El mercado armamentístico español tiene puerto en varios países en conflicto. Arabia Saudí es uno de esos clientes que no pasan desapercibidos: cada año supone un ingreso millonario para las empresas de nuestro país.
Nada más empezar septiembre, el Gobierno de Pedro Sánchez planteó la paralización de la venta de bombas de precisión a Arabia Saudí. Margarita Robles, ministra de Defensa, sugirió que iniciaría los trámites para cancelar el contrato acordado por Pedro Morenés, su antecesor, para vender 400 bombas de precisión que caerían en Yemen.
Más de nueve millones de euros y los puestos de los trabajadores de los astilleros de Navantia estaban en juego. Tras la indignación de los empleados, el mismo Gobierno que se mostraba tan partidario de cancelar la venta admitía que la idea era más una “declaración de intenciones” que una realidad.
Y es que Arabia Saudí no es un cliente del que se pueda prescindir tan fácilmente. Desde 2015 hasta ahora, España ha recaudado un total de 161 millones de euros tan solo exportando material de defensa al país del Golfo, lo que nos coloca como el cuarto exportador más importante para el rey Salmán bin Abdulaziz.
España vende armas en países en conflicto
Cada cierto tiempo, el Ministerio de Exteriores publica una lista de los países que recomienda no visitar bajo ninguna excepción o sin tomar precauciones. Siempre son estados con conflictos internos que pueden poner en grave riesgo la seguridad del turista. Predominan, sobre todo, los países del continente africano, aunque también hay hueco para Colombia, Venezuela y estados asiáticos como Corea del Norte o Filipinas.
Los datos extraídos de Datacomex, que recoge todas las estadísticas sobre el comercio exterior de España, demuestran que muchos de estos países dejan de estar en esa lista negra cuando se trata de negocio armamentístico. Cruzando los datos, queda algo claro: España vende o ha vendido material bélico a la mayoría de los estados en conflicto.
Para dibujar el mapa, se han seleccionado las tres categorías que incluyen los niveles de riesgo más altos definidos por Exteriores: no visitar bajo ningún concepto, desaconsejado visitar o visitar evitando zonas y en alerta. Que estén coloreados con su calificación correspondiente significa que han comercializado en algún momento con España.
En 2003, Afganistán e Irak recibieron armas españolas. Yemen también lo hizo antes de los 2000 y Libia, uno de los grandes infiernos para los refugiados, pagó entre 2017 y 2018 más de 800.000 euros para recibir material de defensa desde los puertos españoles.
El Instituto por la Paz de Estocolmo utiliza el índice TIV para calcular de la forma más aproximada posible la cantidad de armas, en millones, que se han entregado cada año en distintos países del mundo. No se utiliza como un indicador financiero sino como una forma de calcular cuántas armas han podido comerciarse.
¿Qué le hemos vendido a Arabia Saudí?
En 2015 cayeron las primeras bombas saudíes sobre territorio yemení. Ese mismo año comenzó la guerra en Yemen, un conflicto que sigue activo a día de hoy y que supuso una de las ventas más importantes: justo en el año anterior se habían vendido el 60% de las aeronaves, bombas y misiles que España tenía en ‘stock’, según el índice TIV del Sipri.
Si miramos cinco años atrás, las armas de fuego fueron el producto estrella: pistolas, revólveres y escopetas, entre otros, sumaron más de 660 millones de compras saudíes.
Otro producto de defensa que le gusta comprar al país del Golfo, aunque en menor cantidad, son los equipos de imagen, normalmente utilizados para mejorar la detección de objetivos militares.
Tan solo tres puestos por detrás de EEUU
De acuerdo al índice TIV, nuestro país no alcanza en varios millones a Estados Unidos pero sí que se sitúa muy cerca de Francia y el Reino Unido. En otras palabras: España está cuarto en el ‘top 10’ saudí de comerciantes armamentísticos. Se ha mantenido así por lo menos desde 2005.
Si contamos tan solo los dos últimos gobiernos, desde 2014 hasta la actualidad, veremos que los fusiles y las bombas vendidos a Arabia Saudí son la principal fuente de ingresos en la billetera rojigualda: nos hemos llevado más de 130 millones de euros en tan solo cuatro años.
Contratos como los de las fragatas F-100 a Arabia Saudí son igualmente importantes para las empresas dedicadas a los materiales de defensa. No obstante, tal y como cuentan los datos, las armas de guerra en 2018 trajeron un buen trozo de pastel valorado en más de 20 millones de euros.
¿Qué quiere el gigante saudí?
Una vez más, el índice TIV hace una pequeña fotografía de los productos que verdaderamente interesan a Arabia Saudí en el mercado internacional: aviones, sus correspondientes sistemas de defensa y los misiles demuestran la estrategia bélica que le interesa.
Además, el indicador demuestra que de 2016 a 2017 la compra de vehículos armados ha caído cerca de un 70%. A la estrategia aérea se está uniendo la marítima: cada vez hay más barcos en el mar Rojo.
Cristina Suárez 13/09/2018 elconfidencial.com