Los cristianos y el sindicalismo español en la segunda mitad del siglo XX.

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Hoy ha desaparecido el sindicato militante sustituído por el burocrático.

Introducción.

Aunque, jurídicamente hablando, sindicato lo es tanto una asociación de obreros como una agrupación de empresarios, popularmente y como fenómeno sociológico, por sindicalismo se entiende el llamado «de clase».

Se trataría, pues, de agrupaciones de obreros y campesinos pobres, proletarios en suma, que se asocian con un interés defensivo ante los patronos y los poderosos, con una finalidad transformadora y un compromiso internacionalista. Su ideología sería comunista, socialista, anarquista o cristiana.

Actualmente, el sindicalismo de clase aspira a la exclusiva representatividad de las llamadas «clases trabajadoras», desbordando el tradicional concepto de «clase proletaria». Coincide esa transformación en el tiempo con la desaparición del sindicalismo confesional católico, fenómeno paralelo al sucedido en otros países, si bien siguen existiendo sindicatos en Europa y América Latina de clara orientación cristiana pero no confesionales.

Eso no quiere decir que no existan cristianos trabajando en el seno de organizaciones sindicales. Pero quiénes así actúan, lo hacen de forma individual, como consecuencia de su compromiso personal, suscitado en muchos casos por concretas comunidades cristianas e inspiración cristiana..

Que no exista en España un sindicalismo específicamente católico es consecuencia, de las orientaciones derivadas del Concilio Vaticano II y el impacto de corrientes políticas y sindicalistas izquierdistas que suscitó el apostolado obrero.

En este artículo vamos a ver, de forma muy somera, la realidad del sindicalismo en España en las últimas décadas y la presencia en el mismo de un sujeto católico, pues ello nos puede aportar claves para comprender la actual situación y vislumbrar el futuro del mismo.

Antecedentes.
Con el «nuevo régimen», todos los sindicatos «de clase» son declarados fuera de la ley, siendo sus militantes perseguidos y sus organizaciones disueltas.

Los sindicatos católicos y «libres» (la C.E.S.O), al igual que los minúsculos sindicatos falangistas (CONS), son integrados por Ley en la única Central Nacional Sindicalista, en la que se participaban obreros y patronos organizados en ramas de producción siguiendo un esquema semi-corporativista tipo OIT. Fuera de esa única organización sindical legal, como núcleos específicamente obreros, solo figuran los movimientos especializados de Acción Católica en ese ámbito: la HOAC (fundada en 1.946) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en 1947.

En los años 50 y, sobre todo, en los 60, surgen organizaciones ilegales con la pretensión de actuar en el mundo del trabajo y también de transformar la realidad política. En unos momentos actuaron dentro de la CNS y en otros casos lo hacen fuera, dependiendo de estrategias concretas.

Entre esas nuevas organizaciones obreras, destacan dos: Unión Sindical Obrera (USO) y Comisiones Obreras (CC.OO.), si bien existieron otras. Así, destacaremos a la Federación Sindical de Trabajadores, que fue un intento de creación de un sindicalismo católico en la clandestinidad, de 1.958 a 1.960; fracasando en el empeño.

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).

La Hermandad Obrera de Acción Católica es un movimiento apostólico especializado de la Acción Católica.
Ha jugado un papel muy importante en el franquismo, al constituir una escuela de formación de militantes obreros y cristianos y un cauce organizativo que «escapaba» de la disciplina del Sindicato Vertical.

Varias personas extraordinarias influyeron, especialmente, en su historia: Guillermo Rovirosa, Eugenio Merino y Tomás Malagón.

De HOAC, y de otros movimientos apostólicos como la JOC, nació USO en buena medida. En HOAC también encontramos a los promotores de ediciones ZYX, a dirigentes del PSOE, a los fundadores años mas tarde de «Comunión y Liberación» en España, y a los actuales protagonistas del Movimiento Cultural Cristiano.

Por HOAC pasaron muchos cientos de militantes que desarrollaron -y desarrollan- su labor sindical en CC.OO. UGT y CNT. No puede entenderse la historia reciente del sindicalismo en España sin la cobertura ofrecida al renacido movimiento obrero por esos movimientos apostólicos.

En la actualidad, HOAC sigue presente en la mayoría de las diócesis españolas.

Unión Sindical Obrera (USO).

