El Papa Francisco ha calificado, en repetidas ocasiones, la crisis de los refugiados y emigrantes en el mundo actual como la tragedia más poderosa y más grandes después de la Segunda Guerra Mundial.
En Lesbos (Grecia) en abril de 2016 admitió que la preocupación de las instituciones y de la gente sobre el ingreso a su país de refugiados y emigrantes “es comprensible y legítima”, pero Francisco instó al mundo occidental a no olvidar que los emigrantes, “antes que números son personas, son rostros, nombres, historias”.
Desde el principio de su pontificado ha sido recurrente el tema de migrantes y refugiados, sobre todo el tema del trato vejatorio que sufren muchas mujeres y niños. “Por desgracia, algunos, entre ellos muchos niños, no han conseguido ni siquiera llegar: han perdido la vida en el mar, víctimas de un viaje inhumano y sometidos a las vejaciones de verdugos infames”, dijo también en aquella ocasión en la isla de Lesbos.
Una situación para meditar
La situación es grave, qué duda cabe. En esos momentos, según un análisis realizado por el Pew Research Center con datos de Naciones Unidas correspondiente a diciembre de 2017, hay 257.720.000 refugiados y emigrantes en todo el mundo. Se entiende por ello, personas que se han visto forzadas a salir de sus países de nacimiento por diversas circunstancias, las más recurrentes son el hambre, la falta de empleo, la violencia y la guerra.
De 2010 a 2017 la migración mundial ha crecido 17 por ciento y la novedad es que las naciones de África subsahariana representan ocho de las diez poblaciones de migrantes internacionales de más rápido crecimiento desde 2010. El número de migrantes de cada uno de estos países subsaharianos creció 50 por ciento o más entre 2010 y 2017.
El informe del Pew señala que “al menos un millón de africanos subsaharianos se han trasladado a Europa desde 2010. Coincidiendo con los siete años de la guerra civil que padece, Siria tiene la población migrante y refugiada de más rápido crecimiento en el mundo: seis de cada diez sirios de antes del conflicto interno se encuentra desplazada.
Siria, Sudán del Sur y República Centroafricana
De hecho, Siria encabeza el total de emigrantes en el mundo con 6,860,000 personas fuera de su país de nacimiento. El porcentaje de crecimiento de refugiados sirios aumentó 536 por ciento de 2010 a 2017. El siguiente país es Sudán del Sur con 1,750,000 refugiados (un aumento de 334 por ciento en el mismo período) y detrás la República Centroafricana con 720,000 refugiados y un porcentaje de aumento de 204 por ciento).
Por lo demás, medidos en porcentaje de aumento (y no en número de refugiados), en 2017 a Siria, Sudán del Sur y República Centroafricana les sigue San Tomé y Príncipe (un país africano formado por varias islas localizadas en el golfo de Guinea, específicamente al noroeste de la costa de Gabón) con 80.000 emigrantes, pero un porcentaje de incremento del 2010 al 2017 de 167 por ciento.
Los siguientes países expulsores de emigrantes refugiados en 2017 son Eritrea, Namibia, Ruanda, Botsuana, Sudán y Burundi. En número total de refugiados y emigrantes en 2017, Sudán, con 1.950.000 personas le sigue a Siria, sin embargo, el crecimiento en porcentaje de los últimos siete años de Sudán es de 63 por ciento.
Los últimos datos de 2017
El año pasado, el número total de personas en el mundo que se habían visto obligadas a huir de su país de origen por motivo de guerra se elevó a 65.6 millones de seres humanos
Desde luego, el conflicto en Siria es el que ha provocado un número mayor de desplazamientos en los últimos años. Más de once millones y medio de personas sirias han perdido su hogar. La mayoría de los que han logrado salir del país, están en los estados vecinos de Turquía, Líbano y Jordania.
Por lo demás, cerca de un millón de personas solicitaron asilo en Europa y, desgraciadamente, más de 5.000 murieron en el Mediterráneo por la falta de vías legales (40.000) en lo que va del siglo XXI, lo que consolida al Mediterráneo como la ruta migratoria más mortal del mundo).