Libia y la inmigración

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Cuando murió Gadafi, la OTAN se desentendió de Libia. El país fue ‘liberado’ del opresor, pero quedaron decenas y decenas de milicias armadas, de hombres que sentían que las armas, efectivamente, les otorgaban un poder. Y el país se dirigió al caos.

Libia fue siempre un país de acogida para inmigrantes subsaharianos. La extraordinaria riqueza en recursos del país y la poca población (entre seis y siete millones) requerían mano de obra extranjera.

Durante la guerra, muchos inmigrantes fueron forzados por Gadafi a combatir en sus filas, cosa que les marcaría una vez acabado el conflicto. Un periodista español me contó que Gadafi les pagaba con billetes falsos, que él mismo vio cuando fue a documentar una masacre donde los rebeldes habían matado a un grupo de inmigrantes.

Para los vencedores, los inmigrantes eran simples mercenarios. Eran el enemigo. Así, las milicias dispusieron de ellos a sus anchas tras la victoria sobre el dictador. Encerrados en campos de detención sin las mínimas condiciones humanitarias, forzados a trabajar como esclavos, maltratados físicamente, retenidos en espera del pago de un rescate, que reclamaban a las familias.

Y ahora nos escandalizamos porque la gente quiere huir de esa pesadilla a través del mar hacia Europa. Una Europa que, recordemos, participó directamente en el bombardeo libio. Una Europa que sigue desentendiéndose de Libia y solo se preocupa por mantener sus fronteras selladas. Una Europa que culpa a los traficantes, obviando que estos no existirían si no hubiese gente que quiere jugarse el pellejo en una barcaza, que quiere huir del horror.

Estemos atentos, pues. Las desigualdades crecen exponencialmente en los países africanos, los conflictos se intensifican en el cuerno de África y Oriente Medio. Esto solo puede ir a mas.

Alberto Pradilla añade: A todo ello le añadiría que ya durante la época de Gadafi los subsaharianos eran tratados como esclavos. De hecho existían cárceles para migrantes «ilegales» y Libia era un socio prioritario de Europa para el «control migratorio» que viene a ser un país al que Bruselas le paga para que ejerca de perro guardián expeditivo…

P.D.: Este texto está firmado por un inmigrante.
Fuente: Tahrir Café