Como las damas de la caridad de siglos pasados los actuales dirigentes del PSOE se pasean entre los pobres, tras viajes de lujo, vacaciones de lujo en palacios como La Mareta, con cientos de servidores…
El secretario de Estado de seguridad ha sido solo uno más de estos políticos hipócritas que vienen a decir que bastante bien están los pobres.
Pero la realidad es otra como refleja este artículo:
Daida I. Rodríguez
Las Palmas de Gran Canaria
Canarias lleva un verano de intensas cifras. Los inmigrantes se cuentan a miles en los distintos centros de internamiento fijos, provisionales, carpas, naves en un puerto y comisarías de policía.
Miles de seres humanos, esa es la frase clave de una situación que se les está escapando de las manos a las autoridades o al menos así lo denuncian desde sindicatos como la Confederación Española de Policía (CEP).
Los traslados a la Península o las repatriaciones a Senegal sólo han aliviado la situación del CIE de El Matorral, Fuerteventura, el resto almacenan inmigrantes como pueden. A las ocho de la mañana suena el despertador y comienzan las colas de un desayuno frugal compuesto por un zumo de naranja y una pieza de bollería o pan con mantequilla y mermelada.
Mientras, en el acuartelamiento de La Isleta se intenta organizar con los internos la limpieza del campamento cuyo olor a orina alcanza desde la entrada al espacio militar. A lo largo de la mañana llega Cruz Roja que se encarga de dar atención médica a los inmigrantes. Cerca de esa cola se forma otra, los voluntarios de esta ONG se entrevistan con hasta 100 irregulares para intentar encontrarles algún contacto en la Península para que no estén perdidos una vez sean derivados al continente.
También en Las Raíces se realiza este trámite para los 3.474 internos que hasta ayer se encontraban en este campamento.La hora de comer llega pronto. Las primeras colas en la Isleta se forman a las doce. 200 inmigrantes caben en la carpa comedor. Un grupo de mujeres sirve el almuerzo preparado por Vanyera que apuran para dejar su sitio al siguiente grupo, así hasta las 1.470 personas que tienen que comer. Una valla separa a los que han comido y los que esperan su turno, son muchos los que provocan peleas al intentar repetir un almuerzo que está contado, casi justo. En las Raíces son 3.474 inmigrantes. Aquí el sistema de colas no funciona, son demasiados. Se les envía a sus casetas y se les va sacando por grupos para que almuercen en el comedor. Mismo sistema se utiliza en el CIE majorero de El Matorral, donde están más controlados ya que los módulos están cerrados con llave.
En el CIE tinerfeño de Hoya Fría es peor. Los que se encuentran en la carpa del patio, 1.036 personas, reciben la comida en bolsas de plástico. El comedor de 192 plazas son para los que se encuentran en el interior del CIE, 318 irregulares.
En la discoteca El Camello, La Gomera, el catering apenas puede cubrir las necesidades a los 449 inmigrantes que allí se encuentran de manera inesperada, la Delegación del Gobierno prometió que no permanecerían allí y llevan ya más de 30 días.
Aseo
El principal problema al que se enfrenta la gestión de los centros y campamentos de acogida es la salubridad. La Isleta cuenta con 70 baños químicos que no son utilizados por todos los inmigrantes. La mayoría orina donde mejor le parece.
En Las Raíces, los agentes de Policía Nacional ni siquiera tienen baños, las emergencias deben ser aliviadas en la gasolinera más próxima. El pozo negro del CIE de Hoya Fría está desbordado y sus aguas fecales llegan hasta la carretera. La hora de la ducha en La Isleta es de cuatro a seis de la tarde. El estanque habilitado no da para más. Quien no logre asearse de los 1.470 internos tendrá que esperar a mañana.
En Las Raíces las duchas son una poza de agua estancada que nunca se ha limpiado. Y en Hoya Fría ni siquiera hay duchas. Los internos utilizan garrafas de agua de los grifos para lavar la ropa. Mientras,las ratas se hacen dueñas de los campamentos gracias a la basura y restos de comida que engullen por todos los campamentos.