La UE: asesina y antidemocrática

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La UE es una gran sucursal del poder económico neocapitalista (grandes empresas multinacionales y entidades financieras), que se caracteriza por ser un instrumento político y jurídico de dominación y asesinato de millones de empobrecidos y débiles, así como por tener una estructura institucional burócrata y antidemocrática, que garantice las normativas necesarias para salvaguardar el negocio.

Las normas que provienen de la UE deben ser incorporadas obligatoriamente al derecho interno por los 27 países miembros, de forma que actualmente alrededor del 80% de las legislaciones ya no dependen de los parlamentos nacionales. Además, dicha legislación europea favorece los intereses comerciales y financieros de estos grandes poderes económicos. Sirvan como botones de muestra tanto la política agraria común (PAC), como la actividad del Banco Central Europeo (BCE).

La PAC, que constituye el 40% del presupuesto anual de la UE, consiste básicamente en subvencionar con dinero público determinados productos agrícolas y ganaderos producidos en la UE (leche, azúcar, carne), lo cual permite que las multinacionales del sector puedan venderlos en los países empobrecidos, a precios inferiores que el precio de esos mismos productos generados en dichos países. Todo ello está provocando el hundimiento de muchas de esas economías agrícolas de subsistencia y, por consiguiente, provocan y perpetúan más hambre y más miseria para millones de familias empobrecidas.

Por su parte, el BCE actúa al servicio de las grandes entidades financieras, pues no presta dinero a los estados, sino a la banca directamente, la cual, a su vez, lo vuelve a prestar a los estados (deuda pública), a un interés mucho mayor del que la banca tiene que pagarle al BCE, favoreciendo un gran negocio para el sistema financiero, que se basa en la especulación con el dinero público.

Para que toda la maquinaria de la UE esté engrasada al servicio de dichos poderes económicos y financieros, éstos disponen de grupos de presión (lobbys) que gastan miles de millones de euros al año y emplean a varios miles de personas, para influir en las decisiones políticas y en la legislación europea, todo ello acompañado de la colaboración vergonzosa de la clase política europea, ostentadora de inmorales privilegios (vuelos en primera clase, dieta diaria de 300€ por día de asistencia, coches de lujo con chófer, más de 6.000€ netos mensuales de sueldo, otros 4.200€ mensuales para gastos generales, más 21.000€ mensuales para contratar personal propio de libre designación, y pensión de al menos 1.250€ mensuales por cinco años en el Parlamento, a partir de la edad de 63 años), y operando dentro de una estructura institucional antidemocrática, donde las decisiones políticas se encuentran cada vez más alejadas de los ciudadanos.

Ante las próximas elecciones europeas del 25 de mayo hay que alzar la voz contra una Europa insolidaria y corrupta exigiendo justicia con los más explotados y oprimidos. Cualquier otra cosa es indecente

Editorial de la revista Autogestión