Divide y vencerás es una de las máximas de la guerra. Si a esto añadimos la mentira convertida en mito político ya tenemos un arma de destrucción masiva mucho más potente que una bomba nuclear. La ideología de género es un arma imperialista diseñada para romper la solidaridad y sembrar la división entre los hombres
Los organismos y fundaciones ligadas a los principales poderes neocapitalistas internacionales están detrás de una intensa planificación para imponer la ideología de género en las legislaciones nacionales en todo el mundo.
La ideología de género tiene muchas caras pero una raíz común: la desnaturalización de la realidad «hombre» como base objetiva de los derechos humanos y por tanto como fundamento de sus deberes morales. Se anulan o relativizan derechos fundamentales como la Vida o el Trabajo y se sustituyen por otros inventados para la dominación de los fuertes contra los débiles. Así los eufemismos «derechos reproductivos» y «salud reproductiva» son un conjunto de directivas para imponer el aborto y la esterilización, especialmente en los países empobrecidos y controlar el potencial revolucionario de estos pueblos sometidos a la explotación y miseria.
Por otro lado, la ideología de genero pretende disolver la distinción sexual entre hombre/mujer y se inventan y promueven artificialmente hasta 6 orientaciones y opciones sexuales diferentes con nefastas consecuencias psicológicas y sociales. La separación existencial entre amor, sexualidad y procreación es la base sobre la que se planifica la destrucción de la solidaridad.
Junto a la desnaturalización del ser humano, la desnaturalización del matrimonio y la familia es un objetivo estratégico ya que los transforma en un cóctel de derechos individualistas tan efímero como destructivo tanto para adultos como para niños. Así, la familia dejaría de cumplir uno de sus principales objetivos: ser cuna y escuela de solidaridad entre generaciones y entre familias y pueblos.
La ideología de género, con su ropaje progresista, es un instrumento ultra reaccionario al servicio de un neocapitalismo que destruye la persona –ser solidario- desde dentro, convirtiendo al ser humano en individuo, moldeable en su identidad primordial. Se trata de impedir radicalmente, en sentido literal, el desarrollo de la solidaridad que todos tenemos sembrada en el corazón.
Por ello, combatir la ideología de género es un servicio objetivo en la lucha por la justicia social.