Desacuerdo en la Comisión anual de Población y Desarrollo de la ONU
La Unión Europea, Canadá y la nueva administración de Obama proponen la reducción de la fecundidad y «los derechos sexuales y reproductivos» incluyendo los anticonceptivos, «el aborto seguro» y «la educación sexual.» La Santa Sede ha sido una constante voz en apoyo de la dignidad humana y el desarrollo. Ha culpado a la ONU por «dar prioridad al control de población y hacer que los pobres acepten estos argumentos» en lugar de en cuestiones de desarrollo como «educación, atención básica de salud, acceso al agua, saneamiento y empleo».
La Comisión de Población y Desarrollo se reune en las Naciones Unidas (ONU) para conmemorar el 15° aniversario de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) celebrada en Cairo. Hay desacuerdo entre los estados que defienden a la persona humana como el bien que debe protegerse y potenciarse y los que ven a las personas como una carga que hay que controlar.
Por un lado, la Santa Sede y una serie de naciones musulmanas en particular, se encuentran defendiendo una visión de desarrollo a favor de las personas haciendo hincapié en la reducción de la pobreza, educación básica y la atención de la salud, mientras que la Unión Europea, Canadá y la nueva administración de Obama proponen la reducción de la fecundidad y «los derechos sexuales y reproductivos» incluyendo los anticonceptivos, «el aborto seguro» y «la educación sexual»
Este último tema ha sido destacado por organismos de la ONU, radicales de las ONGs, y naciones «progresistas» a lo largo de las sesiones de CPD. En su discurso de apertura, Hania Zlotnik, directora de la División de Población de las Naciones Unidas, pidió a los estados que aplaudieran por la «rápida reducción de fertilidad en la mayoría de los países en desarrollo», que se ha logrado «principalmente por ampliar el acceso a métodos de anticoncepción».
Zlotnik afirmó que «si los demonios de pobreza, subdesarrollo, desempleo, enfermedad y hambre deben de ser eliminados, las políticas de población que garanticen la salud reproductiva y el acceso a la planificación de la familia tienen que ser parte del arsenal».
Ha habido algunas sorpresas positivas. Japón hizo una declaración reconociendo el gran problema demográfico al que se enfrentan con el envejecimiento de la nación, concluyendo que era esencial animar a los ciudadanos a «casarse, dar a luz y criar hijos». Croacia y Bulgaria hablaron de las medidas que estaban tomando para promover los nacimientos, tales como subsidios maternales y el pago de embarazos, permisos de maternidad y paternidad. Rusia, consciente de su drástica caída demográfica, también tomó una posición a favor de la natalidad, como lo hizo el año pasado.
Los Estados de Iberoamérica han sido una gran decepción. En particular Brasil y Uruguay han estado impulsando el lenguaje de «derechos reproductivos». En contraste, por ejemplo, entre la declaración de Uruguay del año pasado.
Voces a favor de la vida han sido silenciadas. Se rumorea que el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) que está a favor del aborto están presionando a Honduras que está a favor de la vida.
Malta, hizo una fuerte declaración defendiendo sus leyes a favor de la vida y declaró que «siempre ha expresado su reserva en el uso de términos tales como ‘derechos reproductivos’, ‘servicios reproductivos’ y ‘control de la fecundidad’. Malta volvió a declarar su reserva a la provisión de ICPD. En las circunstancias en las que el aborto no es contrario a la ley, el aborto debe ser seguro, declarando que la frase «podría prestarse a múltiples interpretaciones, lo que implica entre otras cosas, que el aborto puede estar libre de riesgos médicos y psicológicos, mientras se ignoran completamente los derechos de los no nacidos.
A lo largo de las negociaciones, la Santa Sede ha sido una constante voz en apoyo de la dignidad humana y el desarrollo. Ha culpado a la ONU por «dar prioridad al control de población y hacer que los pobres acepten estos argumentos» en lugar de en cuestiones de desarrollo como «educación, atención básica de salud, acceso al agua, saneamiento y empleo».
Dada la brecha ideológica, el hecho de no producir un documento final, algo muy inusual, es visto como una mancha negra.