La obsesión por tener un heredero varón se ha convertido en India en un verdadero atropello contra cientos de bebés. El país asiático ha registrado unos diez millones de abortos de fetos de sexo femenino en las dos últimas décadas, especialmente entre familias de clase media y alta
Según una investigación de la revista médica The Lancet la determinación del sexo durante el embarazo mediante la ecografía, una práctica que se generalizó en India en los ochenta, ha sido la causa de unos 500.000 abortos selectivos anuales en los últimos 20 años. Esto significa podría haber de 10 millones menos de niñas en este país, porque se les ha negado el derecho a la vida.
Aunque las cifras no lo avalen, la realidad es que el aborto por discriminación sexual fue ilegalizado en la india en 1994. Sin embargo, las familias de clase media y alta consideran imprescindible tener un varón que garantice la continuidad del linaje, los ingresos económicos y que cuide de los mayores. Si después de haber conseguido esto, viene una niña a la familia el matiz de sexo no tiene ya importancia. Pero de lo contrario, la niña que nace es considerada como una carga entre otros motivos porque para poder casarse tendrá que pagar una dote cuantiosa a su marido.
Los casos de millones de bebés a los que se les ha privado de la vida harán mecha en la sociedad india. De hecho, según los censos de población, los nacimientos de niñas caen año tras año desde hace dos décadas. Un ejemplo: en 1981 por cada 1.000 niños había 962 niñas en el segmento de edad de cero a seis años, mientras que en 1991 el número de niñas descendía a 945 y en 2001 a 927.
Si antiguamente preocupaba el infanticidio, una práctica habitual en ámbitos rurales y en poblaciones con bajos ingresos y formación de India y China, ahora se impone el aborto selectivo del que abusan por su poder adquisitivo las clases acomodadas y grupos sociales urbanos.