La ESTRATEGIA ABC de PREVENCIÓN DEL SIDA

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Jokin de Irala, profesor titular de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra, y firmante del consenso Lancet, realiza en el Diario Vasco una explicación amplia del ABC de la prevención


Comite Independiente Anti-Sida
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Publicado el 29-01-2005

  1. La Iglesia nunca ha considerado que el preservativo sea la solución ante el sida y sigue convencida de que no es la solución al problema. La Iglesia está convencida de que su doctrina en materia de sexualidad es, de hecho, la mejor garantía que hay contra estas enfermedades. Lo científico es afirmar que la prevención más eficaz en contra del sida consiste, en primer lugar, en evitar relaciones sexuales. En segundo lugar, mantener relaciones sexuales mutuamente monógamas. Sin embargo, algunas personas deciden libremente no aceptar dichas recomendaciones. En estas ocasiones puede entenderse que los profesionales de la salud usen cauces exclusivamente personales y nunca campañas poblacionales que no distinguen quien recibe el mensaje, para recomendar que es mejor, en ese caso concreto, tener relaciones con el preservativo. La Iglesia se limita a constatar este hecho y afirma que no tiene sentido ofrecer de entrada el preservativo al 100% de la población sin antes haber hecho todo lo posible para que la población entienda y aplique lo avalado científicamente como lo más eficaz contra el sida pero nunca ha afirmado que el preservativo sea una opción moralmente aceptable.
  2. Tampoco sería correcto aconsejar el preservativo en estos casos concretos sin advertir a esa población de los siguientes puntos importantes:
    • Nunca se puede hablar de eliminación del riesgo de contagio sino de reducción.
    • Aunque el riesgo de contagio del sida sea pequeño, en términos de probabilidad y en un año, dicho riesgo se va acumulando y aumentando con los años.
    • Las campañas indiscriminadas de «sexo seguro», tal como se plantean en nuestro país ,pueden conducir a muchos jóvenes a iniciar precozmente sus relaciones sexuales y padecen más fallos del preservativo que en las poblaciones donde se han realizado los estudios de eficacia. Estamos hablando de una enfermedad mortal.
    • Los preservativos no son métodos considerados eficaces ni para prevenir embarazos ni para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual con graves consecuencias para los jóvenes como la clamidia, el herpes o el virus del papiloma humano, que se están convirtiendo, de hecho, en auténticas epidemias en lugares donde el preservativo se usa extensamente.
  3. El consenso publicado en el Lancet sobre la estrategia de prevención ABC debe entenderse bien. La letra «A» por «abstinence», significa que lo prioritario y 100% eficaz para prevenir la infección es abstenerse de relaciones sexuales, es decir, recomendar a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de éstas. Lo mismo se puede decir de la monogamia mutuamente fiel, representada por la «B» de «be faithful» («sé fiel»). Finalmente, y en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la «C», recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio. Este consenso avala lo que la Iglesia lleva enseñando desde siglos sobre sexualidad en cuanto a los componentes «A» y «B». La Iglesia aporta un matiz importante al consenso en el sentido de que incluso a poblaciones de riesgo como las personas promiscuas, los usuarios de drogas o las que ejercen la prostitución, insistiría siempre en que lo mejor para ellos es volver al planteamiento de no tener relaciones sexuales y de fidelidad. El preservativo no deja de ser un parche que no elimina un riesgo mortal.
  4. Las autoridades sanitarias españolas siguen sin tener en cuenta las evidencias científicas sobre la prevención del sida:

    a) No es pertinente pedir a la Iglesia católica que no cuestione la validez del preservativo en la prevención frente al sida. No es la Iglesia sino los documentos científicos quienes afirman que donde se ha aplicado una política distinta a la de nuestro país «la reducción del número de parejas ha contribuido más que el condón a reducir la incidencia de infecciones». El consenso Lancet está firmado por expertos e investigadores de diferentes universidades prestigiosas y por expertos de la OMS en programas de sida.

    b) Se confunde a la población cuando se afirma que «el preservativo es la única y más eficaz tecnología disponible hoy en día para reducir la transmisión sexual del VIH y otras Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)». En vez de hablar de tecnologías, hablemos de medidas de prevención. Hay que afirmar que el preservativo no es ni la única ni la más eficaz medida de prevención del sida, tal como se afirma en el consenso Lancet. Es más, el preservativo no es eficaz contra algunas ETS graves como el virus del papiloma humano.

    c) La ciencia no dice que la abstinencia es «también efectiva» sino que «es lo único 100% eficaz y más eficaz que el condón». Habría que dejar de lado el falso paternalismo de afirmar que los jóvenes no son capaces de seguir estas recomendaciones. Infórmese de la verdad y ellos decidirán.

    d) No tiene sentido que las autoridades sanitarias afirmen que «la abstinencia, aun siendo también efectiva, no es una propuesta realista para la inmensa mayoría de los ciudadanos». Según el INE, solamente un 18% de los jóvenes inician sus relaciones sexuales antes de los 16 años. Lo que debe plantearse el Ministerio de Sanidad es la aplicación de los medios disponibles de educación sanitaria para que la población acabe aceptando lo que es mejor para el bien común con tal de que lo avale la ciencia, aunque no coincida con una ideología determinada. Tampoco era realista, aparentemente, plantear la lucha contra el tabaco hace años cuando en muchos estratos de edad más del 75% de la población fumaba. Sin embargo, se ha hecho todo lo posible por el bien común y no se consideró que esto era una cuestión moral. Hay países con realidades peores que las del estado español donde se ha conseguido que la proporción de jóvenes que inician sus relaciones sexuales antes de los 16 años pase del 60% al 5%. La evidencia científica ha demostrado que esto es posible si un gobierno tiene la voluntad para ello. Se trata de salvar vidas humanas.

    e) No se entiende tampoco que se afirme que «el matrimonio, la unión estable y la fidelidad no son necesariamente una protección contra el VIH» cuando prestigiosos especialistas de salud pública (ver British Medical Journal) afirman, por el contrario, que son los puntos fundamentales en toda estrategia de lucha contra el sida. Las campañas publicitarias que se han llevado a cabo en nuestro país, que asumen la promiscuidad en nuestra sociedad sin decir nada en contra, son un ejemplo de medida preventiva no avalada por la ciencia. Según el INE, la mayoría de los españoles tampoco saben que evitar la promiscuidad es importante para evitar el sida, ¿hay que dejar de explicarles lo contrario porque algunas autoridades sanitarias opinen que es un asunto de moral y no de ciencia?.

    La Iglesia tiene mucho que ofrecer a la sociedad en la prevención del sida porque es experta en enseñar los componentes «A»y «B» de la estrategia ABC citada en Lancet y avalada por la ciencia como «pilares imprescindibles en la prevención del sida». Por encima de ideologías, la Iglesia ruega a las autoridades sanitarias que apliquen todo lo aceptado por la ciencia y no solamente algunos aspectos aparentemente más rentables desde el punto de vista político. Por su parte, el Gobierno puede tener la seguridad de que la Iglesia seguirá en su labor difundiendo los componentes «A» y «B» del consenso Lancet.