La sutil manipulación contra la vida en América

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América Latina se ha convertido en el terreno en el que ciertas ideologías intensifican sus esfuerzos para sustituir y alterar los valores fundamentales como la familia y el respeto a la vida desde su concepción hasta su muerte natural.

< style="BACKGROUND: white; MARGIN: 0cm 0cm 12pt" style="text-align: right;">ROMA, lunes, 18 noviembre 2008 (ZENIT)


< style="BACKGROUND: white; MARGIN: 0cm 0cm 12pt" style="text-align: right;">Entrevista con el sacerdote Juan C. Sanahuja, fundador de Noticias Globales


El sacerdote argentino Juan C. Sanahuja es el fundador y director del portal virtual Noticias Globales, que promueve noticias a favor de la vida, denunciando al mismo tiempo el engaño y la manipulación.


El padre Sanahuja es periodista por la Universidad de Navarra, en España, y doctor en Teología de la misma institución. Además es miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida y vice-asesor del Consorcio de Médicos católicos de Buenos Aires.


Autor entre otros libros de «El desarrollo sustentable. La nueva ética internacional», de visita a Roma, ha hablado con ZENIT sobre el tema de la manipulación en contra de la vida en América Latina.


 


–¿Cuáles cree usted que son los factores que han ido generando una mentalidad anti-vida en América Latina?


–Juan C. Sanahuja: Aparte de las metas de población antinatalista, que se imponen en algunos países o consideraciones de Estados Unidos, hay tres objetos muy claros que hay que estudiar con profundidad.


El primero fue el Informe Kisinger en 1974, el cual dice que no se puede imponer el control de natalidad sino que hay que mostrar la cara, hablando de derechos de la salud sexual y reproductiva en lugar de imponer metas demográficas. Es una manera más sutil y por tanto más eficaz para formar en la gente la mentalidad anti-vida.


El segundo es el cambio de patrones culturales de los países del Tercer Mundo. Dentro de ellos el concepto de religión.


El tercero son los que han sido impuestos por políticos nacidos en estos países. Políticos del tercer mundo que forman una red en Estados Unidos y Gran Bretaña. Se ha dado a lo largo  de estos años –y vemos que están teniendo éxito– una nueva serie de políticas en sus universidades para transmitirlas. Esto va más lento en América Latina porque la Iglesia católica pesa mucho y porque muchas iglesias cristianas también difunden la mentalidad a favor de la vida.  Junto con las catequesis, conferencias cristianas han sabido defender los valores de una familia.  


 


–¿Dónde ha calado más fuertemente esta mentalidad?


–Juan C. Sanahuja: La mentalidad anti-vida ha colonizado el mundo jurídico, los jueces, los abogados y el mundo médico. De ahí la oposición que esta gente plantea ante la objeción de conciencia plasmada en la Conferencia sobre la mujer realizada en Pekín en 1995. No quiero decir que todos los jueces, abogados y médicos estén colonizados, pero sí una parte. Se declaran contra puntos no negociables que estableció claramente el Papa Benedicto XVI: la vida humana, la familia y derechos de los padres a la educación de los hijos.


Es una reingeniería social en la que participan medios de comunicación. Pero tenemos la gran fuerza de la verdad. Estos cambios culturales están basados sobre un cúmulo de mentiras y manipulaciones.


No hemos llegado a una liberalización total de derecho. Los poderes judiciales aplican esas causales y punibilidad con mucha amplitud. 


 


–¿Puede citarme algunos ejemplos de la manipulación de las causales del aborto?


–Juan C. Sanahuja: En Argentina, por ejemplo, se está llevando a cabo un debate porque desde los años treinta el código penal no penalizaba el aborto en caso de muerte de la madre y en caso de la violación de una demente. Ahora la presión es mucha para que se amplíen esas causales a todo tipo de violación y que se incluya además la salud psíquica. En España más del 90 por ciento de los abortos se practican por motivos psíquicos de la mujer. Es una causal muy abierta.


A parte de las cifras amplificadas de aborto , se da un engaño claro con la llamada píldora del día después, que es abortiva.


 


–¿En qué países de Latinoamérica ve usted que existe una mayor presión anti-vida?


–Juan C. Sanahuja: Veo sobre todo en México, Brasil y Argentina una presión muy grande. Por parte en el caso de Brasil y Argentina por parte del Gobierno federal de cada uno de los países. México me parece que la situación es distinta, el gobierno  federal ha tomado distancia incluso últimamente hay dos estados que han incluido el respeto de la vida desde su concepción hasta su muerte natural. En Brasil con el gobierno de Luis Inazio «Lula» da Sivla y en Argentina con el de Cristina Kirchner, ambos están empeñados en legislar a favor el aborto. 


 


–¿Qué ideologías hay detrás de esta manipulación anti-vida?


–Juan C. Sanahuja: Ideología de género es un enorme paraguas donde se incluye el aborto, la anticoncepción, la esterilización de la mujer, la homosexualidad. Todo esto argumentado por la sentencia que dice que el sexo biológico con el que uno nace no importa, la sexualidad se construye a lo largo de la vida y cada uno hace lo que quiere con si vida y su cuerpo. Esto viene bien contrastado por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida (mayo de 2007), que aclara cómo esto ha provocado modificaciones legales que «hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la vida y la identidad de la familia»


 


–¿Cree usted que la Iglesia ha servido como muro de contención para detener la mentalidad anti-vida en América Latina?


–Juan C. Sanahuja: La raíz cristiana sí ha servido como muro de contención. Pero tenemos que tomar conciencia de que éste no es un tema sólo de cuestión religiosa. No matar, el derecho de educar a los hijos, la homosexualidad como actitud antinatural, son tres cuestiones que pertenecen a la ley natural que Dios ha inscrito en el corazón del hombre. Esto debería ser evidente en todas las personas, sean creyentes o no. La Iglesia anuncia la ley natural, pero debemos tener en cuenta que estamos defendiendo valores naturales y no religiosos.