Libro: No le llamen trabajo infantil

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No le llamen Trabajo Infantil, se llama ¡Esclavitud Infantil! Lo siguen llamando «trabajo infantil», pero es explotación y esclavitud. No nos cabe duda. Esto es lo que se denuncia el 16 de Abril día internacional contra la esclavitud infantil. Este libro presenta un conjunto de relatos, las alertas sobre esta lacra no cesan…

Lo siguen llamando «trabajo infantil», pero es explotación y esclavitud. No nos cabe duda. A la entrega de este conjunto de relatos que podéis adquirir en las Casas de Cultura y Solidaridad, las alertas sobre esta lacra no cesan. Una de estas alertas recientes llamaba la atención sobre los «niños boxeadores». 30.000 niños tailandeses, muchos desde los 8 años, siguen enrolándose en combates de boxeo que destrozan su infancia, forzados por la miseria que golpea sin guantes a sus familias mientras las mafias convierten el infierno de sus vidas en un espectáculos para turistas occidentales y en un rentable juego de apuestas.

Toda una metáfora de la situación de la infancia explotada y esclavizada. Niños a los que se parte la cara. Niños forzados a formar parte de un pelotón de muerte. Niños privados de una familia para tratar de sostener a sus familias, hundidas en la miseria. Niños golpeados para el lucro de empresas y mafiosos. Niños que sostienen con su sudor y su sangre el consumismo depredador. Niños convertidos en espectáculo y diversión para el hedonismo nauseabundo de los satisfechos. Niños en las vanguardias de la guerra, en el ring de una despiadada lucha por la existencia. Niños esclavos. Y lo siguen llamando «trabajo infantil».

Cuando acabamos de cerrar el último capítulo de este libro, Evo Morales, presidente de Bolivia y adalid del «socialismo del siglo XXI» reabre el viejo debate entre «abolicionistas» de la esclavitud infantil y partidarios de su «regulación». El debate, que no es nuevo, está servido: asociaciones de «niños trabajadores» le reclaman unas «justas» condiciones para un trabajo que «siempre ha existido» y que consideran necesario para colaborar a acabar con la miseria en la que viven sus familias. Además, añade el presidente, el trabajo contribuye a formar su «conciencia social».

La confusión nace desde el mismo momento en que hemos aceptado hablar de «trabajo infantil» en lugar de hablar de lo que realmente es: explotación y esclavitud infantil. En Bolivia lo que en realidad hay son más de 850.000 niños entre 5 y 14 años que están explotados. La confusión la han introducido los propios organismos internacionales, con la OIT al frente de ellos, que no para de hablar de «trabajo infantil» y de «las peores formas de trabajo infantil». La confusión tiene que ver con esa visión burocrática y materialista que rezuma todo el discurso de unos organismos que siempre han servido para lavar la cara del criminal y despiadado imperialismo del Capital que está en el trasfondo de sus decisiones.

Evo Morales no ha hecho sino poner de manifiesto esta contradicción. Y es que el «trabajo» en sí mismo no es reprobable. Siempre hemos defendido que los niños «trabajen» en lo que tienen que trabajar: jugando, estudiando e incluso- y con toda la fundamentación y excelente tradición pedagógica que tiene- realizando en su tarea formativa labores físicas, trabajos físicos.

Pero todo niño condenado a formar parte de un trabajo del que depende poder satisfacer sus necesidades más básicas y las de su familia, está condenado a trabajos forzados.

Y eso está aún más claro si sus padres carecen de un empleo, o el que tienen no les proporciona un salario digno para sacar adelante a su familia. Este viene a ser el caso de más del 60% de los trabajadores adultos en el mundo. Y el del 70% de los empleos adultos en Bolivia. Y mientras se produzca esta situación, la existencia de los niños en el mundo laboral será una canallada y un crimen inmoral que no hace sino perpetuar un sistema económico canalla y criminal.

Señores, no lo llamen «trabajo infantil», se llama ESCLAVITUD INFANTIL. Y tenemos la obligación moral y política de hacerla desaparecer ya.

El Responsable de Ediciones «Voz de los sin Voz»

nº 694. NO LE LLAMEN «TRABAJO INFANTIL», SE LLAMA ¡ESCLAVITUD INFANTIL!;
Equipo Gandhi; colaboración económica.: 1’20 €

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