Más mentiras sobre la sangre del Congo

2499

La historia de esta guerra ha sido censurada, manipulada y ocultada, incluso cuando supuestamente ha sido contada. Lo de estos días es un clamoroso ejemplo del vil papel que juegan los medios de comunicación: sirven al poderoso.

Una gigantesca cortina de humo cubre esta guerra: silencio y mentiras. La canallada del silencio de los medios de los poderosos que no la ponen ni en primer lugar, ni en ningún lugar; semanas, meses y años del más absoluto silencio. Y ahora, la canallada de las mentiras que encauzan el pensamiento y el sentir de las personas hacia un sitio concreto, el de la buena conciencia para nosotros y el de la culpa para ellos, reviviendo los viejos mitos que haga falta (conflictos internos, guerra tribal…) o inventando otros nuevos. Mentira tras mentira.

La verdad sobre la vida o la muerte de los congoleños no vale ni una línea en nuestra prensa, ni medio minuto en los telediarios, ni 15 segundos en las noticias,… la vida de los congoleños no vale nada para los poderosos…

LA MENTIRA DE LA PAZ. LA ETERNA GUERRA

 Es mentira que la guerra se acabara en el 2003 como no se cansan de decirnos. Esto sólo ocurrió en el papel, porque la guerra no ha parado:

  • La propia ONU denunciaba en mayo de 2007 que continuaban los ataques a aldeas, los asesinatos, los heridos, los secuestrados, las torturas, los saqueos,…
  • Ese mismo año, en septiembre, El País titulaba: “Una nueva rebelión en Congo amenaza la extracción del coltán, esencial para los móviles”. La guerra ocupó entonces espacio en la prensa porque amenazaba el negocio y nuestra buena vida del móvil y de la Play, no porque amenazara a las personas porque ni las menciona, no cuentan, no son nada, no tienen ningún valor, lo que vale es el coltán…
  • Tras la firma de paz (¿firma de paz?, ¿pero oficialmente no era un país en paz?) de enero de 2008, tan sólo entre enero y julio, se produjeron 150.000 nuevos desplazados y 200 violaciones del alto al fuego. Esto es la paz…

La guerra no ha parado, miente quien afirma lo contrario. A los congoleses hasta se les ha negado su existencia en guerra, la humillación no tiene límites.

EL TAMBIÉN ETERNO INFIERNO DE LAS VÍCTIMAS

El infierno de las víctimas, de los más débiles, tampoco ha cesado.

Los niños siguen siendo secuestrados por todas las facciones. Especialmente valiosos son aquellos que tienen experiencia ya como niños-soldado. Por cada dos niños liberados, cinco son secuestrados y obligados a servir como soldados.

Los niños se esconden y huyen porque los buscan por cualquier lado: “Primero los rebeldes ugandeses encerraron a los niños en la escuela. Ejecutaron a los indómitos, y ataron a los otros. Después se repartieron el botín más precioso: un centenar de niños, enrolados a la fuerza en la guerrilla”.

La violencia sexual en el Congo sigue siendo la peor del mundo. Decenas de miles de mujeres, puede que cientos de miles, han sido violadas en los últimos años. Hay incluso bebés y ancianas.

Pero ellas hablan y denuncian lo que pasa para que el mundo entero se entere: “No había cena, yo era la cena. Era yo porque me tiraron al suelo dándome patadas con brutalidad, me arrancaron toda la ropa y, entre los dos me sujetaron los pies. Uno me agarró el pie izquierdo, el otro el derecho, y lo mismo con los brazos; y, entre los dos, me violaron. Luego me violaron los cinco que eran en total”, Honorata Kizende.

Mientras que ellas, las víctimas, luchan valientemente, el feminista Partido Socialista Europeo, después de muchas conferencias, reuniones y simposiums,  reivindica que el aborto se autorice en la RDC (República Democrática del Congo). El desprecio por sus vidas no tiene fin.

         El drama de los refugiados tampoco ha cesado en estos años. Cada año se han producido 440.000 nuevos desplazados, el doble que en Darfur en el mismo periodo, pero con prácticamente ninguna atención ni mediática ni de nada.

Personas que huyen del infierno de la guerra y quedan atrapados en el infierno de los campos de refugiados. Duermen al raso, sin comida: temen tanto a los ejércitos y las guerrillas, que prefieren el hambre y el cólera a verse atrapados en los combates.

