Si la democracia funcionase bien no se permitiría, como en España, que las rentas del capital que perciben los banqueros tributen sólo el 15%, menos incluso que lo que tributa cualquier obrero medio bien colocado.
Leo hoy en el diario mexicano La Jornada que el Banco de Santander duplicó su volumen de negocios en América Latina en solo los tres años últimos. Lo increíble es lo que dijo Francisco Luzón, responsable de la división América de la trasnacional española, al comentar las cifras de crecimiento de ese grupo financiero en la región: «La democracia está funcionando».
¡Qué cara más dura!
Si la democracia funcionara de verdad los bancos como el Santander no estarían haciendo los negocios millonarios que vienen haciendo a costa de sus clientes y de la actividad productiva de aquellos lugares en los que actúa.
Si hubiera de verdad democracia no se consentirían sus prácticas fraudulentas, su lavado del dinero de los ricos más egoístas, sus operaciones en paraísos fiscales, sus manipulaciones para evadir impuestos, su falta de transparencia, la connivencia de sus mejores clientes, a los que protegen con esmero, con los asuntos más sucios y criminales del planeta.
Si la democracia funcionase bien no se permitiría, como en España, que las rentas del capital que perciben los banqueros tributen sólo el 15%, menos incluso que lo que tributa cualquier obrero medio bien colocado.
Si la democracia fuese efectiva no se permitiría que banqueros como los del Santander hablaran al oido y con prepotencia a los gobernantes para imponerles sus caprichos o la defensa ilegítima de sus privilegios de ricos.
Si la democracia estuviera funcionando en América Latina no sería posible que los banqueros sean cada vez más ricos mientras que crece la pobreza y la desigualdad.
Si la democracia fuese una realidad, estaría prohibida la usura que practican los bancos como el Santander.
Si la democracia y, sobre todo, la Administración de Justicia, funcionaran de veras, los dueños de bancos como el Santander no se estarían librando tan fácilmente de las docenas de acusaciones que hay contra ellos por sus prácticas tan sucias.
Si hubiera democracia, banqueros que de una tacada son acusados de 430 delitos contra la Hacienda pública estarían atravesando los desiertos corriendo de la vergüenza, en lugar de seguir como si nada y reclamando privilegios sin cesar.
Si la democracia funcionara, no existiría el secreto bancario.
Si hubiese democracia, los intelectuales e investigadores independientes no tendrían que escribir que, con las prácticas bancarias y especulativas existentes, «el dinero mata».
Si hubiera democracia, los bancos como el Santander no podrían actuar como vienen haciendo, quedándose vilmente con el dinero de la gente; sus dueños estarían obligados a contribuir en una medida justa a financiar las necesidades sociales; los ciudadanos sabríamos perfectamente cuál es la naturaleza real de los negocios que llevan a cabo; habría más justicia fiscal; y los banqueros no estarían diciendo las tonterías que dice el señor Luzón ganando inmensas fortunas mientras millones de seres humanos se mueren de necesidad.
Si la democracia fuese una realidad en el mundo sería imposible que el señor Botín ganara docenas de millones de euros mientras miles de niños se mueren cada día de hambre.
No, señor Luzón, la democracia que usted dice que funciona es solo la democracia que le permite a usted y a su banco enriquecerse a costa de los demás. Es «su» democracia, pero no una auténtica democracia.
El superbanquero Botín ya sabe lo que ganará en 2006
Emilio Botín ha anunciado unos beneficios récord para el grupo Santander, de 7000 millones de euros para este ejercicio. En el año 2004 anunció 5.000 millones y los superó, en el 2005, 6000 millones y los superó. Pues Botín, en un alarde de prepotencia, anuncia 6 meses antes del final de ejercicio económico unos beneficios de más de 7000 millones de euros. ¿Es un as del management financiero, tiene capacidades adivinatorias ? ó sencillamente, ¿es que hay trampa como en los trucos de magia?
El truco existe, se trata de consolidar ó dejar de consolidar en el balance del grupo los resultados de las filiales del banco en paraÍsos fiscales, las verdaderas autopistas globales del dinero negro.
Juan Torres López