Los tentáculos informáticos del Imperio

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Es bien conocida la estrecha asociación existente entre el gobierno norteamericano y en especial sus servicios de inteligencia, por ejemplo la CIA, y organizaciones como la Fundación Ford, IBM o Microsoft. Pero son casi desconocidas las relaciones de cooperación entre las mismas y el Foro Social Mundial de Porto Alegre.

Beatriz Busaniche
Enfoques Alternativos

Es bien conocida la estrecha asociación existente entre el gobierno norteamericano y en especial sus servicios de inteligencia, por ejemplo la CIA, y organizaciones como la Fundación Ford, IBM o Microsoft. Pero son casi desconocidas las relaciones de cooperación entre las mismas y el Foro Social Mundial de Porto Alegre.

La penetración del aparato de inteligencia norteamericano en lo que aparece como un espacio hostil al Imperio se inscribe como un capitulo más de una vieja modalidad operativa.

La agenda de la sociedad informacional llegó al Foro Social Mundial. La puja por controlar la libertad en nuestras redes técnicas y sociales está instalada de la mano de las organizaciones que controlan los flujos de información del Foro de Brasil.

La penetración es clara: las bases de datos, los sitios de Internet y la informática estratégica del Foro Social Mundial está en servidores de organizaciones financiadas directamente por actores internacionales como la Fundación Ford (1) y multinacionales como IBM y en formatos cerrados controlados exclusivamente por corporaciones como Microsoft. Esto pasa mientras escuchamos alegres cantos esperanzados sobre la «democratización» de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y la «inclusión digital».

La lucha tiene muchos matices, pero uno de los principales pretende ser la instalación de la ignorancia. La perpetuación de la ignorancia es el principio de toda esclavitud.

No da lo mismo una opción tecnológica que otra, las formas de construcción y distribución de nuestra tecnología, nuestras herramientas y nuestro saber no es un hecho neutral sino político. Existiendo un mundo de tecnologías libres, podemos y debemos elegir: ignorar este principio es firmar la rendición anticipada en la lucha por otro mundo posible.

ENTREMOS EN TEMA

Existe, según Armand Mattelart, una «nueva doctrina estratégica de la comunicación» (2), donde «la hegemonía de la hiperpotencia se da a través del «softpower», el poder blando: pensar que se puede atraer a la gente fijando una agenda». Esa agenda es efectivamente el último bastión de defensa de los monopolios anquilosados que pretenden el control de la información y del conocimiento. El Foro Social Mundial no es ajeno.

La agenda de la «sociedad de la información» marca que la conectividad y el acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación son la «panacea» del desarrollo y la democratización pero a la vez, esa «panacea» sólo sería posible en un «entorno propicio» para la inversión (3). Y así se entroncan los discursos y acciones de los actores de esta historia.

Sin dudas, la fuerza bélica y económica sigue siendo la forma más visible de dominación política, pero mientras tanto, otra forma de dominio se teje de manera silenciosa, compulsiva, amenazante y con la venia y a pedido de quienes deberían resistir: las ONGs de la sociedad de la información, un cúmulo de organizaciones que piden más acceso, más conectividad y más inversión.

Imposible no preguntar: ¿En qué punto de la historia estamos para que partes y contrapartes reclamen esencialmente lo mismo, sólo divergente por matices discursivos lógicos de la función de cada uno en el juego socio-político?

Muchos han alertado sobre las trampas detrás del concepto de sociedad de la información, pero muy pocos han indagado los discursos que se esconden detrás de quienes aparecen como contrapartes. La misma agenda delineada en los últimos años por los países y las organizaciones más poderosas del planeta para defender sus decadentes intereses, trae en paralelo la conformación de un cuerpo de voces de lo «socialmente aceptable» en materia de sociedad de la información y conforma, con fondos de financiación y eventos públicos, su cuerpo de «interlocutores».

¿Será el Foro Social Mundial de Porto Alegre un ámbito complementario para la creación del proyecto de «Sociedad Global de la Información» que delinearon los países del G8 durante la Cumbre de Okinawa del 2000? Si el manejo de la política informática del Foro sigue en las mismas manos que hasta ahora, la respuesta es SI.

REVISEMOS LA HISTORIA

El concepto de «sociedad de la información» apareció alrededor del año 1975 y fue cobrando fuerza apoyado por los países más ricos del planeta. En paralelo, las tecnologías libres se desarrollaron a la luz de la comunidad científica y universitaria generando un tejido distribuido y abierto de redes. Esa revolución sustantiva dio rienda suelta a la posibilidad de compartir, construir y distribuir libremente conocimiento. Esa es la revolución que se anticipa al proyecto reaccionario de sociedad de control (4).

La misma red, ubicua, anónima y libre es hoy la mayor estaca en el corazón de los gigantes (5).

