Reclaman a las instituciones que cumplan sus compromisos en favor de los adivasi y los dalit
Decenas de miles de indios de entre los más pobres del país empezaron el miércoles 3 de octubre una marcha de 350 kilómetros, desde Gwalior hasta Nueva Delhi con el fin de denunciar su marginación del desarrollo económico y hacer valer sus derechos en cuanto a la división de las tierras y de los recursos del país.
«Unas 35.000 personas iniciaron la marcha y cuando llegue a Nueva Delhi, esperamos que el número de la gente que participa en la marcha haya alcanzado 100.000», declaró a los medios de comunicación el portavoz de la organización que guía la iniciativa, según informaba la agencia Eglises dAsie.
Dos mil organizaciones indias se unieron a esta acción, calcada sobre el modelo de la «marcha de la sal» de Mahatma Gandhi, en 1930, que acabó alcanzando la independencia de la India. Los participantes atravesarán cinco estados (Madya Pradesh, Rajasthan, Uttar Pradesh, Haryana y Delhi). El viernes, 6 de octubre, fueron entre 40.000 y 80.000 personas, según las fuentes. Varios grupos llegaron a unirse a la columna de salida.
Formada por un inmenso número de personas, todos sin tierras y sin derechos, ya sean adivasi o tribales, dalit o «intocables», trabajadores, pescadores, parados, una gran muchedumbre que componía la marcha, hombres, mujeres y niños, la mayoría descalza, desfilaba de día y de noche, con banderas verdes y blancas, al ritmo de tambores y cantos, haciendo sólo paradas cortas, con el fin de hacer «reconocer su dignidad, su identidad y sus derechos» y que «cesen las discriminaciones de las que son víctimas».
«Mientras que la India alzanzó el nivel de la tercera potencia económica de Asia y tiende, para mantener su crecimiento, a utilizar cada vez más las tierras laborables para su industrialización, el 73% de la población india vive aún de la tierra. Las esperanzas puestas en la llamada revolución verde «se han desvanecido desde hace tiempo, y en muchos estados los suicidios de campesinos se multiplican. Estos últimos vieron agravarse su situación y crecer las diferencias entre una clase media emergente, que goza del arranque económico de la industrialización en la India, y los millones de abandonados a su suerte, entre los cuales hay que contar por lo menos a 400 millones de personas que viven bajo el umbral de pobreza (el 42 % de la población).
“Les hizo falta un gran coraje a todos estos hombres y mujeres para participar en esta manifestación”, reconoce Anand Kumar, responsable para India de la ONG cristiana Christian Aid, interlocutor de la manifestación del lado de Ekta Parishad. «Marchan porque el acceso a la tierra, es la única cosa que puede permitirles vivir y no morir de hambre».
Una primera «marcha por la justicia» se organizó en 2007 y fue seguida por unas 25.000 personas, la inmensa mayoría campesinos acribillados de deudas que reclamaban un acceso a la tierra. El itinerario era el mismo, de Gwalior a Delhi, y duró 27 días. Su fin era denunciar las profundas injusticias de las leyes ligadas al control de las tierras y subrayar la urgencia de reformas sobre este tema en la India. Cinco años más tarde los que habían participado en esta primera marcha no violenta denunciaron que nada cambió.
Esta gran marcha de 2012, llamada «Jan Satyagraha – Marcha por la justicia», es «la acción más grande no violenta jamás organizada a favor del derecho a la tierra, al agua y a los recursos forestales «. Apoyándose en su experiencia de 2007, los organizadores se ocuparon de comenzar las negociaciones con el gobierno mientras se desarrollaba la marcha. Las reivindicaciones de los participantes de la marcha son más precisas y se refieren no sólo a la necesidad de reformas agrarias y del reparto de los recursos, sino también a la creación o puesta a punto de las instituciones que las pongan en práctica.
Se pidió entre otras cosas que se apliquen los compromisos del gobierno asumidos en 2007 para el derecho a la tierra, lo mismo que el Forest Rights Act del 2006. Los organizadores están actualmente en discusión con los diferentes ministros de la Unión India, entre ellos el primer ministro Manmohan Singh, y también con las principales empresas del principio de las confiscaciones de tierras.