La familia es la piedra angular del edificio social

11768

“La familia es la piedra angular de todo el edificio social. Es la fuente de la fraternidad” Si en la actualidad mostramos esta frase a un grupo de personas preguntando su origen, la mayoría nos dirá que pertenece a alguna encíclica de algún Papa o al sermón de algún clérigo. Pues nada más alejado de la realidad, es un fragmento de un texto del Congreso de la I Internacional -la Asociación Internacional de Trabajadores-, celebrado en Lausana en 1867.
Y es que los proletarios pobres, en los orígenes del Movimiento Obrero, eran conscientes de la explotación que padecían porque lo eran también de su dignidad como personas. Se sabían sujetos de deberes y por ello exigían con fuerza los derechos que tenían para realizarlos con libertad y responsabilidad. Su única esperanza, la asociación y la cultura, las armas que le permitieran protagonizar sus vidas. Estaban empeñados en un futuro de justicia y libertad para todos los hombres, donde fuera posible la fraternidad universal. ¿La piedra angular para esta construcción social?: LA FAMILIA.
Ese capitalismo depredador ansía, hoy como ayer, lucro y poder a cualquier precio. Destruye la familia y ahora más, la aniquila.
Hijos sin padres: hijos de inmigrantes que salen de su país a en busca de trabajo y no regresan; niños migrados forzosos no acompañados por su familia; huérfanos de la guerra; niños esclavos; niños abandonados, niños abortados….Padres que han perdido a sus hijos: por muerte de hambre; por enfermedades curables no tratadas; por la violencia de las bandas; por las drogas…y hasta por suicidios…Familias rotas por otras mil causas: paro, precariedad, divorcios, malos ratos, alcoholismo y otras dependencias…
Pero en todos esos casos aún hablamos, tenemos al menos como horizonte de deseo, la familia natural construida sobre la unión de un hombre y una mujer. Proudhon, unos de los padres del anarquismo, aquellos ateos que defendieron el amor libre frente a los matrimonios por conveniencia, dejó escrito que “el matrimonio es el sacramento de la justicia, el misterio viviente de la armonía universal, la forma dada por la naturaleza para la religación del género humano”. Con estas palabras defendían aquellos luchadores por la justicia la belleza del amor humano.
Pero el capitalismo evolucionado ha construido su propia disidencia, de forma que hasta la subversión trabaje a su servicio, a favor del máximo lucro y poder para una élite cada día más reducida y más ostentosamente privilegiada. El capitalismo ha descubierto que quizás no sea necesario explotar al hombre desde fuera, que no sea necesario reprimirlo con policías o fuerzas armadas, quizás sea suficiente con alienarlo en la búsqueda desmedida de placer (que para dinero y poder ya se basta la élite) y consumismo barato hasta generarle dependencias: ludopatías, pornografía, prostitución, patía de compras…
Destruyendo la estructura básica solidaria en lo más íntimo del ser humano, la sexualidad, la persona queda destrozada, clausurada en sí misma e incapaz de un desarrollo solidario que le permita construir sociedad, de oponerse a cualquier agresión externa en una lucha solidaria. Así, sólo así podemos entender el auge de la ideología de género y el extraordinario apoyo que recibe del poder político, económico, académico y mediático que conforman y sostienen el sistema capitalista.
“Es imposible repetir demasiadas veces que lo que ha destruido la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo” Chesterton.

Editorial revista Autogestión