El Consejo de Europa va a aprobar una Propuesta Directiva que si se lleva a cabo, preparará la expulsión de ocho millones de personas inmigrantes que viven en la Unión Europea.
Esta propuesta es una vuelta de tuerca en la política europea de blindaje de fronteras, al más puro estilo Muro de Berlín y más recientemente las alambradas en Ceuta y Melilla.
La Directiva sobre el Retorno, como la llaman, pretende unificar las normas y procedimientos que se aplicarán en los países miembros de la Unión Europea, dando más poder a los Estados para repatriar a los «inmigrantes sin papeles». Se establecen procedimientos cada vez más crueles, como la posibilidad de ser detenidos incluso hasta 18 meses en los Centros de Internamiento para extranjeros (¡sin haber cometido ningún delito judicial!); se prohíbe su entrada en la Unión Europea durante 5 años, e incluso se abre la posibilidad de detener a menores extranjeros…
Con normativas como éstas, se generaliza la vía de internamiento de los inmigrantes, criminalizándolos de forma institucionalizada.
Esta medida forma parte de la política común europea de unir inmigración con economía, con la nuestra ¡claro!: entrada de personas inmigrantes en función de los intereses de mercado. Dicho más claro: dejamos entrar bajo el nombre «inmigrantes legales» justo a los inmigrantes que necesitamos para enriquecer nuestra economía, solucionar el problema demográfico por la baja natalidad, resolver el cuidado de ancianos y niños… ¡pero! incluimos bajo la denominación «inmigración ilegal» a aquellos que «sobran» del mercado laboral y para ellos la política común europea es clara: fuera de Europa.
La postura española del gobierno del señor Zapatero no sólo es convergente sino impulsora de esta «política comunitaria». Es más, esta Propuesta de Directiva sobre el Retorno ha sido preparada por el Comité sobre Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento Europeo, del que forman parte miembros del Psoe en el Parlamento Europeo. «El compromiso de acuerdo, impulsado por Francia, Italia y España, fue alcanzado el pasado 23 de abril y ha sido celebrado como un logro por la presidencia eslovena de la UE» informa la prensa.
Por ello es sorprendente que aparezca alguna editorial de tirada nacional dando a entender que el ejecutivo español (más humanitario con los inmigrantes) tiene una postura distinta al gobierno francés o italiano (más restrictivo con los inmigrantes).
Es conocida la famosa cumbre franco-española, en enero de 2008, que terminó con visible satisfacción para el señor Zapatero, por los pactos conseguidos en la política común con Sarkozy; entre otros, un acuerdo sobre inmigración que abre la posibilidad de organizar repatriaciones conjuntas, ¡siempre en el marco europeo! por supuesto.
El Informe de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, aconseja estas prioridades en la política europea: «lucha contra la inmigración clandestina», «refuerzo del control de fronteras de la Unión Europea», «potenciar con todos los medios técnicos, logísticos y financieros necesarios para reforzar la capacidad operativa del FRONTEX» (una maquinaria que ha provocado más muertos en el mar que años anteriores), impulsar la política de retorno etc.
La política migratoria en España no difiere mucho… Nos remitimos a las propias fuentes del Ministerio del Interior, que concluyen «se han reforzado los procedimientos de expulsión y devolución de la inmigración irregular», ha aumentado casi un 200% las repatriaciones y devoluciones de personas inmigrantes en la pasada legislatura…
Y ahora la nueva propuesta del Ministro de Trabajo e Inmigración, que los inmigrantes cobren el subsidio de desempleo, a condición de que regresen a su país…
Es evidente que la posibilidad del voto inmigrante en las próximas elecciones municipales es una cortina de humo que nos quieren vender para ocultar la política mercantilista en inmigración del señor Zapatero, declarado a sí mismo como «europeísta convencido y militante».
¿Por qué la Unión Europea dedica tantos esfuerzos, reuniones, Informes, Comités, Consejos… para «luchar contra la inmigración ilegal» y ninguno en luchar contra las causas que provocan que millones de personas se vean obligadas a poner en peligro sus vidas?
Me pregunto ¿qué situación sin futuro ni esperanza tendrán estas personas a quienes llamamos «inmigrantes ilegales» que están dispuestas a arriesgar la vida para llegar a Europa o a EEUU? ¿qué desesperación obliga a una madre, como la que hemos visto hace pocos días, subir a una balsa neumática con su bebé en los brazos para llegar a Europa? Ya no podrán decírnoslo porque murieron ella y su bebé, como miles de personas, a las puertas de Europa…
Como en la película «La Marcha» nos dejan un mensaje: «si no hay solidaridad, al menos que nos vean morir».
¿Cómo juzgará la historia a nuestro continente, que teniendo los mayores medios tecnológicos de toda la historia, pone sus esfuerzos en blindar sus fronteras para que no lleguen o si llegan devolverlos o matarlos por el camino… y no poner ningún esfuerzo por cambiar la situación estructural de los países empobrecidos?
Nuestra responsabilidad como ciudadanos europeos, es denunciar con claridad que la actual política migratoria europea y española, no es solidaria sino opresora con los inmigrantes.
Es urgente una acción eficaz contra las causas que provocan esta situación injusta, otra nueva sociedad, un cambio estructural que permita el desarrollo de los países empobrecidos.
África tiene derecho a no emigrar, como decía el Papa Juan XXIII.
Debemos defender la dignidad de los inmigrantes como personas y no como mercancía.