Convocados por la Comisión de los obispos católicos para el Diálogo Interreligioso. La provincia de mayoría musulmana de Cachemira, dividida entre India y Pakistán, ha sido causa de disputas entre ambos países desde su independencia del Imperio Británico en 1947 y motivo de dos guerras. Ha sido considerado como uno de los conflictos potencialmente más peligrosos del planeta, en especial desde que ambos países se dotaron de potencia atómica en 1998. Más de 35.000 personas han muerto desde el levantamiento en 1989.
KASUR, viernes, 16 enero 2004 (ZENIT.org).- Representantes cristianos y musulmanes marcharon juntos el martes pasado en la frontera entre la India y Pakistán para afirmar el deseo de paz en la región de Cachemira y apoyar las iniciativas de diálogo entre ambas naciones.
La manifestación, organizada por la Comisión para el Diálogo Interreligioso –dirigida por el padre capuchino Francis Nadeem– de la Conferencia Episcopal de Pakistán, tuvo lugar en Kasur, a 55 kilómetros al sur de Lahore.
Al concluir, se encendió una antorcha y se plantó un olivo como símbolos de paz, gestos a los que se unieron oraciones de los representantes religiosos cristianos, suníes y chiíes.
El padre Bernard Inayat, secretario ejecutivo de la Comisión y párroco de Kasur, declaró a «Fides» que «la iniciativa quiere ser el comienzo de una nueva y recíproca consideración entre los ciudadanos de la India y Pakistán: la asamblea ha rezado por la población y por los líderes políticos y civiles. Pero la paz comienza por nosotros, la gente común, con nuestros pensamientos y nuestras acciones».
Los primeros signos de paz en Cachemira han devuelto la esperanza a la población local. Después del «alto el fuego» que se declaró en diciembre y tras el reciente encuentro entre los jefes de Estado de la India y Pakistán –que han relanzado el diálogo–, el 22 de enero el viceprimer ministro indio Lal Krishna Advani recibirá por primera vez a representantes del «All Party Hurriyat Conference», que reúne diversos movimientos y grupos activos en Cachemira que piden la independencia de la India.
Para el padre Nadeem, «es necesario apoyar con todas las fuerzas el diálogo indio-pakistaní: cada ciudadano, cada organización social, cada grupo político está llamado a cambiar de actitud, a redescubrir una aproximación constructiva, que traerá frutos a largo plazo. La paz podrá ayudar a combatir la pobreza e incentivar el desarrollo en ambos países».
Abdul Khabeer Azad, imán suní de una mezquita de Lahore, uno de los líderes musulmanes que participó en la marcha, resaltó: «el Islam es una religión de amor y paz, y la comunidad musulmana en Pakistán desea sostener el proceso de paz del gobierno».
«Con esta iniciativa queremos manifestar a los gobiernos que deseamos la paz para la atormentada región de Cachemira y que continuaremos apreciando los pasos para promover la paz en el subcontinente indio», manifestó por su parte el líder chiíta Waqar-ul-Husnain Naqvi.
La ceremonia terminó con una suelta de palomas blancas, expresando así el deseo de paz, y con la lectura de la oración por la paz atribuida a San Francisco de Asís.
De los 143 millones de habitantes de Pakistán, el 75% son musulmanes suníes, el 20% son chiíes. Los cristianos representan el 2%. Los católicos suman 1,2 millones.
La provincia de mayoría musulmana de Cachemira, dividida entre India y Pakistán, ha sido causa de disputas entre ambos países desde su independencia del Imperio Británico en 1947 y motivo de dos guerras. Ha sido considerado como uno de los conflictos potencialmente más peligrosos del planeta, en especial desde que ambos países se dotaron de potencia atómica en 1998. Más de 35.000 personas han muerto desde el levantamiento en 1989.