La Iglesia, en su opinión, debe optar por 'la denuncia profética' y por decir claramente que 'así no -con medidas como la devolución a sus países de origen, el traslado arbitrario a la Península o acogida insuficiente—no se responde de forma adecuada a la inmigración'.
Las devoluciones y los traslados a la península «no constituyen la solución para solventar la llegada de inmigrantes subsaharianos a las Islas Canarias, sino afrontar el problema seriamente desde la raíz y en el origen», según apuntó ayer el obispo de Sigüenza-Guadalajara y presidente de la Conferencia Episcopal de Pastoral Social, Monseñor Sánchez González
La Iglesia, en su opinión, debe optar por «la denuncia profética» y por decir claramente que «así no -con medidas como la devolución a sus países de origen, el traslado arbitrario a la Península o acogida insuficiente—no se responde de forma adecuada a la inmigración».
Sánchez González, intervino, junto con el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Juan José Omella, así como el secretario general de Cáritas Española, Silverio Agea, y representantes de diversas Cáritas, en la presentación de la postura de la Iglesia y Cáritas ante la realidad actual de la Inmigración en España.
El acto coincide con la culminación de dos años de trabajo de sensibilización de Cáritas en materia de inmigración (a la que ha dedicado sus dos últimas campañas) y en vísperas de la celebración del Foro Social Mundial de las Migraciones, que tendrá lugar en Madrid.
En este sentido, precisó que el apoyo en origen para frenar los flujos migratorios esta todavía «lejísimos».
No tiene solución a no ser que se afronte el problema seriamente de raíz y en el origen y eso está lejísimos», indicó.
A su juicio, no es la Iglesia, en todo caso, la que puede dar la alternativa a un fenómeno que exige un nivel de intervención desde la dimensión diplomática, de sensibilización en origen y destino, ayuda al desarrollo, transformación de la globalización y acogida digna de los que llegan. En esta última tarea, destacó la labor de las diócesis de Tenerife y Gran Canaria que, a su juicio, es «admirable», pero insuficiente.
No obstante, también advirtió de que la visión de la clandestinidad está adulterada, porque la mayor entrada de inmigrantes en situación irregular se produce a través de aeropuertos y fronteras terrestres. «La llegada en patera o cayuco suscita más sensibilidad porque en ellos se juegan la vida», dijo al tiempo que defendió la acogida cordial de los que llegan, un tratamiento con respeto total a su dignidad y el diálogo con ellos