En el curso sobre “noviolencia y mundo actual del Aula Malagón-Rovirosa” se presentó la noviolencia como una forma superior de cultura. El desafío del siglo XXI será el encuentro con el otro, decía kapucinsky. Pero ¿Cómo es posible en un mundo de violencia estructural?
“La respuesta la encontramos en el compromiso”, se defendió en el curso, “cuya etimología es la de dar la palabra a otros para luchar hasta la muerte con ellos”. Durante este fin de semana el punto de arranque ha sido una historia concreta en nuestro corazón: “el sufrimiento de otros, con los que nos queremos comprometer”
En el curso se explicitó, que el sustrato cultural en el que tenemos enterradas nuestras raíces, nos presentan la palabra Paz entendida de tres formas diferentes:
La paz griega “Irene” con un sentido de descanso y relajación; la paz romana “pax” entendida como el control del poder establecido en todos su frentes; y por último la paz judía “Shalom” que se entiende cuando leemos el salmo que dice “la paz y la justicia se besan”.
“En nuestra vida intercambiamos con naturalidad hechos, que reflejan cada una de las formas de paz. La que nosotros podemos alcanzar a través de la noviolencia es PAZ=SHALOM, frente al escapismo y los acuerdos de las anteriores” afirmaron en el curso.
A lo largo del curso, se apuntó que “la inocencia tan despreciada entre nosotros es fundamental para reeducar la mirada”
Como ejemplos, una mirada de un niño que se asombra con el misterio de la vida y que algunos adultos no la han perdido y han encontrado la verdad, la bondad y la belleza de las cosas y han luchado con la angustia, la urgencia y la esperanza por construir un mundo donde la verdad y la justicia se besan.
Como testimonio en la historia se mostró la vida deKorczak un hombre que vivió en el gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial y aún hoy se le recuerda todos los años con una marcha silenciosa que termina en la casa donde vivió. En su entusiasmo por vivir la vida enraizada en el Ideal educó a muchos niños pobres polacos en la libertad y la responsabilidad y el respeto a la dignidad de toda persona humana.
En el curso se analizaron los distintos modelos de dominación que los responsables enumeraron como:
La explotación, o lo que eufemísticamente se ha llamado modelo asimétrico de distribución del trabajo; la penetración, que consiste en el control de la mente de la parte dominante sobre la dominada; la fragmentación, cuando los dominadores consiguen relacionarse con los dominados y los corrompen y enfrentan; y por último la marginación, o el hecho de que los dominados creen sus propias organizaciones al margen de los dominadores. Cada uno de los modelos los hemos representado en grupos con la técnica de las estatuas.
Al final de curso se ha terminado hablando del perdón, un diálogo fundamental para entender el motor de la noviolencia.
El grupo de teatro Dignitas, ha tenido la oportunidad de hacer una representación de una obra que ha suscitarnos una reflexión en este sentido como punto de partida al diálogo. Tres historias en las que las víctimas han perdonado a sus agresores y han conseguido transformar el dolor de sus corazones en esperanza y han liberado a los verdugos del mal que los enfrentaba.