La imposición del aborto es una pieza fundamental en la estrategia del imperialismo trasnacional para imponer su dominio totalitario sobre todo el mundo. Bajo el principio de máximo beneficio de trata de imponer la explotación y el control demográfico a los países empobrecidos para eliminar el potencial revolucionario de estos pueblos sometidos al hambre y la miseria.
Sin embargo reducir el aborto solo a su dimensión económica, tanto en los países empobrecidos como en los enriquecidos, es no ver el fondo y el alcance de esta estrategia. Se trata de convertir en cómplices del sistema a toda la población del planeta mediante el asesinato de millones de niños para afianzar el poder totalitario de los poderosos. Si el imperialismo consigue que la población acepte o simplemente asuma el aborto, es decir el asesinato de los propios hijos, como algo normal, incluso justificable, aunque no lo comparta, habrá conseguido una de sus mayores victorias. Por todo ello el aborto camufla detrás de palabras como “planificación familiar”, “salud reproductiva” y otras zarandajas imperialistas.
(Extractamos el artículo publicado en Forum Libertas el 6 de abril de 2010)
El lobby de población necesita generar una sensación de urgencia para que las naciones donantes inviertan en planificación familiar y aborto
Hillary Clinton dice que no puede haber salud materna sin salud reproductiva y sin aborto. “Si hablamos de salud materna, no puedes tenerla sin salud reproductiva. Y la salud reproductiva incluye la anticoncepción y el acceso al aborto legal”, señaló Clinton en una intervención en la ciudad canadiense… Cabe recordar, según informa Aciprensa, que la administración Obama, que recientemente logró la aprobación de una reforma sanitaria contra la vida, destinará en los siguientes seis años unos 63.000 millones de dólares para promover y poner en práctica su plan global de salud, que tiene como uno de sus objetivos “reducir la mortalidad de las madres y de los niños menores de cinco años”.
Las políticas pro abortistas que actualmente fomenta la Administración de los Estados Unidos vienen a coincidir con las que también defiende Naciones Unidas. Un reciente informe de la ONU sostiene que las naciones deberían duplicar las inversiones destinadas a la planificación familiar y al aborto en los países pobres, para alcanzar un total de 24.000 millones de dólares estadounidenses al año. Según informa Catholic Family & Human Rights Institute (C-FAM), el informe se escuda en que de esta manera se reducirá notablemente el índice de mortalidad materno-infantil y se dará solución a una gran cantidad de males sociales.
El estudio, que responde al título Haciendo cuentas: costos y beneficios de invertir en planificación familiar y en salud materna y neonatal afirma que si los Estados Miembros de la ONU destinaran 12.000 millones de dólares adicionales por año a la “planificación familiar moderna”, el resultado a escala mundial incluiría la reducción de costos para los países pobres en salud, agua, salubridad y servicios sociales, la disminución de 2/3 de los embarazos no deseados, del 70% de las muertes maternas y del 44% de las muertes de los recién nacidos, así como también la reducción del 73% de los abortos ‘riesgosos’ y del 60% de las discapacidades.
En el texto se asegura que “si todas las mujeres que desean evitar un embarazo usaran anticonceptivos modernos, la resultante merma de embarazos no deseados produciría una reducción en el costo que supone brindar a todas esas mujeres el estándar recomendado de atención materna y neonatal por 5.100 millones de dólares (de 6.900 a 1.800 millones)”. Pero, ¿quién está detrás de este planteamiento que antepone la rentabilidad económica a la vida? El informe está financiado y redactado por el Guttmacher Institute (rama de Planned Parenthood para la investigación) junto con el Fondo de Población de la ONU, que recibió aportes de los líderes de las principales instituciones de control de la población, entre las que se encuentran el Consejo de Población, Population Action International y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Por su parte, los críticos con esta propuesta sostienen que el único motivo por el que se apela a las muertes materno-infantiles en el nuevo informe radica en que el lobby de población necesita generar una sensación de urgencia para que las naciones donantes inviertan en planificación familiar.
El informe reprocha el hecho de que “la ayuda de los donantes destinada en forma específica a la planificación familiar ha disminuido mucho en cifras absolutas en dólares desde mediados de los años 90”. En la misma línea de la política anti vida de la Administración Obama, el informe señala que “los servicios de planificación familiar y salud materna deberían ser considerados como partes intercomunicadas en el proceso de asistencia”. De este modo, no queda claro qué proporción de las mejoras en materia de salud materno-infantil serán producto de una mejor atención prenatal y qué porcentaje derivará del hecho de evitar nacimientos mediante la planificación familiar.
Los autores dicen: “A comparación de los servicios de anticoncepción, los neonatales y maternos son más complejos y más difíciles de definir y medir” y agregan que “es difícil estimar los beneficios de la asistencia neonatal y materna porque pocos estudios han abordado el asunto”. Cabe destacar que es la primera vez que el informe ‘Haciendo cuentas’, publicado por primera vez en 2003, intenta hacer uso del tema de la salud materno-infantil para justificar la necesidad de invertir más fondos en anticoncepción y aborto a nivel mundial.