La trata de personas para fines de explotación sexual y laboral, que genera todos los años 12.000 millones de beneficios en América Latina y el Caribe, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se está convirtiendo en una actividad complementaria casi tan rentable y más segura que el narcotráfico para las organizaciones del crimen organizado.
«Estimamos que la trata de personas está creciendo en la región y, especialmente en el Caribe, puede llegar a triplicarse en los próximos años», aseguró Amado Philip de Andrés, representante regional para América Central y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Por su parte, una agente especial del Departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE-HSI) en la región señaló que no sabía si la trata está creciendo o siempre ha estado ahí, «lo cierto es que las autoridades nacionales están detectando y procesando más casos».
Estas estimaciones coinciden con la publicación del Informe Anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Trata de Personas, que evalúa todos los años la incidencia, la persecución y la protección de las víctimas de trata en 198 países del mundo.
Origen de la trata
En el caso de América Latina, el Departamento de Estado sólo ha aumentado su valoración de cuatro países con respecto a la trata de personas, y ha rebajado la calificación, que se divide en cuatro niveles, de países como Colombia, Bolivia o Venezuela.
«Colombia se ha descolgado de los avances en otras partes de la región», señaló el Embajador Luis CdeBaca, responsable del seguimiento y el combate de la trata de personas dentro del Departamento de Estado. «La actuación de las autoridades sugiere que piensan que las colombianas sólo son víctimas de trata fuera del país y no se está haciendo un seguimiento del origen de esta trata internacional dentro de Colombia», agregó.
No todos coinciden con las calificaciones del Departamento de Estado, por ejemplo, en el caso de Colombia. Agueda Marín, especialista regional sobre la trata de personas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), insistió en que «a pesar de la presencia del crimen organizado, las autoridades están haciendo un trabajo fabuloso con respecto a la trata».
El informe del Departamento de Estado analiza diversas manifestaciones de la trata de personas, como la criminalidad forzada, el tráfico de órganos, la trata para fines de explotación laboral y la trata de menores. Las mismas tendencias a las que se enfrentan los organismos internacionales y los gobiernos de la región.
«Se dan muchas situaciones en que los migrantes pasan de ser víctimas del tráfico de personas a secuestrados y finalmente víctimas de trata; las mujeres para la explotación sexual, los niños como mulas del narcotráfico y los hombres como esclavos o sicarios», señaló Felipe González, relator sobre los derechos de los migrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Se está detectando un aumento de los casos de tráfico mujeres de Europa del Este y de órganos por parte de la ONUDD.
Por su parte, la ONUDD está detectando un aumento de los casos de tráfico mujeres de Europa del Este y de órganos, «por los que se puede llegar a pagar hasta 150.000 dólares», según Amado de Andrés. «El mercado de la cocaína ha disminuido en los últimos años y la trata en sus distintas manifestaciones se está convirtiendo en el segundo negocio más rentable del crimen organizado», agregó.
La agente especial de ICE-HSI consultada para este reportaje insistió en la otra cara de la moneda: «En la región está ocurriendo lo que sucedió hace unos años en los Estados Unidos, se están aprobando nuevas leyes y aprendiendo a detectar y perseguir los casos de trata».
Los países del Caribe que salen peor parados en el informe de 2014 sobre trata de personas son Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas y Jamaica, que han bajado de nivel, y Haití y Cuba, que se mantiene en el peor nivel dentro de los criterios del Departamento de Estado.
«Este año, hemos logrado entablar un diálogo diferente con Cuba, que empieza a creer en nuestra buena fe con respecto a este problema», señaló el Embajador CdeBaca. «De hecho, después de muchos años de negativas, las autoridades cubanas empiezan a reconocer que existe trata en la isla».
La trata de mujeres latinoamericanas y de otros continentes está muy presente en el Caribe, y especialmente, la República Dominicana, donde las autoridades están haciendo esfuerzos significativos para atajar el problema, según el Departamento de Estado. La OIT estima que hay unas 400.000 víctimas de trata sexual en América Latina y que los tratantes pueden obtener cerca de 30.000 dólares al año con cada una de ellas. Una cifra que se multiplica cuando se trata de mujeres «exóticas» de otros continentes, como las víctimas de trata rusas detectadas este año en Santa Lucía o México.
«Como chicano, reconozco que algunas causas de la trata van más allá de las leyes y la persecución, y están relacionadas con nuestra cultura machista», dijo el embajador Luis CdeBaca. «Todavía hay muchos hombres en América Latina que pierden la virginidad con mujeres que trabajan en su casa, y nadie se pregunta si es una forma de violación o trata», agregó.
Tanto la OIM como la Relatoría sobre los derechos de los migrantes de la CIDH han identificado varios casos de trata de personas en el servicio doméstico dentro de los países y en hogares de diplomáticos y funcionarios internacionales latinoamericanos en Estados Unidos. «Este año apoyamos al Gobierno de Costa Rica en el caso paradigmático de una costarricense encerrada y explotada por sus empleadores en los Estados Unidos», contó Agueda Marín.
Venezuela también se encuentra en la categoría más baja del informe del Departamento de Estado, que subraya que la decisión de rebajar el nivel no tiene que ver con las relaciones diplomáticas. De hecho, su situación con respecto a la trata estuvo mejor valorada durante el Gobierno de Chávez, «pero ahora hemos observado que se ha abandonado la atención a las víctimas», manifestó el embajador Luis CdeBaca.
Explotación laboral
La explotación en la minería y la trata laboral en la agricultura son algunos de los principales problemas detectados en Guyana, Suriname, Bolivia y Uruguay, los otros cuatro países de América Latina en las categorías más bajas del informe sobre trata de personas. «Se habla mucho de la trata sexual, pero la OIM insiste en la trata laboral, porque queda mucho trabajo por hacer con los países y queremos subrayar la existencia de este tipo de explotación», dijo Agueda Marín.
Los únicos dos países de América Latina que ocupan el nivel más alto del informe son Chile y Nicaragua, que el Departamento de Estado considera un modelo para la región por sus estrategias y el nivel de colaboración. De hecho, dos de los héroes del informe de 2013 fueron un fiscal y un policía nicaragüenses. En 2014, se va a reconocer la valentía y el trabajo de Jhinna Pinchi, una superviviente de la trata sexual en Perú, que, a pesar de las amenazas, decidió denunciar públicamente a sus explotadores «por mis hijos y por otras personas que están pasando por lo mismo en toda la región».
El informe del Departamento de Estado ha sido objeto de las reacciones negativas de algunos de los países peor considerados, que critican la falta de autocrítica de los Estados Unidos con respecto a la trata de personas en su territorio. En respuesta a ello, la Secretaria de Estado Clinton decidió incluir un capítulo sobre los Estados Unidos, que, en la edición de este año, contiene más recomendaciones que ningún otro para mejorar la situación.
De hecho, en los Estados Unidos se detectan muchos casos con víctimas o explotadores de origen latinoamericano. «Ha habido situaciones en que las maras se pasan a la prostitución y la trata como actividad paralela al narcotráfico y la extorsión, pero pronto se dan cuenta de que puede ser tan rentable y empiezan a reclutar muchachas incluso de los Estados Unidos», contó el embajador Luis CdeBaca.
Sin embargo, la terrible realidad en la que coinciden los expertos consultados es que la mayoría de las víctimas de trata son explotadas por personas de sus mismos países e incluso de sus mismos pueblos.
Autor: Juan Luis Guillén