El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) ha dictaminado este martes, 18 de octubre, en Luxemburgo que, «por respeto a la dignidad humana», no se podrán patentar en Europa las células madre obtenidas a partir de embriones humanos.
Con esta sentencia, en la práctica quedan prohibidas las patentes de cualquier investigación científica que implique la destrucción de embriones humanos, y en este caso el término embrión humano incluye todo óvulo fertilizado.
«Un proceso que implica la extracción de células madre de un embrión humano en el estadio de ‘blastocisto’ (máximo 5 días tras la fecundación) y la destrucción del mismo no es patentable», advierte el fallo judicial, lo que viene a contradecir las tesis proabortistas y a constatar que los derechos del no nacido empiezan con la fecundación.
Se trata de una decisión trascendental del más alto tribunal de justicia europeo y que sienta jurisprudencia, pues da la razón a quienes defienden la vida desde sus etapas más primigenias: la fecundación del óvulo.
Un óvulo, sostiene el tribunal de Luxemburgo, puede ser considerado embrión desde el momento mismo de la fecundación. Pero los jueces van más allá, al afirmar que incluso «un óvulo humano no fecundado en el que esté implantado el núcleo de una célula humana madura» y, por ello, esté «en disposición de iniciar el proceso de desarrollo de un ser humano», ha de ser considerado como un embrión a todos los efectos de protección legal.
También lo será un «óvulo humano no fecundado estimulado para dividirse y desarrollarse mediante partogenosis», añade la sentencia. De esta manera, el TUE asegura en la motivación de la sentencia que, a juicio del tribunal, se debe «excluir toda posibilidad de patentar (el embrión) si ello daña el debido respeto de la dignidad humana».
Greenpeace gana la batalla provida
Contrariamente a lo que podría pensarse, esta batalla judicial no ha sido ganada por una organización provida convencional o por una confesional, sino por la ecologista Greenpeace.
La sentencia se remite al contencioso entre esta organización ecologista internacional y el neurobiológo alemán Oliver Brüstle, quien desde 1997 es titular de una patente registrada de células progenitoras neuronales aisladas y depuradas a partir de células madre embrionarias humanas utilizadas para intentar tratar enfermedades neurológicas como el Párkinson o la esclerosis múltiple.
Greenpeace había exigido ante la Justicia germana que se anulara la patente de Brüstle. A pesar de ello, el tribunal federal germano de Justicia planteó al tribunal europeo una consulta antes de pronunciarse. Ahora Greenpeace ha visto colmadas sus expectativas, tras el rechazo de la Justicia de la UE a las tesis del científico germano.
«En todas las fases del desarrollo»
«Hay que proteger la vida humana de toda forma de explotación comercial, en todas las fases del desarrollo. Eso también se aplica a los embriones desde sus fases más primigenias», aseguró este martes Christoph Then, asesor científico de Greenpeace.
En todo caso, la sentencia de este martes supone un duro golpe para los investigadores en Europa, que verán muy limitado su margen legal de maniobra para investigar en ese terreno: «El concepto de embrión humano debe entenderse en sentido amplio», insiste el tribunal europeo.
«Los científicos han encontrado en los últimos años distintas maneras de producir células madre adecuadas, sin tener que destruir embriones humanos», subrayó Then.