La Pandemia X. (II) ¿Prolegómenos de un nuevo totalitarismo biopolítico? Una pandemia global muy «anunciada»

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La estrategia de la desinformación

Uno de los mayores problemas a la hora de enfrentarse al análisis de la realidad es el nivel masivo de desinformación deliberada que hay para ocultar a los protagonistas reales[1] de las decisiones que se han tomado y se están tomando. Se ha generado una nube global de toxicidad informativa a través de las redes sociales y ni si quiera los organismos oficiales están libres de estar obedeciendo a estrategias comunicativas para intoxicar a la opinión pública.

Por ejemplo un tema  especialmente intoxicado que está apareciendo es la guerra en el interior de la OMS por la creciente influencia de China frente a la tradicional  influencia occidental[2].

Desde su fundación en 1948, el presupuesto de la OMS tiene dos fuentes: las cuotas y las contribuciones voluntarias. Cada Estado miembro debe pagar una determinada cantidad para ser parte de la organización; esto se denomina «cuota asignada» y su cantidad depende de la población y el desarrollo económico de un país. Las contribuciones voluntarias son donaciones de los Gobiernos y socios como organizaciones benéficas y fideicomisos, y la financiación suele destinarse a proyectos concretos.

La OMS, que cuenta con 194 Estados miembros, funciona en un ciclo presupuestario de dos años. Y para 2020 y 2021, su presupuesto asciende a unos 4.800 millones de dólares, o 2.400 millones de dólares por año.

A principios de este siglo, la organización recibió casi la mitad de su presupuesto en forma de cuotas de los Estados miembros, pero ahora estas se han reducido a alrededor del 20 % de sus ingresos. Esto significa que la OMS ha pasado a depender más de las contribuciones voluntarias para llevar a cabo su trabajo[3]. Esta dependencia deja a la OMS altamente susceptible a la influencia de países u organizaciones particulares[4].

Además la noticia se ha confirmado en estos días. El presidente de los EEUU ha anunciado su salida de la OMS dejando en manos del propietario de Microsoft la principal financiación del organismo. La OMS queda así a expensas de Bill Gates y algunos millonarios afines, ya que el resto de países solo cubren los salarios del organismo. Por otra parte decir que el multimillonario ha colocado miles de millones de euros en 7 vacunas, una de ellas está en la fase más avanzada a nivel mundial.

Las contribuciones de China a la OMS han aumentado en los últimos años: 52 % desde 2014, hasta alcanzar aproximadamente 86 millones de dólares. Si bien este salto se debe en gran medida al aumento de las cuotas de China, Pekín también ha aumentado ligeramente las contribuciones voluntarias, de 8,7 millones de dólares en 2014 a aproximadamente 10,2 millones de dólares en 2019.  Aun así, no logra compararse con lo que aporta Estados Unidos, que es, de lejos, el mayor donante de la organización. Entre 2018 y 2019, la contribución total de Washington a la OMS fue de 893 millones de dólares. Las donaciones de EE. UU. representan alrededor del 15% de todas las contribuciones voluntarias a nivel mundial. El segundo país miembro con las mayores contribuciones es el Reino Unido, que pagó 434,8 millones de dólares en concepto de cuotas y donaciones durante ese período, seguido de Alemania y Japón. A pesar de su baja participación en el financiamiento general de la OMS, los expertos afirman que las crecientes contribuciones financieras de China aumentan su peso, particularmente en un momento en que se considera que Estados Unidos se quiere desligar de las organizaciones internacionales y amenaza con recortar la financiación de la salud mundial.

Por tanto, no nos queda más remedio que ir juzgando  los diferentes «hechos» en base a la coherencia de su lugar en el puzle que estamos intentando hacer a sabiendas de la complejidad del mismo ya que se empieza a vislumbrar la influencia de un importante conflicto geopolítico[5]. Sabemos que Japón no improvisa y trabaja a largo plazo. ¿Por qué están retirando las empresas japonesas sus inversiones directas de China?

