LA PARADOJA DE TERE (In memoriam. Teresa Cáceres)

Homilía del funeral celebrado en Sevilla en memoria de Teresa Cáceres (militante del Movimiento Cultural Cristiano, misionera en Venezuela, virgen consagrada)

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Homilía en el funeral celebrado en Sevilla en memoria de Teresa Cáceres (militante del Movimiento Cultural Cristiano, misionera en Venezuela, virgen consagrada)

Queridos hermanos presbíteros y diácono

Queridas vírgenes consagradas

Querida familia de Tere

Queridos hermanos militantes cristianos, amigos, vecinos de Tere.

Saludos a los que están unidos a esta Pascua de Cristo a a través de internet; particularmente a sus queridísimos amigos de Venezuela y Perú.

 El Señor, en la Palabra que nos acaba de dirigir, nos repite algo paradójico, es decir algo que parece contrario a la lógica a la que estamos acostumbrados en nuestra cultura materialista.

Sí, parece ilógico que -como dice el libro de la Sabiduría- los dolores y los sufrimientos vayan a convertirse en bendiciones y que lo que el mundo llama desgracias puedan ser vistas como el crisol que nos convierte en oro.

Sí, es paradójico creer que de la muerte se pueda cosechar vida abundante, como proclama S. Pablo en la 2ª lectura.

Quizás la mayor paradoja sea que al final de la vida nos juzgará Cristo en los pobres. No los poderosos, no los listos. Sino que Cristo y los pobres serán nuestros jueces. Nuestro examen final tendrá rostro y gemido: los de los hambrientos, los sedientos, los expulsados de sus tierras y casas, los desnudos, los enfermos, los presos… ellos son nuestros señores.

Estas lecturas bíblicas son la explicación de la vida de Tere y ella es una encarnación de esta Buena Noticia. Porque, efectivamente, Tere es una paradoja. Me explico:

Ella fue una mujer muy débil desde niña: por la enfermedad, por la miseria que padeció, por el silencio en el que escogió vivir; más sin embargo fue -es- una de las personas más fuertes que he conocido en mis casi 30 años de presbítero. Una de esas mujeres fuertes de las que habla la Biblia.

Marcha por la Justicia en Venezuela

Ella fue consagrada al Señor por el que renunció al matrimonio y a tener hijos; pero, paradójicamente, es una de las mujeres más fértiles de todas las que ustedes y yo sepamos. Madre espiritual de muchos de los que estamos aquí, pero también de decenas de niños, jóvenes, matrimonios y consagrados de Venezuela y Perú.

¿A cuántos enseñó Tere a leer y escribir?

¿A cuántos les introdujo en la fe cristiana, que es -con mucho- lo que ella más deseaba de todas sus múltiples tareas?

¿A cuántos de los que estamos aquí nos inició en la vida militante, nos enseñó la importancia de preparar las reuniones y asistir con amor a las mimas, nos inculcó la superioridad de lo pequeño sobre el número y el éxito, nos recriminó cualquier humillación que pudiéramos hacer a los pobres, desnudó nuestras falsas justificaciones y evasiones, nos agarró del brazo con cariño y nos jaló -como decimos en Venezuela- las orejas, pero también fue la primera para compartir y reír, para celebrar?

Sí, Tere es madre de muchos, de muchísimos de aquí y del otro lado del charco.

Sigamos con sus paradojas:

De pequeña sufrió una enfermedad que la limitó de por vida, sufrió en carne propia la ausencia de familiares necesarios en la crianza, sufrió la burla o -al menos- el menosprecio de algunos.

Su familia y ella misma sufrieron la injusticia de una sociedad en la que señoritos y latifundistas humillan a la mayoría, como lo siguen haciendo hoy, aunque sus nombres y mecanismos de explotación se vayan cambiando.

Tere también es hija de aquel Movimiento obrero que valoraba la lectura, los periódicos, los debates y, por encima de todo, la pasión por lo justo, lo honesto, lo verdadero… sin esto no entenderíamos la paradoja de Tere, su carácter y decisión.

Amigos venezolanos y españoles con Monseñor Ubaldo y Tere Cáceres en el Aula

Por esta injusticia estructural de la que hablamos, Tere aprendió tarde a leer y escribir. Y aquí tengo que hacer referencia a su querida Encarna Sánchez, que fue una de sus principales maestras y amigas.

Y a pesar, o mejor, precisamente por la enfermedad desde niña, la opresión padecida, el desprecio sufrido, Tere es una de las personas con las ideas más claras y precisas que conozco.

Como Rovirosa, Tere no citaba autores ni hacía referencia a libros (a pesar de ser apasionada lectora), pero tenía la precisión y la intuición que Dios regala a los sencillos. Sus comentarios y valoraciones sobre cualquier tema caían en la conciencia y en el corazón como un golpe certero, a veces para despertar, muchas más para confortar y -también- un golpe para cambiar, para tomas decisiones. Y vuelvo de nuevo a preguntarles: ¿Cuántos de nosotros hemos tomado decisiones importantes en nuestra vida después de un diálogo con Tere?: noviazgos, matrimonios, elección de una profesión, de un trabajo, la decisión por la consagración, fortalecer la vida militante, abandonar la mediocridad y el pecado… creo que todos guardamos en el corazón uno o varios de estos golpes al corazón dados por Tere, sin mucha floritura ni argumentación… bastaba su mirada dulce, su mano temblorosa y su convicción nacida del amor.