La historia de este sindicato arranca del llamado «grupo de Rentería», cuyos primeros panfletos datan del ya lejano 1.958. Formalmente se constituye en 1.960, redactándose la carta fundacional en 1.961. Nace de un grupo de obreros de JOC y de HOAC y su vida se mezcla con la de esa organización apostólica y en el ámbito internacional con la central francesa CFTC (después, CFDT).
Hoy día JOC,, continúa su existencia, aunque muy mermada, habiendo sufrido una escisión hace una década: la JOC-E.

En abril de 1.977 es legalizada. En las primeras elecciones políticas apoya al PSP y la FPS. Sufre graves escisiones hacia UGT (liderada por el secretario general Zufiaur, septiembre de 1.977), CC.OO (1.980) y CNT.

El fenómeno polaco de «Solidaridad» también influye, al menos como «marca publicitaria», iniciando su deslizamiento ideológico hacia la «autonomía» e «independencia».

CC.OO, UGT y CNT-AIT

Las primeras Comisiones Obreras (CC.OO.) surgieron a partir de grupos de militantes católicos y comunistas , con una vocación unitaria pero rápidamente fueron dominadas por los militantes del Partido Comunista de España. En cualquier caso, hablar del sindicalismo clandestino en España durante el franquismo pasa inevitablemente por la historia de esas Comisiones Obreras que protagonizaron luchas importantes y estrategias diversas.

La CNT-AIT en la transición sufrió un momento de espectacular auge, coincidiendo con las multitudinarias «jornadas libertarias» de Barcelona, pero a raíz del «caso Scala» entra en una profunda crisis, que desembocará en la escisión de los «posibilistas» en el congreso de Valencia.

De esa escisión surge, actualmente como cuarta fuerza sindical, la Confederación General del Trabajo (CGT). En esta confederación, dinámica y en relativo ascenso, también trabajan militantes de formación cristiana, procedentes de una pequeña escisión de USO, así como otros de los restos de CSUT (sindicato impulsado por el Partido del Trabajo de España, maoísta). También hubo en el grupo fundacional militantes cristianos de la editorial ZYX.
La CNT-AIT, en la actualidad, apenas desarrolla trabajo sindical, reduciéndose su presencia en el medio laboral y proyectando su acción en fenómenos marginales como el movimiento insumiso, «okupa», etc.

La UGT socialista no se reconstruye hasta principios de los años 70 (salvo alguna limitada experiencia aislada). En la actualidad es la segunda gran organización sindical española, tras CC.OO, manteniendo magníficas relaciones con su partido hermano, el PSOE.

Otros sindicatos.

También en los últimos años del franquismo, otras organizaciones sindicales intentan asomar de la mano de partidos políticos radicales (FRAP, ORT y PTE), así como algunas de carácter nacionalista (SOC y ELA-STV), estas continuando su línea, anterior a la Guerra Civil.

En el mundo del funcionariado, hoy el más numeroso del mundo del trabajo, una confederación de marca «independiente» surge, a partir de numerosos sindicatos nacidos en sectores muy concretos de la Función Pública. También aquí encontramos a católicos actuando de forma individual. Hablamos de la CSI-CSIF.

Presencia de un sujeto cristiano en el mundo sindical.

Hemos visto que son muchos los militantes cristianos que trabajan en diversas organizaciones sindicales. De alguna manera, los procedentes de HOAC y JOC, militan preferentemente en UGT, CC.OO, CGT, UCSTE y también en USO.

Otros católicos, vinculados a otras realidades eclesiales, militan en CSI-CSIF, CEMSATSE, ANPE y USO.

Y no olvidemos el origen católico del sindicato nacionalista ELA-STV, donde militan muchos católicos y sindicalistas antes independientes.

Pero creemos que no se trata de hablar y actuar conforme a los tradicionales esquemas de «derecha» e «izquierda», trasladándolos a las realidades eclesiales.

Por otra parte, hay que considerar que el movimiento obrero en particular y sindical en general, han perdido buena parte de la capacidad transformadora que le caracterizaron décadas atrás, convirtiéndose en meros gestores de fondos públicos y de otros recursos de la vida laboral, insertados plenamente en el sistema.

Hoy día, para un cristiano, la llamada a la «nueva evangelización» impulsada por Juan Pablo II debe ser horizonte inmediato. Y esa evangelización pasa, en primer lugar, por el testimonio personal y el encuentro «cara a cara». Y para ello, las estructuras sindicales que hemos descritos antes, no son fundamentales; aunque ello no quiere decir que, como ámbito muy importante de la vida, los cristianos no puedan también trabajar en el seno de las mismas con un espíritu transformador y misionero.

La militancia obrera ha desaparecido y la burocracia ha tomado el poder. Eso ya no es el sindicalismo histórico.