Por otro lado, el entrecruzamiento de organismos, instituciones, personas en diferentes planos es enorme. Un actor genérico fundamental en toda la estructura política mundial son los fondos de inversión privados o soberanos que con su poder financiero y su libertad de acción  participan de diversas corporaciones (especialmente tecnológicas) y condicionan a gobiernos que a su vez tienen capacidad de influencia en instituciones y organismos de la «salud global».

Por ejemplo y para que estemos atentos a la bolsa, estos fondos estarían encantados de encontrar un país como España barrido económicamente por la pandemia y que podrían comprar a precio de saldo[6].  Esto supondría una reasignación de recursos a nivel mundial brutal para estrategias posteriores[7] como por ejemplo la instalación  de la red 5G.

También estos fondos financiero-tecnológicos  forman parte de las mismas empresas globales que orientan la opinión pública a través de las redes  y plataformas digitales. Al mismo tiempo, estos fondos participan directa o indirectamente también de las agencias de nuevo cuño que se encargan supuestamente de desbrozar la mala información y garantizar la veracidad de la misma simplemente remitiéndose a organismos oficiales que previamente  ya han sido penetrados por los mismos fondos[8]. Y todo esto sin contar con la cantidad de dominios delictivos  que surgen en internet en momentos de caos y confusión.  Por tanto, vamos a intentar remitirnos en muchos momentos al simple sentido común sobre los hechos que son públicos.

Lo primero  que nos encontramos es que esta «pandemia X» estaba anunciada en la red,  en el cine y en la televisión y al mismo nivel que en la OMS. Varias películas y series producidas sobre todo por nuevas plataformas digitales relatan con espectacular detalle este fenómeno que puede destruir la economía de un  país como España, una de las primeras ( 13º)  economías del mundo. También desde hace unos años era habitual encontrarse con intervenciones de diferentes personajes como Bill Gates anunciando públicamente la posibilidad de que esto sucediese. Por cierto, estructuralmente preparado para «dar respuesta» a esta crisis.

Leer : La Pandemia X ¿Prolegómenos de un nuevo totalitarismo biopolítico? Descubriendo la verdad

La película de la OMS

En  el otoño de 2019, un informe de Naciones Unidas y el Banco Mundial avisaba del serio peligro de una pandemia que,además de cercenar vidas humanas, destruiría las economías y provocaría un caos social[9]. La certera descripción impresiona:

«Si es cierto el dicho de que «el pasado es el prólogo del futuro», nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado»[10].

 

Llamaba a prepararse para lo peor: una epidemia planetaria de una gripe especialmente letal transmitida por vía respiratoria. Señalaba que un germen patógeno de esas características podía tanto originarse de forma natural como ser diseñado y creado en un laboratorio[11], a fin de producir un arma biológica. Y hacía un llamamiento a los Estados e instituciones internacionales para que tomaran medidas a fin de conjurar lo que ya se describía como una acechanza cierta. La presidenta del grupo que firmaba el informe[12], Gro Harlem Brundtland, antigua primera ministra de Noruega y exdirectora de la Organización Mundial de la Salud, denunció que un brote de enfermedad a gran escala era una perspectiva tan alarmante como absolutamente realista y podía encaminarnos hacia el equivalente en el siglo XXI de la muy mal llamada “gripe española”  que durante 1918 y 1919 infectó a 500 millones de personas en todo el mundo y originó entre 50 y 100 millones de víctimas. Desde entonces, han surgido nuevos brotes epidémicos como el de la gripe H1N1 de 2009, la gripe aviar H7N9 que ha infectado a más de 1.500 personas en China desde 2013, el del ébola en el África Occidental en 2014, el zika en Sudamérica, el MERS-Cov en Oriente Medio o la actual epidemia de enfermedad por virus del Ébola en República Democrática del Congo.

