Los niños y los abuelos son la esperanza de un pueblo

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Uno de los peligros más graves a los que está expuesta nuestra época es el divorcio entre economía y moral, entre las posibilidades que ofrece un mercado provisto de cualquier novedad tecnológica y las normas éticas elementales de la naturaleza humana, cada vez más arrinconada.

La Sala Clementina del Palacio Apostólico ha sido esta mañana el escenario del encuentro del Papa Francisco con cuatrocientos setenta miembros del Movimiento por la Vida Italiano. El pontífice les ha dado las gracias por su labor, en particular por el ‘Proyecto Gema’, (una forma de adopción prenatal a distancia de mujeres embarazadas en dificultad) que »en estos últimos 20 años – ha afirmado- ha permitido, a través de una forma particular de solidaridad concreta, el nacimiento de tantos niños que, de otra forma, no habrían visto la luz».

»La vida humana es sagrada e inviolable -ha recalcado- Todo derecho civil se asienta en el reconocimiento del primero y fundamental de los derechos, el derecho a la vida, que no está subordinado a condición alguna, ni cualitativa, ni económica, ni tanto menos ideológica. Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no’ a una economía de la exclusión y la desigualdad. Esa economía mata… Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del ‘descarte’ que, además, se promueve. Y así se descarta también la vida», ha proseguido el Santo Padre citando su exhortación apostólica »Evangelii Gaudium».

»Uno de los peligros más graves a los que está expuesta nuestra época es el divorcio entre economía y moral, entre las posibilidades que ofrece un mercado provisto de cualquier novedad tecnológica y las normas éticas elementales de la naturaleza humana, cada vez más arrinconada. Por lo tanto, es necesario reiterar la oposición más firme a cualquier atentado directo a la vida, especialmente inocente e indefensa, y el nonato en el seno materno es el inocente por antonomasia. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables’.»

»Recuerdo hace tanto tiempo -ha añadido- que participé en una conferencia con médicos. Después de la conferencia los saludé y mientras hablaba con ellos, uno me llamó aparte. Tenía un paquete y me dijo: »Padre quiero dejarle esto a usted. Son los instrumentos que he utilizado para abortar. He encontrado al Señor, me he arrepentido y ahora lucho por la vida. Y me dio todas las herramientas. Recemos por este buen hombre».

»A quien es cristiano le corresponde siempre este testimonio evangélico: proteger la vida con valor y amor en todas sus fases. Os animo a hacerlo siempre con la actitud de la cercanía, de la proximidad: ¡Que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada!».

»Hemos hablado de niños: hay tantos aquí. Pero yo quisiera hablar también de los abuelos, que son la otra parte de la vida. Porque tenemos que preocuparnos por los abuelos, porque los niños y los abuelos son la esperanza de un pueblo. Los niños y los jóvenes porque sacarán adelante a ese pueblo; los abuelos porque tienen la sabiduría de la historia, son la memoria de un pueblo. Custodiar la vida en un tiempo donde los niños y los abuelos entran en esta cultura del descarte y se piensa en ellos como material desechable ¡No!. Los niños y los abuelos son la esperanza de un pueblo».

‘El Señor -ha finalizado- sostenga la acción que desarrolláis como Centros de Ayuda a la Vida y como Movimiento por la Vida, en particular el proyecto ‘Uno de nosotros» y ha encomendado a la Virgen Madre María a los miembros del Movimiento por la Vida.

El Papa Francisco al Movimiento por la vida italiano