En una ponencia en el AULA MALAGÓN-ROVIROSA

Tere no solo ha sido maestra de militancia cristiana en lo más decisivo de la vida; también lo ha sido en las cosas más cotidianas y sencillas: la casa aseada, la ropa sencilla pero limpia, la gracia natural del hombre y de la mujer que tanto valoraba, el detalle para un aniversario, el consuelo en un duelo… ella que no pudo estudiar en la Universidad ni tener títulos, ha sido una de nuestras grandes maestras.

Sigamos con la paradoja de Tere: ella escogió vivir y entregarse por entero al Señor, sin familia propia, pero nunca vivió sola. Tere fue amiga, una de las mejores amigas. Nos enseñó a muchos que no se puede vivir la vida cristiana, la militancia… sin amistad.

Nuestro peligro es valorar solo lo funcional, lo práctico… sin darnos cuenta que lo más importante es lo que no se ve, como la amistad.

Gracias, Tere, por ser mi amiga y la de todos nosotros.

¿Cómo vivir tanta paradoja sin caer en la parodia, en lo teatrero o en el pantalleo, como decimos en Venezuela?

Tanta paradoja… solo tiene una explicación: el Amor.

Vivir así no es posible en razón de las cualidades, de la fortaleza física, de las circunstancias favorables o de los saberes. Es evidente, por la vida de Tere, que la paradoja cristiana nace del Amor, el Amor del Dios trinitario, que es la fuente del amor al hermano.

Por una parte: el amor a su Esposo, el Señor Jesús, con el que pasaba largos de oración ante el Sagrario, sobre todo cuando todo dormía y solo los que aman se desvelan para encontrar la luz en medio de la oscuridad.

“Qué bien sé yo la fonte

que mana y corre,

aunque es de noche”

Y unida a su Esposo, la madre: la Virgencita como ella le llamaba.

Por otra parte: el amor a sus hermanos los más pobres, a los que ella misma perteneció y que jamás abandonó. Por ellos nunca tuvo un lugar propio para descansar… por ellos recorría los más pueblos más alejados, por ellos fue a Córdoba, a Santander… para finalmente vivir sus mejores años en Venezuela en el primer proyecto misionero del MCC.

Y ella es la gran impulsora también del proyecto del Movimiento Cultural Cristiano en Perú.

Para los pobres, lo mejor, nos repetía insistentemente. Y lo mejor, lo tenía claro, es su promoción o evangelización integral, sin paternalismo, sin mediocridad.

Sus últimos días los pasó ofreciendo su enfermedad y limitación extremas por los últimos de la tierra, sus preferidos, teniendo sus vidas y rostros concretos muy presentes. Y también por los sacerdotes, otro de sus grandes amores.

Su identificación con Cristo fue muy grande, por eso, después de tener la pierna y el pecho herido… hasta su corazón explotó de amor. Las últimas palabras de Tere fueron: “me voy a casa” y creyendo que quizás estaba desvariando le preguntamos: “¿a qué casa?” y ella nos dijo con contundencia: “a la definitiva”.

Como decía Sta. Teresa de Jesús, su santa más querida y a la que debe el nombre junto con su amada madre, Tere murió hija de la Iglesia y dentro de ella, hija del MCC. Ejemplo hasta el final de fidelidad, de permanencia, de amor.

Tere, ya estás con tus amigos los santos, con tus queridos familiares, ya estás con Rovirosa y Julián, con tu amiga Mari Trini, que habrá salido a recibirte con el abrigo como hacía siempre que llegabas a Madrid de un viaje. No voy a recordar a más personas porque seguro me olvido de alguien. Me disculpan de corazón.

Gracias también a su familia que nos la regaló, a sus difuntos padres, en especial a su madre y a su abuela a las que cuidó hasta sus últimos momentos. A sus hermanos, sobrinos, cuñadas…

Gracias a los compañeros sacerdotes y diáconos por su cariño para Tere. Estoy realmente agradecido por vuestra acogida.

Gracias a los hermanos de Venezuela, que lloran a su amiga, madre y hermana. Allá en su querido S. José de Chirica tuvieron un hermoso homenaje para Tere y la Eucaristía presidida por el obispo diocesano en la Casa Emaús; casa que prácticamente construyó Tere a pesar de no conocer nada sobre esto. De nuevo, otra paradoja.

Gracias a los hermanos de Perú, donde ella viajó para impulsar ese proyecto cuando ya estaba tan limitada. Otra paradoja.

Gracias a todos los que han estado al lado de ella en estos momentos últimos de su enfermedad. Tampoco voy a mencionar a ninguno por lo que he dicho. Solo quiero hacer referencia a Isabel que se vino de Venezuela estos últimos años y a las otras consagradas a Esther y Ángela, que se está preparando para entrar en el Orden de las vírgenes. Ella impulsó esta forma de consagración dentro y fuera del MCC: otra paradoja más que nace del amor.

Tere, pobre entre los pobres

Tere, maestra, madre, amiga

Tere, formadora de militantes cristianos pobres

Tere, virgen consagra

Tere, hasta mañana en el Altar

 

Carlos Ruiz de Cascos, sacerdote.