Primark se despacha con 140 euros a los afectados, y el 90% de los afectados no ha podido volver a trabajar, el resto de transnacionales no ha compensado a los 2.000 heridos, ni a las familias de los fallecidos.
Tras el colapso de un edificio de varias plantas repleto de talleres textiles en Bangladesh que mató a 1.132 personas las grandes marcas del textil y las autoridades del país asiático, hacían un «llamamiento a no repetir la tragedia».
Seis meses después del desastre la mayoría de los que lograron sobrevivir —unas 2.000 personas resultaron heridas— pero perdieron su trabajo siguen sin empleo y no han cobrado ninguna indemnización, según un informe de la campaña internacional Ropa Limpia. Primark, Benetton, El Corte Inglés, JC Penney o Le Bon Marché son algunas de las compañías que se surtían de las fábricas derrumbadas. Mango había hecho un pedido de prueba.
Prácticamente nadie salió indemne del colapso. Nueve de cada diez supervivientes aún están traumatizados y no han vuelto a trabajar; un 63% de ellos porque sufrió lesiones muy graves como la amputación de algún miembro, parálisis o aún padecen fuertes dolores, según una encuesta de la ONG Action Aid, que ha entrevistado a dos tercios de los supervivientes y familiares de los fallecidos. La mitad de los afectados asegura tener deudas.
Quienes trabajaban en aquel edificio construido con materiales de nefasta calidad sobre un terreno pantanoso a las afueras de la capital, Dacca, eran sobre todo mujeres, menores de 30 años, llevaban menos de un año empleadas allí y cobraban entre 28 y 75 euros al mes dependiendo de su categoría y antigüedad. Más de 300 cadáveres rescatados de entre los escombros están todavía pendientes de ser identificados mediante pruebas de ADN.
A las costureras y sus supervisores la patronal les pagó el sueldo de abril, las autoridades costearon los funerales y poco más por el momento.
Bangladesh aún paga el salario mínimo más mísero del mundo (3.000 taka al mes, 28 euros), ese que le ha convertido en el segundo exportador mundial de prendas de vestir del mundo tras China.
Autor: Naiara Galarraga (* Extracto)