Una huelga de jornaleros en el campo sudafricano saca a la luz las duras condiciones en los viñedos de Sudáfrica, principal productores de vino del mundo.
Jornadas interminables por menos de 7 euros al día; durmiendo en colchones tendidos en el suelo de galpones sin agua, electricidad ni retretes. Así viven gran parte de los jornaleros en los viñedos sudafricanos de la provincia de Cabo Occidental, en las fértiles laderas que rodean a la rica localidad de Ciudad del Cabo.
Sudáfrica, uno de los principales países productores del mundo, cuyas ventas mundiales aumentaron hasta un 20 por ciento el año pasado, hunde las raíces de sus viñas en la miseria de sus trabajadores.
En su informe «Maduradas con abuso», la organización Human Rights Watch (HRW) recoge las duras condiciones laborales en los viñedos sudafricanos, que reportan unos 2.600 millones de euros al año al producto interior bruto del país, según el Sistema de Información de la Industria del Vino de Sudáfrica.
Los trabajadores viven en cobertizos, cuartos de baño reconvertidos y hasta pocilgas, asegura HRW, en muchos casos sin acceso a servicios básicos, expuestos a pesticidas y productos nocivos durante sus horas de trabajo, las peores pagadas de toda la masa laboral sudafricana.
No tienen derecho sobre la tierra, y pese a que los granjeros no pueden expulsarles irregularmente, les cortan la luz o el agua para forzar a que abandonen la explotación cuando ya no son útiles.
Según la organización de defensa de derechos humanos, 930.000 trabajadores del campo sudafricano fueron desalojados de sus casas entre 1994 y 2004.
«La riqueza que estos trabajadores generan no puede basarse en la miseria humana», sentencia en su informe Daniel Bekele, director de HRW Africa.
Dos trabajadores muertos
Los jornaleros se embarcaron en una huelga el pasado mes de noviembre en demanda de un jornal de 150 rands, unos 13 euros, frente a los 79 rands (6,8 euros) que cobran hasta el momento.
Al menos dos trabajadores han muerto desde el inicio del conflicto, y otros 179 han sido detenidos en disturbios y enfrentamientos con la Policía tras la reanudación de la protesta el pasado miércoles tras el parón navideño.
Tony Ehrenreich, secretario provincial del Congreso de Sindicatos de Sudáfrica, COSATU, por sus siglas en inglés, llegó a reclamar un boicot internacional de los vinos y frutas del país porque se producen “en condiciones de esclavitud”.