El Fútbol Club Barcelona ha puesto un broche de oro en las páginas del horror. Después de años publicitando a la Nike, ahora ha bordado nuevas letras sanguinarias en su camiseta: Unicef.
El Fútbol Club Barcelona ha puesto un broche de oro en las páginas del horror. Después de años publicitando a la Nike, ahora ha bordado nuevas letras sanguinarias en su camiseta: Unicef.
Vamos por partes; la empresa ha sido denunciada en diversas ocasiones por esclavista infantil, y el crimen es tan cruel que no hay código de buena conducta que sirva. Primero hay que devolver lo robado. ¿Cómo se devuelve la infancia a los niños que cosen pelotas, zapatillas, etiquetas…? Estos son sólo algunos nombres relacionados con el crimen cometido por Nike: Factoria Doson (Indonesia), SagaZaga Sport (Pakistán), Prodexx, John Peretti… No hay excusas. Son delitos de sangre.
Es inmoral que una entidad deportiva con renombre internacional y sus deportistas, sean quienes sean, limpien la imagen de una compañía esclavista. En el Tribunal Internacional por los Derechos de los Niños, el Barça sería condenado por encubridor. El Barça se beneficia de este patrocinio. ¿No están manchados de sangre estos dólares y sus trofeos?
No es un acuerdo cualquiera. El Sr. Laporta ha declarado: “Unicef son los buenos. El Barça está con los buenos”. Son tan buenos que el Vaticano retiró su colaboración económica en 1996 por diversas razones, entre otras, la evidencia de que Unicef se ha involucrado en la promoción del cambio de leyes nacionales relacionadas con el aborto. Aunque Unicef ha asegurado que no apoya el aborto, su propio informe “El estado mundial de la infancia” presenta “la planificación familiar (anticonceptivos y abortivos) como uno de los medios más potentes para combatir la pobreza. Este informe cita argumentos de la IPPF para “justificar” su postura. La IPPF (Federación Internacional de Planificación de la Familia) es una de las organizaciones que más promueven la anticoncepción y el aborto en el mundo entero. Además, la Unicef participa en la “Maternidad sin riesgos” que no es otra cosa que un título engañoso para encubrir un programa que pretende consegur la legalización del aborto.
Los buenos para usted, Sr. Laporta, no son los buenos para los niños. No se puede servir a dos amos. El Barça sirve a la Unicef, y las redes de Unicef son un importante vehículo para las esterilizaciones forzosas y el aborto, colaborando estrechamente con la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Naciones Unidas para Actividades Población, la IPPF y el Banco Mundial, en esta práctica eugenésica (control de población).
Los buenos, Sr. Laporta? Pasemos al área contraria. La Sra. Veremann, desconocida de todos los “culés” y aficionados al fútbol españoles, es la actual directora ejecutiva de Unicef y responsable del acuerdo con el F.C. Barcelona del Sr. Laporta. En primer lugar tenemos que recordar que la Sra. Veremann fue ministra de agricultura en EUA e interiormente ocupó altos cargos dentro de la multinacional Monsanto, empresa norteamericana que controla el 90% de los cultivos transgénicos a nivel mundial (biotecnología). Cuando el primer problema planetario es que mueren 100.000 personas por hambre cada día, la mitad de ellas niños, es necesario conocer qué intereses defiende. El día 16 de octubre se celebró el Día Mundial de la Alimentación. La fecha, que suele ser una oportunidad para destacar las causas profundas de esta problemática (por ejemplo, la revolución verde o el modelo de exportaciones, responsables de ir desmantelando las fuentes de soberanía alimentaria de los pueblos) fue aprovechada este año por Veremann para impulsar la bioteconología. El informe de Veremann, a nombre de Unicef, bajo el lema “Invertir en agricultura a favor de la seguridad alimentaria”, fue presentado ante la comunidad internacional. Este informe afirma que el “en el mundo, entre el 1 y el 2 por ciento de todos los niños menores de 5 años, es decir, alrededor de 13 millones, sufren desnutrición aguda… la realidad es que se pueden recuperar combinando los tratamientos comunitarios y las nuevas tecnologías”. Es decir, Unicerf apoya la tesis de que el hambre se erradicará con las semillas genéticamente modificadas. Pero es falso: el hambre no se erradicará hasta que el norte enriquecido deje de robar al sur empobrecido. Pero esto no lo reconoce Unicef. Quien paga manda. En este caso, quien gana manda. Como tampoco dirá que las empresas de biotecnología (Monsanto…), persiguen beneficios, se apropian de las patentes y comercializan semillas genéticamente mofidicadas que no se reproducen, es decir, promueven la dependencia de los países empobrecidos hacia las grandes corporaciones. ¿Los buenos, Sr. Laporta? ¿Aún sostiene que Unicef quiere ayudar a los niños? La biotecnología diseña cultivos transgénicos de calidad adecuada para los nuevos mercados, y no se dedica a aumentar la cantidad de alimentos producida. Se invierte en lo que produce lucro. Se hace difícil concebir cómo esta tecnología puede ser introducida en el Tercer Mundo a favor de los hambrientos campesinos. A finales de los 80 una declaración emitida por Monsanto indicaba que la biotecnología revolucionaría la agricultura en un futuro, con productos basados en los métodos propios de la naturaleza; haciendo la agricultura más sostenible se proveería a las plantas con más autodefensas, pondría fin al hambre… La realidad es radicalmente diferente. La biotecnologia es otra forma de expolio. La fiebre genética es biopiratería. El hambre aumenta. La situación de la infancia empeora. Sr. Laporta: la biotecnología que defiende Monsanto, Venemann y Unice es hambre, dependencia, empobrecimiento. Unicef cumplió en 2006 60 años, y el balance no puede ser más negativo: 400 millones de niños esclavizados, niños en la calle, muriendo asesinados por hambre… madres esterilizadas, hermanos abortados…
¿A qué juega el Barça?