El hambre se ceba en un país convertido en un gran campo de Maniobras de Arabia Saudí , EEUU e Irán (entre otros), donde se ensaya el material militar de medio mundo, también el de España.
Más de la mitad de 28 millones de habitantes del país ya no tienen suficiente comida, según Naciones Unidas. El exiliado presidente de Yemen, Abd Rabbuh Mansur Hadi, ordenó el mes pasado a la sede del Banco Central que abandonase la capital Saná, controlada por los rebeldes Houthi. También ha nombrado a un nuevo gobernador, un miembro de su gobierno que ha asegurado que el banco no tiene dinero. Una decisión que hace aún más difícil llevar suministros al país, aseguran organizaciones. «La politización del Banco Central y los intentos de las partes en el conflicto para utilizarlo como una herramienta de guerra empuja a los más pobres al borde del precipicio», informa Richard Stanforth, asesor de política humanitaria de Oxfam.
Armas españolas
El pasado 8 de enero, Yemen Fights Back, una publicación online que refleja los puntos de vista de los rebeldes huthis yemeníes, aliados del expresidente Saleh, mostraba imágenes del armamento abandonado en su huida por los “mercenarios saudíes” en la localidad de Tuwal, en la frontera entre Arabia Saudí y Yemen. Como parte del botín de fusiles automáticos, munición y documentos personales, un lanzagranadas C90 fabricado por la empresa española Instalaza. Una semana después, la misma publicación exhibía imágenes más nítidas de otros dos C90, esta vez en Raboha City, también en la frontera saudí con Yemen. El 23 de febrero, difundía un vídeo en el que se veía a milicianos huthis celebrando la captura de un BMR-600, de la firma española Enasa, en la localidad yemení de Midi, cerca del Mar Rojo.
Una guerra casi olvidada
Eclipsada en los medios de comunicación por los conflictos de Siria o Irak, la guerra de Yemen ha provocado ya más de 6.700 muertos y al menos tres millones de desplazados. Las hostilidades estallaron en septiembre de 2014, cuando los rebeldes huthis, de confesión chií y próximos a Irán, tomaron la capital, Saná. Arabia Saudí, al frente de una coalición suní y con el respaldo de EE UU, intervino militarmente en marzo de 2015 para reponer en el poder al presidente Adi, sucesor de Saleh. Lo que debía ser una campaña relámpago se ha empantanado en una guerra de desgaste, con la imposición de un bloqueo aéreo, naval y terrestre que ha dejado al 80% de la población en riesgo de hambruna y a 1,5 millones de niños hambrientos, según Unicef. Los dos bandos han sido acusados de crímenes de guerra por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Redacción Solidaridadnet
Fuente: El País y The Objective