Pero la complejidad técnica y conceptual jaquea nuestra lucha. En un mundo de confusión, los poderes afectados por la libre distribución y la red libre pujan por retomar el control a través de:

– Control y regulación de las redes

– Refuerzo de copyrights (derechos de propiedad intelectual).

– Patentamiento de software, seres vivos y métodos de negocios

– Control monopólico del conocimiento

– Vigilancia global y arquitecturas de control silencioso a través de hardware y software

– Violación de los Derechos Humanos: claramente el derecho a la privacidad, el derecho a la libertad de expresión, el derecho al libre acceso a la cultura y el conocimiento

– Prohibición por ley de cooperar: compartir es delito.

Hablar de «empoderamiento de las comunidades a través de las TICs» sin reparar en estos ejes es trabajar para quienes los impulsan.

¿Qué más puede pedir una empresa como Intel que tener movimientos de base reclamando a sus gobiernos que hagan inversiones monstruosas en hardware?

¿Qué más puede pedir Microsoft que tener organizaciones y escuelas públicas capacitando clientes cautivos – el marketing de sus productos – en nombre de la «inclusión digital»?

¿Qué más pueden pedir que tener las redes de comunicaciones de las organizaciones del tercer sector, alternativas y locales en muchos casos, en formatos que sólo ellos controlan?

El sitio del Foro Social Mundial de Porto Alegre, sus bases de datos y toda su información corre sobre servidores Microsoft que nadie puede fiscalizar y en formatos que sólo esa corporación de software controla.

Esto no ha sido impuesto por la empresa ni por ningún gobierno sino decidido y montado por la organización que controla gran parte de la información del tercer sector en Brasil y de los Foros de Porto Alegre: RITS.

RITS, tal como menciona su sitio en Internet, está financiada por IBM y Fundación Ford (6). Recibe fondos de Fundación Kellog, Infodev (Programa de información para el desarrollo del Banco Mundial), la Interamerican Foundation y la Open Text Corporation (una corporación de software privativo). Hasta hace poco había créditos a la firma Microsoft, pero fueron retirados del sitio.

RITS es parte de la red global APC (Asociación para el Progreso de las Comunicaciones). Esta organización comprometida con la lucha de género y la democratización de las nuevas tecnologías es una red de nodos que trabajan en forma local, pero global en sus políticas y posiciones. Un claro ejemplo de lo que Mattelart denomina «sociedad civil global».

Sus principales fuentes de financiación son la Fundación Soros, el Open Society Institute, brazos filantrópicos del financista George Soros, la Fundación Ford, el Commonwealt of Telecommunications Organization, el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC), la Fundación Rockefeller y el Banco Mundial

APC trabaja en empoderamiento de comunidades de pueblos indígenas, activistas de género y movimientos de base. Pero en paralelo, desarrolla materiales educativos con los que enseña políticas de TICs a sus activistas. Gran parte de estos fueron escritos personas que publican artículos para el Departamento de Estado Norteamericano.

Un ejemplo sirve para ilustrar estos hechos: estos programas abordan los temas críticos ya mencionados, pero con textos de la organización Bridges.org y de su Directora Ejecutiva, Teresa Peters. (7) Elegida Global Leader of Tomorrow por el Foro Económico Mundial (Davos), ella redactó los conceptos estratégicos sobre «propiedad intelectual», de los materiales de capacitación con los que APC presentó su taller sobre Sociedad de la Información en el Foro Social Mundial de Mumbai en enero del 2004.

Esto no quiere decir que estas organizaciones sean conscientemente cómplices. Sólo pretende llamar la atención sobre las dualidades y peligros en juego.

La gran mayoría de estas organizaciones tiene algo en común: sus discursos «progresistas» y financiación de algunos actores clave: La Fundación Soros, la Fundación Ford, el IDRC de Canadá y el Banco Mundial.

En la mayoría de los casos no es difícil comprender lo que pasa: comparten la ideología de la utopía técnica que indica que acceder a las tecnologías de la información y la comunicación es un bien en si mismo y por tanto, se debe trabajar en ese sentido.

Esa es la trampa de la sociedad de la información. Que las tecnologías de información y comunicación son un monstruoso avance para la humanidad es indudable. Pero las decisiones que se tomen en ese sentido nos ponen frente a dos posibles caminos: el camino del control o el camino de la libertad.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no son neutrales. Su construcción forma parte de la ideología, la ética y la cultura de la sociedad libre del conocimiento que pergeñaron los hackers hacedores de la red.

Existen roles claros: Las grandes corporaciones y algunos gobiernos planifican cómo controlar las redes de todo el planeta, tratando de recuperar el control del conocimiento en pocas manos.

Mientras, algunas organizaciones globales hacen el trabajo de divulgación pidiendo a los Estados Nacionales que adquieran hardware y licencias de software para «democratizar» el acceso. Llevando a las comunidades remotas terminales para el control (en tanto llevan hardware y software de esas mismas corporaciones).

