“Me temo que ha llegado el tiempo de respaldar lo que he predicado toda mi vida y que es ser fiel a los niños, a los seres humanos“
Con estas palabras Janusz Korczak se despedía de sus allegados en Wawer, sabedor ya de su destino. Murió mártir por no querer abandonar a los niños del asilo ante el campo de exterminio. Algunas personas, entre ellos nazis, le ofrecieron salvarse.
“Usted no abandonaría a su propio hijo a la enfermedad, desgracia o peligro, ¿verdad? ¿Cómo cree que se puede hacer con doscientos niños? ¿Cómo podría uno dejarlos entrar solos en ese vagón de tren cerrado y luego en la cámara de gas? ¿Y cómo podría vivir con el pensamiento de lo que uno ha hecho?”
Figura indispensable aunque tal vez ninguneada en la educación del siglo XX. Cobra más importancia hoy en día, ante un sistema neocapitalista que niega los derechos y deberes de los padres otorgándoselos para sí a través de la educación, la cual ha convertido en profesión de obediencia, sin vocación. Un sistema neocapitalista terriblemente cruel que ha ido preparando una sociedad de seres egoístas, acomodados, acobardados, incultos e insolidarios, para que en momentos como estos se escuden en el no se puede hacer nada.
“No son los tiempos los que ensombrecen a los hombres sino al revés, los hombres quienes ensombrecen a los tiempos”
Janusz Korczak, médico, escritor y educador. Fue movilizado para participar en la guerra ruso japonesa por su condición de médico. Allí pudo ver caravanas de niños huérfanos, hambrientos, mutilados sin hogar, mendigando sobras a los soldados.
“¿Quién atiende a los huérfanos de la guerra? No se puede lograr la liberación de los hombres si antes no conseguimos la de los niños“.
A la vuelta de la guerra decide dedicar su vida al cuidado y educación de los pequeños más desfavorecidos. Cada niño es un ser humano único y debe desarrollar todas sus cualidades y capacidades; sus prácticas pedagógicas procuraban el desarrollo de sus facultades espirituales: responsabilidad, honestidad, solidaridad, democracia, trabajo.
“He leído libros, ahora leo niños”
Uno de esos niños, años después diría: De no haber sido por el asilo no hubiese sabido que en el mundo hay personas rectas, que no roban; no hubiese sabido que se puede decir la verdad; no me hubiese enterado de que hay ley, dulzura, justicia y amor.
La falta de respeto al niño, incluye las falsas interpretaciones que se hacen de las conductas infantiles. En las instituciones que creó, las relaciones entre educadores y niños eran de amistad, participaba a los niños de todo, hasta de las situaciones más dramáticas, la intención era lograr en los chicos el reconocimiento por la solidaridad que recibían y les permitía vivir en una casa donde eran tratados afectuosamente.
“Cimentar la organización de los niños en la simpatía mutua y la justicia. Alejarlos a tiempo de las perniciosas influencias de los problemas de los mayores. Darles años de tranquilidad y ternura para que crezcan y maduren. No oprimir, ni angustiar ni recargar ni descuidar ni agraviar”
Korczak fue director de asilos, no de escuelas, pero además de dirigirlos vivió en ellos, su despacho era también su dormitorio, compartió con los niños la totalidad de las horas del día y de la noche, fue el médico, el lustrador de zapatos, el contador de cuentos, el compañero de juegos, el payaso, el pelador de patatas. Los asistió en los despertares, en los desayunos, en las comidas, en los baños, en el juego y en el reposo. Conoció sus secretos, sus vergüenzas, sus ilusiones. Vivió para ellos y murió con ellos.
“Lo fácil es morir por una idea. Lo más difícil es vivir por una idea, día tras día, año tras año.”
Los actos y las palabras del viejo doctor respondieron a sus convicciones al margen de las consecuencias que pudieron acarrearle. Por ello su decisión de estar junto a los niños en el traslado a Treblinka señala su absoluta coherencia.
“Es duro nacer y aprender a vivir. Me queda un trabajo mucho más simple: morir”
Recientemente la comunidad de Madrid aprobó la ley de protección contra la discriminación por diversidad sexual y de género. Una ley que abarca todos los campos imaginables, entre ellos el de la educación. Con ello pretenden elevar la ideología de género a categoría de ley natural. Otra vuelta de tuerca que da el sistema para decidir y regular lo que podemos decir, hacer o pensar. El querer imponer un sistema de pensamiento ético determinado tiene un nombre: Totalitarismo.
De nuevo son los niños las víctimas,y al igual que los nacionalsocialistas de la época de Korczak utilizaron la violencia para conseguir sus fines, hoy otro totalitarismo instala un sistema sancionador que será capaz de multar hasta con cuarentaycinco mil euros a quien ose infringir esta ley.
“Hay leyes humanas y leyes divinas, las humanas son transitorias, las divinas son eternas. En mi vida solo obedezco a las leyes divinas, eternas. La ley que ordena usar brazalete a los judíos la considero humana, transitoria, por tanto no voy a obedecerla“.
La voz de Janusz Korczak fue y es irritante para los responsables de las calamidades que azotan al género humano y hacen a los niños víctimas obligadas. No es posible acallar su voz, porque él eligió morir afirmando cuanto había dicho y realizado. Resulta más simple ignorarlo.
Pero la historia se repite y se siguen necesitando voces como aquella, en nuestra mano está el ser una de ellas.
Autor: Álvaro M.