El gobierno quiere hacer del modelo de cooperativas de crédito otro bocado suculento para la banca. Las cajas de ahorro ya son historia y ahora las cooperativas de crédito temen que un proceso similar acabe liquidando su modelo tradicional, que salvo alguna excepción no ha colaborado con el aumento de la deuda española.
La historia se repite. Lo que ocurrió con las cajas de ahorros, su integración para su posterior desaparición por bancarización, ahora puede suceder con las cajas rurales.
Julio Rodríguez, ex presidente del Banco Hipotecario y de Caja de Granada, ha escrito un libro sobre el proceso de reestructuración de la banca. Según relata, al principio, el Gobierno buscó garantizar la solvencia de las entidades con un proceso de fusiones, a fin de que el saneamiento no le costara nada al contribuyente.
A ese prejuicio, asimilar fusiones con solvencia, se unió a otro muy poderoso: el de que las cajas de ahorros debían desaparecer. Ambos, juntos, acabaron con ellas, es decir, con las entidades que más amables eran con los clientes.
El actual Ejecutivo, pese a ser de signo diferente, parece tener en mente un proceso similar para las cooperativas de crédito, entre las que están las cajas rurales, sin tener en cuenta los efectos secundarios que ello puede tener.
¿Por esta concentración bancaria, por la desaparición de las cajas, habrá una mayor exclusión bancaria?
-Es una posibilidad que apunto-, dice Rodríguez. Por si se convirtiera en realidad esta amenaza, habla de la necesidad de una banca alternativa, formada por un ICO más potente y más cercano a la gente, por la preservación de una parte de la banca nacionalizada en manos del Estado con un riguroso control parlamentario y por las propias cooperativas de crédito y las cajas rurales.
Entidades éstas con una cuota de mercado del 5,85% y que mantienen la filosofía que las vio nacer en el siglo XIX, cuando la banca ejercía la exclusión financiera porque sólo daba crédito a grandes empresas, terratenientes y aristócratas. Cajas de ahorros y cajas rurales democratizaron el acceso al crédito.
Bancarización
El Gobierno quiere hacer con las cooperativas de crédito lo mismo que hizo con las cajas de ahorros: fusionarlas, bancarizarlas y sacarlas a Bolsa. El Grupo Caja Rural, que supone un 52,9% de las cooperativas de crédito existentes en España, con cerca de seis millones de clientes, sobre todo microempresas de los sectores primario y terciario, dice que este proceso sería fatal, dado que su razón de ser pasa por la vinculación con y la proximidad a los clientes.
La coartada que se sospecha utilizará el Gobierno para forzar la fusión está en la posible debilidad de Cajamar. Royal Bank of Scotland ha detectado el riesgo de que no supere los exámenes de solvencia del Banco Central Europeo.
Dicha entidad estaba sometida a la disciplina del grupo Caja Rural. El modelo de las cajas rurales está fundamentado en la banca comercial minorista, basada en la financiación de créditos con los depósitos, sin que tengan necesidad de apelar o especular en los mercados.
A Cajamar llegó un momento que le tentó crecer y se fue del grupo. Y, por eso, ahora, Grupo Caja Rural dice que se niega a pagar un error que no ha cometido. Pero la solución, quizás, para Rodríguez, sí pasa por la creación de un banco patrono que las aglutine, pero sin que desaparezcan.
Autor: Cristina Vallejo ( * Extracto)
Ver también:
El éxito financiero de las Cajas Rurales
Privatización de las cajas de ahorro