¿Cómo es posible que un sencillo chip electrónico registre nuestra ubicación, nuestros informes médicos, nuestro saldo bancario, nos proporcione entradas para el cine, dirija un arma inteligente de quinta generación, o fotografie una moneda desde el espacio y sin embargo no se detecte una estafa financiera de 50.000 millones de dólares?
Es curioso y es inverosímil. Sólo hay una posibilidad de que un fenómeno así tenga lugar, y es que se produzca en el seno de un sistema financiero y político corrompido hasta los tuétanos. No vale buscar un falso chivo expiatorio. El sistema económico internacional es una gran maquinaria de expolio a los empobrecidos, gobernado por los grandes bancos y empresas transnacionales y amparado por todos los gobiernos.
El cataclismo financiero internacional ha puesto de manifiesto que los fuertes disponen de todos los recursos que necesiten mientras el empobrecimiento provocado asesina diariamente a más de 100.000 personas por hambre. Sin embargo nos han contado durante decenios que el hambre no tenía solución, que sólo se podían paliar sus efectos mediante apadrinamientos humillantes y limosnas como el 0,7%. Por fin ha quedado demostrado que el hambre del 85% de la humanidad es un crimen político provocado. La banca va ha recibido, de momento, más de 2,0 billones de euros de dinero público; sólo el gobierno español va a soltar 150.000 millones que se sepa. ¿Y los hambrientos?, ¿Y los parados?, ¿Y los niños esclavos?. ¿Quién responde de estos crímenes?. ¿Quién responde de las mentiras? ¿Quién responde de las estafas? ¿Quién responde del asistencialismo humillante y cómplice de las ONGs? La crisis que actualmente devora las arcas públicas de los países enriquecidos ya devoraba la vida de la mayoría de la humanidad. ¿Quién responde?.