Los nuevos confesionalismos

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Nos atrevemos a pedir a los laicistas un poquito menos de confesionalismo. Al diario El País algo menos de teología y más atención a los problemas de los inmigrantes, los explotados, hambrientos, esclavos y un poco de leña a banqueros y constructores….

Parlamentarios ateos acusan a los obispos de ser poco evangélicos, el inquisidor del PSOE pide explicaciones teológicas al Papa, las portadas del periódico El País discuten la liturgia vaticana los mismos días que piden laicismo radical, crece el número de teólogos de cámara a sueldo en los medios de comunicación, una celebración de la palabra convocada por una diócesis se ha convertido en el pistoletazo de salida de la campaña electoral y provoca la comparecencia parlamentaria urgente de la vicepresidenta del gobierno, etc, etc.


Pero, ¿no era esto un estado laico?, ¿no era la religión una cosa privada que debía estar alejada de la cosa pública?. Al final los que más han luchado por la desaparición de Dios de los espacios públicos se han convertidos en sus más encendidos defensores de su presencia.


Comprendo que es difícil vivir como si Dios no existiera, pero lo honesto es plantearse el tema con espíritu de diálogo sin llegar a los niveles de ridículo a los que están llegando los propagandistas del nuevo confesionalismo de la sociedad sin Dios en la que se habla de Dios para los que conviene políticamente.


Nos atrevemos a pedir a los laicistas un poquito menos de confesionalismo. Al diario El País algo menos de teología y más atención a los problemas de los inmigrantes, los explotados, hambrientos, esclavos y un poco de leña a banqueros y constructores…. Tanto hablar de Jesús, ¿no podían hacer como Él hizo en el templo?.


 «Las cosas en su sitio«


Con un comunicado con este título respondió la ejecutiva del PSOE a la celebración de la Palabra celebrada el 30 de diciembre en la Plaza de Colón. Un titular que perfectamente hubiera podido firmar el mismísimo Franco o cualquier sargento mandón empeñado en domesticar a sus díscolos reclutas.


El sector estreñido del PSOE se volvió a imponer y respondió al ejercicio de la libertad religiosa y de conciencia con una llamada al «ordeno y mando». Son muchas las cosas que están fuera de sitio y una de ellas es el autoritarismo de la ejecutiva del PSOE deseosa que los españoles actuemos a toque de silbato.


«Las cosas en su sitio» es el anhelo del abuelo regañón y autoritario incapaz de entender a los jóvenes, del mal profesor que añora la vara para golpear a los alumnos a los que es incapaz de transmitir entusiasmo por aprender, del inseguro, del mandón, del acomplejado… de Zapatero.