Según el Informe “Feronia Inc. Una diosa desnuda”, los fondos públicos de cooperación al desarrollo de Francia, Reino Unido y España se están usando para rescatar a empresas acaparadoras de tierras en África.
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y el CDC Group (Commonwealth Development Corporation) de Reino Unido, entre otras instituciones de desarrollo, están financiando, actualmente, a Feronia Inc., una empresa agrícola canadiense que produce aceite de palma y que está acusada de apropiación de tierras y de abusos de derechos humanos en la República Democrática del Congo. Lo estarían haciendo a través del Fondo Africano para la Agricultura (AAF), gestionado por la empresa Phatisa, con sede en Mauricio, conocido paraíso fiscal africano.
Es la información que desvela una investigación patrocinada por la ONG Mundubat y por la Fundación Grain y que cuenta con el apoyo de la revista Soberanía Alimentaria y de la Plataforma 2015 y más. Como resultado de esta investigación, se ha publicado el informe “Feronia Inc. Una diosa desnuda: De cómo empresas acaparadoras de tierras son rescatadas por fondos públicos de cooperación al desarrollo”.
Para Paul Nicholson, del movimiento internacional La Vía Campesina, el informe “es muy bueno porque saca a la luz todas las trampas, las corrupciones, la militarización y la captura de los recursos naturales con el apoyo de los gobiernos occidentales y demuestra la implicación hasta de las Agencias de Cooperación”.
Por su parte, Iñaki Markiegi, presidente de Mundubat, declara que el informe visibiliza cómo algunos fondos de la cooperación institucional «se utilizan para apoyar a multinacionales” que, además de acaparar tierras en los países del Sur, “en muchas ocasiones, incluso, arrojan de ellas a sus dueños legítimos, que las han trabajado, durante siglos, para alimentar a sus familias y comunidades”.
Acaparar tierras y violar derechos humanos y laborales
Los líderes de una comunidad congoleña, que reside en las más de 100.000 hectáreas que ocupa el monocultivo de palma africana, afirman que estas tierras fueron apropiadas ilegalmente y que nunca dieron su consentimiento para que Feronia se instalara. Ya el pasado 8 de marzo, en un comunicado, más de 60 jefes tradicionales de Yahuma, en el distrito de Lokutu —donde se encuentra el 90% de la plantación de palma aceitera de Feronia—, exigían “el inicio de las negociaciones para conseguir nuestros derechos a las tierras que nos arrebataron ilegalmente”.
La compañía canadiense también habría impedido el uso de las tierras que están sin trabajar para que la población local pudiera mantener sus animales y huertos de subsistencia; habiéndose dado casos de personas que han sido multadas, azotadas y enviadas a prisión por recoger frutos en estos terrenos.
Además, Feronia estaría explotando a los trabajadores, con sueldos de 1,50 dólares al día, una cifra significativamente menor al salario mínimo de la República Democrática del Congo. Mientras, en 2010, los principales directores de Feronia cobraron mil veces el salario medio anual de los trabajadores de su plantación.
La palma africana se ha convertido en el monocultivo del siglo XXI y su expansión no parece detenerse, arrasando millones de hectáreas de bosques y tierras campesinas. El aceite de palma es el aceite vegetal más utilizado del mundo y se usa en cosméticos (champús, maquillaje, etc.), en combustibles para los vehículos y, a través de la industria agroalimentaria, en miles de productos (cremas de queso y cacao para untar, panadería, bollería y pastelería industrial, precocinados, etc.).
Como sentencia este informe, “el caso de Feronia es un ejemplo de las relaciones que existen entre los procesos de acaparamiento de tierras, de destrucción de ecosistemas y de comunidades locales, y del dudoso uso de paraísos fiscales por parte de fondos públicos y privados”.
Autor: Ana Henríquez