Si hay unos premios sospechosos de servir a intereses políticos oscuros, esos son los premios Nobel, especialmente el de la Paz. Es un premio que en muchas ocasiones han utilizado los poderosos para facilitar la penetración de sus valores ideológicos.
Destacados miembros del Club Bilderberg, como el impresentable H. Kissinger, han sido galardonados para escarnio y escándalo de la humanidad. Al Gore, ex vicepresidente de EEUU, también recibió el premio para que la opinión pública se tragara una nueva estrategia imperialista de control de población. La concesión del Nóbel al presidente Obama dejó paralizados a sus propios asesores áulicos, Obama ha reanudado los planes de EEUU para financiar el aborto y las esterilizaciones en países empobrecidos; ha rechazado la firma de convenios contra el armamentismo, las minas antipersona…; ha incrementado la presencia militar en Afganistán.
El actual presidente americano es la figura que el imperialismo trasnacional necesitaba. Su diseñada potencia mediática es fundamental para la implantación de directrices a nivel mundial, manteniendo el poder opresor de los poderosos contra los débiles; de los enriquecidos contra los empobrecidos.
La conjunción «planetaria» entre Obama y Zapatero, anunciada hace meses por la millonaria socio-lista Leire Pajín, no es tan ridícula como parece a primera vista. Obama, como Zapatero, son lobos reaccionarios con piel de cordero progresista. Nuestro presidente ha conseguido que España pase del 9º al 6º país exportador de armamento. Exportaciones a países en guerra o que violan los derechos humanos.
Zapatero ha reforzado una ley que convierte el asesinato de los niños no nacidos en un derecho; ha promulgado una ley de extranjería que trata a los inmigrantes empobrecidos como mercancías o delincuentes persiguiendo la solidaridad con ellos. Por tanto nuestro deber es quitar la piel de cordero a estos lobos para que el pueblo, y la sociedad en general, conozcan las verdaderas causas de los problemas humanos.