas, hay demasiadas armas repartidas, demasiadas riquezas por explotar y demasiados grupos insurgentes apoyados por demasiados amigos extranjeros.


El silencio y la mentira se han impuesto en estas guerras durante años. El crimen colectivo de las compañías mineras europeas, americanas y chinas y de los gobiernos que las sirven, me horroriza.


Esta Europa cada vez más insolidaria debe escandalizarnos. Esta España que va a endurecer todavía más las condiciones para los últimos,  para los que vienen huyendo del hambre, del miedo, del terror, esto sí que debiera horrorizarnos, señora Fernández de la Vega.


Nuestra buena vida se asienta en el saqueo a los pobres. Es mentira que no tengamos nada que ver con estas guerras como se hartan de decirnos, estamos en el bando de los verdugos.


Mi móvil y el tuyo llevan coltán, extraído de las entrañas de la tierra africana por manos esclavas, y lleva a sus espaldas unos cuantos muertos de guerra. Lo queramos o no, es así. Cuando miles de millones pueden ser extraídos durante años por medio de mano de obra esclava, cuando el número de muertos en Los Grandes Lagos supera el de los asesinados en los campos de exterminio nazis, y no nos escandalizamos y somos capaces de seguir con nuestra vida cotidiana, cuando esto ocurre es porque estamos enfermos.


La cortina de humo que nos impide ver la verdad del mundo es tan espesa que ya ni nos damos cuenta de que vivimos inmersa en ella.  Y esto sí que debiera horrorizarnos a todos, a usted también, señora Fernández de la Vega, a usted también.