Geopolítica de la Solidaridad
Por una Comunidad Hispanoamericana de Promoción Humana
José Luis Rubio Cordón escribió La Rebelión Mestiza en los años 60 del siglo XX. Fue un luchador de la causa iberoamericana porque estaba convencido que en el siglo XXI la síntesis racial, cultural y política que representaba Iberoamérica podría ser paradigma de integración para construir una humanidad orientada hacia el Bien Común.
LA REBELIÓN MESTIZA
Epílogo para iberoamericanos
I
El mundo que ahora acaba tenía su centro en el occidente de la cultura europea. Todo el resto era zona “bárbara”, sometida más o menos directamente a su servicio. Por el contrario, el mundo que ahora empieza se ha universalizado, ya no tiene un solo centro rector. En vez de un predominio de una parte, va a estar caracterizado -lo está ya de hecho- por graves y grandes tensiones, capaces de llevar a la humanidad a un estallido: la tensión cultural entre Oriente y Occidente, la tensión étnica entre hombres de diversas razas, la tensión económica entre países subdesarrollados y países desarrollados y la tensión entre la Libertad como motor social supremo y la más eficaz Igualdad como motor social supremo – tensión que difícilmente puede encuadrarse exactamente en el conflicto capitalismo-comunismo.
II
El mundo ibérico – iberoamericano, iberoeuropeo e iberoafricano- está hoy solicitado apremiantemente por los más diversos y contrapuestos factores de estas tensiones entre parcialidades. Le solicitan, para formar parte de cada parcialidad, la cultura occidental europea, el racismo blanco o el indígena, la economía adelantada de Occidente para que sea su reserva segura, el materialismo capitalista y el materialismo marxista.
III
La decisión que en estos años puede tomar el mundo ibérico es de trascendental importancia para el futuro, no solo suyo sino de toda la humanidad. Los 700 millones de habitantes que representará en el año 2000 -casi 1 de cada 9 habitantes de la Tierra, más de la décima parte de la población mundial-, sus enormes e inexploradas reservas económicas naturales, la amplitud de su cultura, etc., etc., tienen una fuerza poderosísima para decir su palabra en la historia del mañana. Esa palabra puede ser un eco, o puede ser una palabra propia. Las dramáticas tensiones del mundo exigen la renuncia a toda parcialidad, por tentadora que parezca y la proclamación resulta de su palabra propia, su palabra de síntesis y de armonía su palabra de mestizaje.
IV
El mundo ibérico es esencialmente humanista, esencialmente idealista, afirmador de la supremacía del Espíritu, rechaza desde su más profunda autenticidad toda visión materialista de la vida, asienta su respuesta vital en el Evangelio de Cristo sin deformaciones interesadas. Pero también realista hasta la crudeza, afirma su enfrentamiento con toda injusticia en el disfrute de los bienes materiales por más que se esconda tras farisaicas invocaciones religiosas.
V
El mundo ibérico de América, Europa, Asia y África incardina en esta exaltación del Espíritu y de la Realidad su bandera de la misión histórica del MESTIZAJE porque es esencialmente mestizo.
Desde la raíz ibérica peninsular, con su simbiosis africano-europea y con su contagio imperecedero europeo-arábigo desde la síntesis cultural de conquistadores e indígenas en América, desde el injerto hispano-malayo de Filipinas hay una cultura mestiza de Oriente y Occidente.
Desde la mezcla de razas en la península, en América, en Asia hay una raza nueva, una “Quinta Raza” germinada sobre todo en el crisol étnico de Iberoamérica.
Desde la marginación realizada en el pasado siglo por las grandes potencias de nuestros pueblos ibéricos en la gran época de las vacas gordas del imperialismo, somos un conjunto de pueblos subdesarrollados.
Y si tantas facetas culturales nos dan carácter de “occidentales” entre estas grandes potencias, este subdesarrollo nos une a las otras grandes zonas económicamente atrasadas de la Tierra: Asia y África, y el mundo afroasiático, hoy alzado contra sus habituales dominadores. En este alzamiento, nosotros estamos, pero estamos sin rencor anti blanco.
Desde su ansia de Libertad y de Justicia, nuestro mundo, en la marcha presente hacia la socialización y la planificación, signo de la época, contiene posibilidades de respuesta síntesis, superadoras de la Libertad fingida, bien disfrutada sólo por unos cuantos, y de la Igualdad organizada sobre el sacrificio de la Libertad del hombre.
Desde sus más auténticas y populares raíces, nuestro mundo tiene capacidad para dar una respuesta cultural, racial, económica y social síntesis, mestiza, a la problemática presente.
Para ello, en nuestro mundo ibérico choca con una primera dificultad: somos, en general, un conjunto de países divididos ocupados por unas minorías insolidarias con nuestra realidad y nuestro destino popular. Mil familias son dueñas de nuestro mundo. Mil familias insolidarias con el pueblo y solidarias con los intereses de los grandes dominadores extranjeros. Sobre nuestra división y nuestro atraso se monta su dominio y su constante poderío: lo mismo bajo fórmula de factura externa democrática que bajo fórmulas dictatoriales.
La destrucción del poder de estas oligarquías es paso imprescindible de toda acción auténtica del mundo ibérico. La destrucción total de su base económica de poder, no ya solo su desplazamiento temporal, mediante una profunda reforma agraria y una nacionalización del crédito. Con ello, la destrucción de todo privilegio racial. De hecho, la incorporación de los indígenas a través de sus propias instituciones, y el aumento del mestizaje. Con ello la apropiación nacional de las fuentes de riqueza hoy en manos extra iberoamericanas.
VIII
Una segunda dificultad es el atraso económico: somos un conjunto de países subdesarrollados y semicoloniales. Solo un efectivo Mercado Común nos permitirá la especialización, la fabricación competitiva en gran escala, para un amplísimo mercado consumidor, y solo la industrialización nos permitirá quitarnos el dogal al cuello de nuestra constante subordinación a la exportación de productos primarios.
VIII
La última dificultad es la división política: somos un conjunto de países que se inventan cada día su propio patriotismo, sin ser una comunidad de acción histórica. Solo una comunidad de acción histórica es una auténtica nación, solo en ella se puede hablar de patriotismo.
La necesaria exaltación de la diversidad debe cobrar su sentido más fecundo como aportaciones regionales al gran todo. Y el panamericanismo – unión de todos los iberoamericanos con Estados Unidos para que no puedan estar unidos entre sí- debe ser superado por un diálogo entre dos iguales, sin exclusivismo continental.
El gran patriotismo debe surgir en el crisol de todos nuestros patriotismos menudos, para la realización de la gran tarea universal de la síntesis de Oriente y Occidente, de razas y linajes, de Libertad y Socialización, en la gran misión del mestizaje.
Todo lo que en el mundo hay de realización práctica de la igualdad esencial del género humano – eje diamantino del mundo ibérico- es nuestro y se ha de planificar en nuestro mestizaje.
Diciembre de 1960