Aunque ninguna de estas epidemias ha tenido el impacto de la gripe de 1918 y el contacto entre humanos ha sido extremada­mente limitado, los científicos muestran preocupación por el aumento del número de brotes epidémicos que se está produ­ciendo en los últimos años. El número de enfermedades nuevas por década se ha multiplicado por cuatro durante los últimos se­senta años y desde 1980 el número de brotes por año se ha tri­plicado. En el caso concreto del virus H7N9 se está observando que puede adaptarse para diseminarse de manera efectiva entre la población.  Estos datos hacen pensar que ha comenzado una nueva era en el riesgo de epidemias. El número y diversidad de los even­tos epidémicos se ha incrementado durante los últimos treinta años, una tendencia que se espera que se intensifique en el futuro[13].

[14] Casi el 75 % de las enfermedades infecciosas emergentes en hu­manos son zoonosis, los patógenos que más comúnmente las producen son los virus ARN, la mayoría procedentes de animales no domésticos. El SARS (síndrome respiratorio agudo grave) surgió como una enfermedad respiratoria y gastrointestinal en el su­roeste de China y, en unos meses, se había extendido a 29 paí­ses, donde provocó 8.098 casos y 774 muertes.

Por otro lado, desde hace varias décadas la resistencia a los antimicrobianos (RAM), esto es, la capacidad de los microbios para soslayar sus efectos, constituye una amenaza creciente para una gama cada vez mayor de enfermedades infecciosas. Un número creciente de agentes infecciosos (clásicos) como son los que provocan la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea o la salmonelosis, se están haciendo fuertes frente a los antibióticos.

Se estima que al año mueren unas 50.000 personas (valor inferior), por causa de la RAM solo en Europa y EE. UU., y unas 700.000 en todo el mundo. En el año 2050 la cifra podría llegar a los 10 millones de individuos. Hay estimaciones sobre las consecuencias que la RAM tiene para la economía que no deben pasarse por alto. Por ejemplo, se ha calculado que su coste anual para el sistema sanitario de EE. UU. estaría entre 21.000 y 34.000 millones de dólares, gasto al que hay que agregar más de 8 millones de días adicionales de hospi­talización

Una de las causas  que acrecienta este riesgo es el llamado eufemísticamente » uso dual de la biología»[15]. Es decir el uso militar ( incluido el terrorista) de la misma reforzado sobre todo la creciente falta sentido moral y ético de gran parte la comunidad científica. La cual trabaja tanto para organizaciones estatales cuyo objetivo fundamental es incrementar el poder geopolítico como para laboratorios privados[16] que pudieran convertir el riesgo en un negocio económico global.

La convergencia de una falta de ética científica y política sobre todo en países cuya tradición cultural no tiene ningún apego – ni siquiera formal – por los derechos humanos; con la existencia de un mundo más globalizado gobernado por los principios de lucro y poder;  y sobre todo con una distribución radicalmente injusta de la riqueza a nivel mundial que hace que el 80 o el 90% de la humanidad no tenga a su disposición sistemas sanitarios y sociales  con las mínimas garantías humanitarias, convierte un brote local de alcance epidémico, natural[17] o artificial, en  un riesgo global totalmente predecible. Y por tanto utilizable como arma política si tienes el poder para ello.

Si riegas el mundo con gasolina lo normal es que más pronto que tarde cualquier chispa lo incendie.

Así, desde el punto de vista político, la responsabilidad de las instituciones públicas nacionales e internacionales , de las grandes corporaciones multinacionales es evidente. Los enfrentamientos geopolíticos tanto de EEUU, China, Rusia o la UE interconectados con los intereses de las grandes empresas que controlan financieramente toda la base científica, tecnológica y  productiva del mundo hace verosímil que un tipo de pandemia generada, inducida o permitida pueda ser utilizada para cualquier objetivo político-económico.

