La situación de Irak da la razón al Papa

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Un año después, los hechos dan dramáticamente la razón a las advertencias que lanzaron Juan Pablo II y sus colaboradores, antes de la guerra. «El conflicto iraquí, ya marcado por el luto y la destrucción, asume ahora connotaciones todavía más trágicas con el descubrimiento de torturas inhumanas infligidas a los detenidos iraquíes», explicaba el diario vaticano en su edición cotidiana, en italiano. «En los abusos y en los malos tratos a prisioneros, se consuma la radical negación de la dignidad del hombre y de sus valores fundamentales».

Un año después, los hechos dan dramáticamente la razón a las advertencias que lanzaron Juan Pablo II y sus colaboradores, antes de la guerra. Sin embargo, sus esfuerzos por la reconstrucción en Iraq son tan intensos como la oposición de hace más de un año al conflicto

El cardenal Pío Laghi, Prefecto emérito de la Congregación para la Educación Católica, ha señalado la gravedad de la situación: «Estamos al borde de un precipicio y hay que detenerse. Nos lo dice el horror desencadenado por las torturas a los prisioneros iraquíes, la decapitación del rehén estadounidense, y el escarnio de los cuerpos de los soldados estadounidenses», afirma el que fuera primer Nuncio Apostólico de la Santa Sede en Estados Unidos. «Si no se detiene –continúa–, el torbellino del horror involucrará a otros pueblos y nos conducirá cada vez más al abismo. La lucha contra el terrorismo no justifica la renuncia a los principios del Estado de Derecho, pues el fin nunca justifica los medios. Temía que la guerra hiciera más violenta la plaga del terrorismo, y que habría masacres crueles. Pero la tortura de los prisioneros no la preveía. Yo amo a Estados Unidos, y no me imaginaba que fuera posible esta locura. Estoy consternado. Tengo amigos estadounidenses que se echan las manos a la cabeza y yo con ellos».

El conflicto iraquí, ya marcado por el luto y la destrucción, asume ahora connotaciones todavía más trágicas con el descubrimiento de torturas inhumanas infligidas a los detenidos iraquíes

Tras las revelaciones de torturas por parte de soldados estadounidenses y británicos, aquel aviso del Santo Padre y de varios cardenales de que la violencia engendra violencia, y de que es más fácil conquistar la guerra que la paz, se ha convertido en profético. La respuesta de L´Osservatore Romano, diario oficioso de la Santa Sede, a las noticias que provenían de la cárcel Abu Gharib de Bagdad, se podía constatar este domingo con un título a toda página: Horror y vergüenza. «El conflicto iraquí, ya marcado por el luto y la destrucción, asume ahora connotaciones todavía más trágicas con el descubrimiento de torturas inhumanas infligidas a los detenidos iraquíes», explicaba el diario vaticano en su edición cotidiana, en italiano. «En los abusos y en los malos tratos a prisioneros, se consuma la radical negación de la dignidad del hombre y de sus valores fundamentales».

«La ofensa brutal contra el semejante es la trágica antítesis de los principios básicos de la civilización y de la democracia –seguía explicando el rotativo vaticano–. En este inquietante escenario, el mundo se interroga estupefacto, lleno de horror y de vergüenza».

El compromiso del Papa por el restablecimiento de condiciones de seguridad que permitan el renacimiento de Iraq lo demostró de manera gráfica el 29 de abril pasado, al acoger a una manifestación de familiares de tres italianos secuestrados en Iraq. El Santo Padre rezó, pero también dio las gracias a «cuantos trabajan por restablecer en Iraq un clima de reconciliación y de diálogo, de cara a la recuperación de la plena soberanía e independencia del país, en condiciones de seguridad para toda la población».

Un caso ilustra la situación. Quienes han seguido de cerca en estos días la situación de los tres hombres de seguridad italianos, testigos del asesinato a sangre fría de uno de sus compañeros de cautiverio, han podido constatar que, si sus cuerpos siguen con vida, ha sido gracias a la acción humanitaria y de mediación del Nuncio Apostólico, del Patriarcado caldeo de Bagdad, y de católicos italianos comprometidos en la ayuda a las poblaciones iraquíes de la zona.

El Presidente Bush visitará Roma

El arzobispo Giovanni Lajolo ha confirmado que la Santa Sede ha pedido urgentemente establecer un calendario seguro para la recuperación de la soberanía en Iraq. Su petición tiene lugar en los momentos en los que Roma prepara la visita de George W. Bush a Juan Pablo II en el Vaticano, que debería tener lugar el próximo 4 de junio, aunque todavía no ha sido confirmada oficialmente por la Santa Sede.

El cardenal Laghi considera que «el Papa seguramente repetirá al Presidente Bush la advertencia que le transmití de su parte antes de la guerra, y que decidió no escuchar. Ahora se ve lo sabia que era. Le volverá a exponer el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2004. En él hizo un llamamiento a construir un nuevo orden internacional, y advertía que la lucha contra el terrorismo no puede ser sólo represiva, sino que debe comenzar con la eliminación de las causas de la injusticia».

El cardenal Tauran, una de las voces que se alzó con más fuerza en el mundo, en vísperas de la guerra, para condenar una operación que carecía de legitimidad según el Derecho internacional, ha afirmado: «Ahora se trata de favorecer el regreso a la normalidad, a la soberanía, tratando de dar al pueblo iraquí la posibilidad de expresarse sobre su futuro y, por tanto, de volver a dar al Derecho internacional, a la comunidad internacional, el papel que les corresponden. La falta de solución del conflicto entre israelíes y palestinos es la madre de todas las crisis. Una vez resuelta esta crisis, las demás se resolverán. Se trata de un problema de justicia internacional, que hay que resolver según los dictados del Derecho internacional y de la resolución de las Naciones Unidas. Se necesita volver a la legalidad internacional».

Jesús Colina. Roma
Revista Alfa y Omega