La publicidad dice adiós al sexo; ahora lo que vende es el activismo

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Hasta hace tres días no había oído hablar de Lyft. No hasta que el lunes por la mañana recibí un mensaje de un amigo muy oportuno que quería saber si había borrado Uber de mi móvil y había reemplazado la app por Lyft. El sábado #DeleteUber fue trending topic después de que muchos creyesen que esta plataforma había perjudicado a una huelga de taxistas en el aeropuerto JFK. Los conductores protestaban contra el veto migratorio de Trump

Para el domingo, en una rápida jugada de marketing, el director de Lyft Logan Green tuiteó que la compañía iba a donar un millón de dólares a ACLU (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles). Esto hizo que las descargas de Lyft superasen por primera vez a las descargas de Uber.

Antes vendía el sexo, ahora vende el activismo

Lyft no ha sido la única compañía que ha alardeado de buenas obras esta semana. Como reacción al veto migratorio de Trump, el director de Starbucks escribió una carta abierta dirigida a su equipo comprometiéndose a contratar a 10.000 refugiados. Brian Chesky de Airbnb tuiteó que se proporcionaría alojamiento gratuito a quienes se les hubiera vetado la entrada en Estados Unidos. Incluso Uber, en un intento de superar a Lyft, creó un fondo de tres millones de dólares para ayudar a los conductores afectados por la «errónea e injusta» prohibición.

Las compañías ahora tratan de superarse unas a otras con grandes actos de generosidad, pero hay gato encerrado: harán el bien siempre y cuando puedan asegurarse de que sus clientes se enteran de que lo están haciendo.

No hay lugar para la humildad cuando una marca hace una buena obra. Porque nunca son donantes anónimas.

Es difícil separar el hecho de que mientras estas marcas están exhibiendo su pedigrí de responsabilidad social, básicamente están ayudando a los refugiados porque venden cafés con leche y alojamiento vacacional barato. Se han dado cuenta de que utilizar su presupuesto de marketing para las buenas causas es mucho mejor que gastar el dinero en cualquier otra cosa.

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Fuente: eldiario.es – The Guardian