La crisis de los migrantes que buscan una vida mejor y de los refugiados que huyen de sus países hacia Europa se ha convertido en una fuente de negocio para quienes la están provocando: el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y otros grupos yihadistas
En la Libia post-Gadafi, según ACNUR, el ISIS impuso peajes por valor de hasta un 30% de los casi 300 millones de euros que el tráfico de migrantes generó en ese país en 2015.
Un beneficio máximo de 88 millones de euros que el califato obtuvo del cobro de comisiones a los traficantes que atravesaron sus puntos de control o que quisieron zarpar desde la franja de costa de hasta 150 kilómetros que los terroristas controlaban alrededor de la ciudad de Sirte, desde principios de 2015. (Sirte ahora ha caído en manos de las milicias libias apoyadas por la ONU).
El tráfico de migrantes sobrepasó el año pasado «cualquier otro negocio de tráfico y contrabando en la región», con un volumen mayor al de otras actividades criminales típicas de la Libia post-Gadafi como el tráfico de drogas, y de cigarrillos y medicamentos.
Mientras tanto Europa cierra sus fronteras, endurece la guardia y eleva las vallas, para evitar la fuga de votos conservadores o socialdemócratas, que pone a las víctimas de las guerras como «causantes del caos y el desorden», ¿a qué nos recuerda esto?
Redacción