Casi uno de cada diez habitantes de la Tierra (y esto es el 9% de la población mundial) no tiene los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades vitales. Esta es la dura advertencia del último informe realizado por la prestigiosa Universidad de Columbia. Y, según estos investigadores, no es por culpa del cambio climático, sino por las guerras, que se registran, sobre todo, en el África subsahariana.
Los conflictos bélicos de larga duración, y no el cambio climático, son las culpables de este enorme problema: 700 millones de personas en el mundo no tienen ahora comida en una cantidad suficiente para poder satisfacer sus necesidades básicas. Porque las guerras no solo están aumentando el número de refugiados, sino también disparan el precio de los alimentos básicos y bloquean la llegada de la ayuda alimentaria externa, según denuncia este estudio de la Universidad de Columbia que se publica en la revista Nature Food.
Y el problema se está agravando. Este equipo de investigadores ha analizado los datos de la ONU durante la última década (entre los años 2009 y 2020) y el número de personas que necesitan ayuda alimentaria de emergencia ha aumentado de los 48 millones en 2015 a 113 millones en 2020 y esto es más del doble. Este informe también denuncia que 14 países africanos sufren ahora la mayor inseguridad alimentaria: desde Mauritania, Mali y Nigeria en el oeste, pasando por Sudán, Chad y otras naciones, hasta Etiopía, Kenia y Somalia en el este.
No sequías
En cambio, estos investigadores aseguran que el impacto de las sequías en África, y su contribución al hambre, se ha mantenido estable, o incluso, se ha reducido en los últimos años. «Coloquialmente, la gente diría que son sequías e inundaciones inducidas por el clima, porque eso es lo que la gente tiende a decir», aclara Weston Anderson, el director de este estudio como investigador en el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia .»Pero no han comparado la importancia de la sequía con la violencia para desencadenar crisis alimentarias de manera integral».
En medio de los altibajos habituales de las lluvias, la violencia ha sido responsable del aumento progresivo del hambre, según el estudio. Los conflictos a largo plazo que van desde repetidos ataques terroristas hasta combates entre ejércitos han provocado escaseces que duran año tras año, sin un final a la vista, dicen los autores. Este ha sido especialmente el caso en el noreste de Nigeria, donde el ejército guerrillero de Boko Haram ha librado una implacable campaña de atropellos contra el gobierno y gran parte de la población durante la última década.
También en Sudán del Sur, donde una guerra civil desordenada y multifacética que comenzó en 2013 continúa avanzando. Sudán y Somalia también han visto aumentos del hambre inducidos por la guerra, pero en esas naciones, las sequías han sido los factores más dominantes, según este estudio.
Ataques terroristas
La última víctima es Etiopía, donde el hambre ha aumentado en todo el país en los últimos años, principalmente debido a las precipitaciones por debajo del promedio. Pero la guerra civil estalló en la región de Tigray el año pasado, lo que se sumó en gran medida a la miseria.
Además, estos investigadores han analizado una tercera causa del hambre: los inicios de las sequías contribuyen a provocar estallidos de violencia y, por lo tanto, a más hambre. De hecho, éste fue uno de los motivos de la guerra civil en Siria, que todavía dura. Una sequía de varios años que expulsó a muchas personas de sus tierras a las ciudades. Y otro aspecto desolador: durante la última década, gran parte de Mali ha sido objeto de ataques intermitentes de insurgentes separatistas e islamistas que en ocasiones han tomado ciudades enteras.
Mientras tanto, desde 2015, Burkina Faso, ha sufrido también cientos de ataques de rebeldes y yihadistas, incluida una redada en una aldea a principios de junio de este año que mató a más de 100 personas.
Fuente Cadena Ser