Múltiples sectores hacen lobby sobre gobiernos para «armonizar» las legislaciones sobre estos temas para facilitar las «inversiones». (Armonizar con las leyes norteamericanas principalmente, fuertemente regresivas en materia de derechos ciudadanos: basta citar la Digital Millenium Copyright Act, la Patriot Act y las legislaciones que habilitan el patentamiento de software).

Los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York y la nueva doctrina global de la seguridad aceleraron el proceso. Los flujos de comunicaciones y la ciudadanía deben ser sometidos a más control.

Para los estudiosos de la Sociedad de la Información (o del conocimiento o de las comunicación, según la preferencia conceptual) no ver esta realidad es pecar de inaceptable ingenuidad. Para el Foro Social es renunciar a una lucha crítica.

Iniciativas de ciberseguridad, ciberterrorismo, control de las comunicaciones electrónicas y vigilancia global se suman a las campañas de dominio de la información y control monopólico del conocimiento. Todos colaboran en la estrategia de vigilancia de la ciudadanía en nombre de la prevención del delito (8) y el terrorismo.

«Democratizar» las tecnologías acríticamente es ir radicalmente a la «democratización del control»: control y sometimiento equitativo para todos y todas.

Hasta aquí, parece difícil encontrar vías de escape. Una decisión elemental sería: tecnologías Si o tecnologías No. La respuesta es que el «luddismo informacional» es tan funcional a las posiciones del poder como la «tecno-utopía».

La única salida a este brete es luchar contra la ignorancia, denunciarla y apelar al conocimiento construido. Mostrar que otro mundo es real. El trabajo de años de la colectividad de hackers (9) le ha legado a la humanidad una red abierta y el software necesario para ser independientes y libres. Pero hoy esa red y ese software están en riesgo, ya que son la única esperanza de libertad en un mundo hiper-conectado donde los más poderosos pugnan por la dominación.

Eben Moglen, miembro del directorio de la Fundación del Software Libre (10) habla de «la revolución práctica» basada en dos cosas: la comprobación del concepto de construcción colectiva libre y distribuida y el código resultante en funcionamiento. Esto es: desarrollar primero y mostrar al mundo que no necesita mendigar a los poderosos ni entregar sus derechos para usar tecnología.

La tecnología en si misma es irreversible una vez desarrollada. Esto que hemos hecho es nuestro, no es un sueño, funciona, lo usamos y es la herramienta de nuestra liberación. Esto que hemos hecho es Software Libre y redes libres, bases elementales en la lucha.

El Foro Social Mundial no puede ignorar al movimiento por el conocimiento libre ni pedirle favores a corporaciones para utilizar herramientas tecnológicas. Mumbai 2004 dio el ejemplo: todas sus aplicaciones informáticas fueron libres. Porto Alegre no tomó esa decisión.

El mundo libre existe, es un hecho y un derecho y el Foro Social de Porto Alegre ha caído en la trampa de la ignorancia dejando su política informática en manos de quienes no entienden, o no quieren entender, que la libertad está en juego y que no da lo mismo la libertad que la esclavitud.

Falta muy poco para el Foro del 2005: las bases de datos, la política informática, el control de la información y los sitios web siguen corriendo sobre software de Microsoft. El Foro de Porto Alegre sigue votando la esclavitud, el control y la ignorancia, esperemos que no la complicidad.

Referencias

(1) Una descripción de la asociación entre la CIA y la Fundación Ford la podemos leer en el artículo de James Petras.

» La Fundación Ford y la Cia: un caso documentado de colaboración filantrópica con la policía secreta», https://rebelion.org/

[2] Armand Mattelart – Historia de la Sociedad de la Información. Paidos Comunicación. 1ra. Edición en Argentina. 2003. ISBN 950-12-7532-9

[3] Los documentos de la Cumbre del G7 de Okinawa en el 2000 sobre «Sociedad Global de la Información» y los documentos emanados de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información celebrada en Ginebra en diciembre del 2003 son elocuentes.

[4] Diego Saravia y Beatriz Busaniche- Democracia vs. Fascismo. Libertad vs. Control. La contradicción fundamental de la sociedad del conocimiento.

[5] Beatriz Busaniche – Hackeando la Sociedad de la Información.

[6] De más está citar en este artículo los antecedentes de la Fundación Ford ya mencionados por James Petras en su trabajo «La Fundación Ford y la CIA: un caso documentado de colaboración filantrópica con la policía secreta», 2001.

[7] Ante cuestionamientos sobre la posición de Teresa Peters en estos temas, APC emitió un comunicado indicando que no comparte su posición en varios temas, pero que seguirán trabajando con ella.

[8] La corporación AOL Time Warner reconoció públicamente en Buenos Aires que monitorea todos los correos de sus clientes para detectar «pedófilos».

[9] Diego Saravia La Comunión del Conocimiento. Comunidades hacker y la libertad en la sociedad de la información.

[10] https://www.fsf.org/