Los orígenes cristianos del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra del Brasil

1934

El MST recuerda sus orígenes cristianos con orgullo. El MST es un movimiento independiente, secular, no confesional y mantiene con fuerza su independencia. El MST hunde sus raíces en la cultura socio religiosa de lo que podría llamarse cristianismo de liberación. No se puede entender su origen sin evocar el rol de la Iglesia brasileña y el particular de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT)…

José Guarc Pérez
Revista Id y Evangelizad nº 43
abril de 2005

El MST recuerda sus orígenes cristianos con orgullo. El MST es un movimiento independiente, secular, no confesional y mantiene con fuerza su independencia. Llamaba la atención en Porto Alegre cómo en todos los lugares donde se hacía presente, en la calle, en las multitudinarias conferencias del estadio Gigantinho, junto a su emblemática bandera roja con sus siglas (MST) en el centro, aparecían siempre las banderas de la Pastoral de la Tierra: la bandera blanca de los jóvenes cristianos (Pastoral da Juventude Rural) y la bandera verde de sus orígenes cristianos (Comissâo Pastoral da Terra). Banderas y banderas que portaban con bullicio, con reivindicaciones, con esperanza… Y contagiando esperanza. Lo que da un tono distinto a Porto Alegre es que el que asiste no lo hace como testigo de un hecho político-social en el que sólo algunos, los grandes, son los protagonistas. El protagonista es él mismo, cada uno de los asistentes. Estamos ante un signo de los tiempos en el que está surgiendo una nueva ciudadanía.

El MST es hoy uno de los más importantes movimientos sociales de Brasil y de toda América Latina. Reúne a cientos de miles de campesinos, arrendatarios, posseiros, asalariados agrícolas, de los cuales una gran proporción son mujeres. El MST hunde sus raíces en la cultura socio religiosa de lo que podría llamarse cristianismo de liberación. No se puede entender su origen sin evocar el rol de la Iglesia brasileña y el particular de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT).

Tras el golpe militar de 1964, durante los años 70, la Iglesia animadora de las comunidades eclesiales de base (CEBs) daba un giro de 180 grados. Los obispos y superiores religiosos de la región centro-oeste de Brasil escribían en 1973: Es necesario vencer al capitalismo: es el mal mayor, el pecado acumulado, la raíz podrida, el árbol que produce todos estos frutos que nosotros conocemos bien: la pobreza, el hambre, la enfermedad, la muerte. Por ello es necesario que la propiedad privada de los medios de producción (fábricas, tierras, comercio, banca) sea superada.

La opción prioritaria por los pobres fue encarnada de forma radical y consciente por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT). Una amplia red compuesta por miembros del clero -sobre todo religiosos- y algunos obispos, laicos, teólogos, biblistas, sociólogos y sobre todo agentes de pastoral salidos principalmente del mundo rural. La CPT fundada en 1975, ha sido una escuela formidable de dirigentes campesinos. La CPT se extendió por todo el país y gracias a su ligazón directa con la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) goza de una autonomía con relación a las estructuras parroquiales locales, no dependiendo de los buenos deseos de los obispos de cada región. Muchos de los agentes de pastoral y también sacerdotes (el padre Jósimo Tavares, animador de la CPT en el Estado de Pará, es sólo el caso más conocido, asesinado por pistoleros contratados por los facendeiros), pagaron con su vida el compromiso activo de la CPT con los trabajadores rurales en la lucha por sus derechos.

El término bíblico de la Tierra Prometida, de acuerdo al modelo bíblico del Exodo, les hace concebir el Reino en su aspecto transcendente pero a la vez como el proceso de una larga caminhada. Una de las características de la cultura socio-religiosa de la CPT -que se encuentra íntegramente en el MST- es la crítica a las consecuencias sociales dramáticas del capitalismo en el campo: desocupación, expulsión de campesinos, pauperización.

Las relaciones entre la CPT y el MST no siempre estuvieron ausentes de tensiones, hecho que hizo caminar al MST hacia la autonomía. A pesar de su desconfesionalización para nadie es un secreto que la mayoría de los militantes activos y de los cuadros del MST se originaron en la CPT y en las CEBs. Algunos han conservado sus lazos cristianos originarios y todos han bebido en el cristianismo de la liberación su cultura socio-religiosa y la motivación más profunda de su compromiso.

Don Tomás Balduino, obispo de Goiás, fundador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) ha estado bien presente en numerosos momentos de lucha de los sin-tierra. Don Pedro Casaldáliga nombrado obispo de la prelatura de Sâo Félix do Araguaia en el Moto Grosso en 1971 y ordenado con un remo de pescador como báculo y un sombrero de paja campesino como mitra, sufriendo distintos atentados que pagó con su vida el padre Joâo Bosco a quien un pistolero confundió con el obispo.

Al fondo de todo ello la Iglesia del Vaticano II que en Latinoamérica encontró su traducción en la II y III Conferencias Generales del Episcopado de Medellín (Colombia, 1968) y Puebla (México, 1979).