Ante el silencio reinante en los medios respecto a las causas de la esclavitud infantil y su silenciamiento por los sindicatos en el 1º de Mayo, no me resisto a escribir sobre este grave problema que afecta a 400 millones de niños en todo al mundo, y al menos a medio millón en España.
El 16 de abril, es el aniversario del asesinato del niño esclavo Iqbal Masih a manos de las mafias tapiceras de Paquistán, y ante el silencio reinante en los medios respecto a las causas de la esclavitud infantil y su silenciamiento por los sindicatos en el 1º de Mayo, no me resisto a escribir sobre este grave problema que afecta a 400 millones de niños en todo al mundo, y al menos a medio millón en España.
La esclavitud infantil tiene causas políticas y económicas, y hoy son legión los niños esclavizados al servicio de nuestra industria multinacional, de las guerras alimentadas desde las naciones enriquecidas, de nuestro turismo sexual, los provocados por la inmigración forzosa…, constituyen, además, el primer problema laboral del planeta, y por tanto, sindical. Sin embargo, los partidos y sindicatos parecen mirar para otro lado, afirmando, como lo ha hecho una organización sindical española, que «para eso ya tenemos una ONG», o reconociendo, como otra, que los niños esclavos no están entre sus defendidos.
Con sus hechos demuestran que para ellos lo «serio» es la pela de sus burócratas sindicalistas, pues sus «luchas sociales» han conseguido como logro más de 200.000 puestos de liberados a sueldo, constituyendo la segunda mayor empresa del Estado, sólo después de la administración; pero lo «anecdótico» (así han calificado a la esclavitud infantil algunos altos mandatarios de las Naciones Unidas y algún que otro supuesto defensor del pueblo), se deja en manos de las ONGs, que además de haber demostrado su ineficacia, son a menudo, tristemente, comparsa de las propias multinacionales que explotan a la infancia. Y esta corrupción manifiesta se reconoce sin el menor rubor.
Si las estructuras que tendrían que servir al pueblo no lo hacen, deberán ser reemplazadas. El día internacional contra la esclavitud infantil es una denuncia incontestable a la pasividad de nuestra clase política y sindical y una invitación para todos a colaborar.