Es evidente que, según veamos cómo  han actuado y cómo actúan estos actores en relación a la pandemia del covid-19, podremos afinar más sobre las verdaderas causas y sobre las consecuencias que tendrá esta crisis.

«Cada nuevo brote tiene el potencial de tener consecuencias geopolíticas, no solo por las pérdidas de vidas sino también por alterar el comercio y la productividad económica, a nivel nacional, regional e internacional. La gravedad de estos impactos depende de la conexión del país con el resto del mundo, de la mortalidad del brote y de su forma de propagación»[18]

Carlos Llarandi y Alberto Mangas

Militantes del Movimiento Cultural Cristiano

Miembros de Profesionales por el Bien Común

[1] La mayoría no son mediáticamente visibles.

[2] Cf. ¿Qué influencia tiene China sobre la OMS?

[3] Ya veremos  más adelante que este hecho es fundamental para entender la estructura institucional de la salud global.

[4] Cf. Observatorio de biopolítica

[5] Coronavirus: Tokio le paga a sus empresas para que abandonen China

[6]El Gobierno autoriza la compra de la bolsa española por la suiza Six

[7] Por qué BlackRock domina el presente y el futuro del mundo

[8] Cf. Newtral, Maldita… ¿Quién controla a los controladores?

[9] Dato importante para los fondos de inversión

[10] Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación (GPMB). Un mundo en peligro. Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. 6. Septiembre 2019.  https://www.gpmb.org/

[11] Para nada es una hipótesis desdeñable que el virus sea un diseño de laboratorio y que detrás haya una guerra entre diferentes actores geopolíticos.

[12] Es muy importante para nuestro trabajo ir haciendo ciertas conexiones. Por eso es necesario detenerse en los patrocinadores financieros de este estudio. Entre ellos destacan: El gobierno de Alemania  (que ya hizo un simulacro de pandemia en 2012. Alemania elaboró en 2012 un simulacro de la pandemia que le ha servido de plantilla) de intachable relación con el Foro Económico Mundial; la Fundación Bill &Melinda Gates,  Wellcome Trust y  Resolve to Save Lives. Dentro del patrocinio científico están: el Centro de Seguridad sanitaria de la Universidad John Hopkins, la Universidad de Oxford  ( que está ya muy avanzada en la preparación de una vacuna) y Chantan House, el Banco Mundial y la OMS,  también expertos de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.  Algunas de estas organizaciones van constituyendo una red mundial privada y/o mixta que participa de diferentes proyectos  que hacen converger tecnologías del campo de la medicina, la farmacología, la biología, la digitalización … que junto a su enorme poder financiero determinan la actuación de gobiernos y otras entidades públicas entre ellas la OMS y todo el entramado de Naciones Unidas. Un ejemplo de esto son la alianza GAVI para el tena de la vacunación y el proyecto ID2020 para la consecución de la identidad digital universal. Su ideología básicamente es neomalthusiana y transhumanista. Lo veremos más adelante.

 

[13] Cf. M.ª del Mar Hidalgo García. Las enfermedades infecciosas: el gran desafío de seguridad en el siglo XXI.

Emergencias pandémicas en un mundo globalizado: amenazas a la seguridad. Instituto Español de Estudios Estratégicos. 38 . Febrero 2020.   Cuadernos de Estrategia 203 Emergencias pandémicas en un mundo globalizado: amenazas a la seguridad

[14] Puerta, José Luis. Microorganismos y epidemias en la era de la globalización. Instituto Español de Estudios Estratégicos. 152. Febrero 2020.

[15] Cuando citamos una especialidad científica  somos conscientes de su interdependencia con toda la estructura científica.

[16] Cf. Ibid.37 ss

[17] El riesgo de transmisión de patógenos desde animales a seres humanos o la resistencia microbiana a los antibióticos debido a la utilización masiva e indiscriminada de los mismos tanto en humanos como en animales es uno de los grandes problemas del momento actual.

[18] Cf. Ibid.,42