En una entrevista, uno de los responsables de estos campos afirmaba que se repartían 12kg de comida (harina de maíz, aceite y verduras) por familia y mes. Pero, un hombre furioso gritó de inmediato lo contrario “¿12 kilos de comida? ¡llevo 15 días aquí y nunca me han dado nada! ¡Y no conozco a quien le hayan dado 12 kilos de comida!… llevo 15 días en el campo y no he logrado aún que me proporcionen una tienda ni que me den un poquito de comida, ¡nada!”.

Para los congoleses se trata de una única, larga y continua guerra.

 LOS CONTRATOS CHINOS

El recrudecimiento de los ataques del líder rebelde Nkunda (un criminal de guerra acusado por el Tribunal Penal Internacional de crímenes contra la humanidad) desde el 28 de agosto había pasado prácticamente desapercibido. Sorprendentemente inundó (es un decir, ocupó unos minutos y unas columnas) nuestros medios en octubre, hace unos días. ¿Por qué ahora es noticia la guerra? Hagamos un intento de descubrir la maraña de intereses que hay detrás para entenderlo.

Lo primero es la cuestión de los contratos chinos. En septiembre de 2007 China y la RDC firmaron un contrato mediante el cual el país asiático prestaba 10.000 millones de dólares al gobierno congolés para una renovación global de las infraestructuras (dos aeropuertos, un puerto, hospitales, escuelas, autovías…), a cambio de concesiones mineras: 10 millones de toneladas de cobre y 600.000 toneladas de cobalto.

Este acuerdo coincide en el tiempo con la revisión de los acuerdos que el gobierno de la RDC tiene con las compañías occidentales. De manera que los grandes grupos como Cabot Corp., BHP, OM Group, De Beers, Ashanti, Phelps Dodge, Freeport MacMoran…, que campan en el país a sus anchas arrasando con todas sus riquezas, ven en peligro sus explotaciones. Las multinacionales europeas y americanas están pagando al Congo entre un 5% y un 12% de las riquezas que declaran que sacan del país (a lo que hay que sumar lo que sacan clandestinamente pues el Gobierno no tiene capacidad de control). Los chinos ofrecen un 30% de lo que saquen y esto ha causado pavor.

Durante los últimos meses los occidentales intentaron la vía diplomática presionando fuertemente al Gobierno congoleño para que rescindiera los contratos con China, pero en agosto pasado el presidente Kabila afirmó con rotundidad que los contratos firmados con China se iban a cumplir.

Y en los últimos días de agosto, las milicias del viejo amigo Laurent Nkunda, iniciaron esta ofensiva fuerte con apoyo de Ruanda a la reconquista de los Kivus. Nkunda y sus hombres están apoyados claramente por el gobierno de Ruanda que, a su vez, sirve los intereses de grandes potencias: EEUU, Reino Unido, Bélgica, Holanda…

Estos factores podrían explicar la continua desestabilización de la zona este de la RDC, pues si llegase a ser gobernada por Kinshasa, el gobierno debería automáticamente cumplir su compromiso con China y poner a su disposición los recursos mineros de la zona, echando oficialmente a los actuales saqueadores de estos recursos.

El caos es deliberadamente impuesto como una cortina de humo para encubrir la salida de contrabando fuera del país de miles de millones de dólares en minerales.

EL VERDADERO ROSTRO DE LA MONUC

         No han podido ocultarlo más. La MONUC, el dispositivo de la ONU para pacificar la región, que absorbe mil millones de dólares al año, el mayor contingente de toda su historia con 17.000 cascos azules y que lleva en la RDC desde el 2000, controla la guerra; no sólo no actúa para imponer la paz, sino que forma parte activa de esta guerra.

Los hechos demuestran que la MONUC mantiene esta guerra. Está colaborando a sembrar la muerte y la desolación en el este de la RDC.

Ha dado su apoyo a Nkunda y a los ruandeses: suministro de armas, comida, logística, traslado de soldados ruandeses en sus helicópteros. Muchos se preguntan si la MONUC tiene 17.000 cascos azules, y está dotada de importantes medios, mientras Nkunda cuenta con 4.000 guerrilleros, ¿cómo explicar entonces que con una tan grande desproporción de fuerzas, Nkunda haya conseguido conquistar importantes lugares estratégicos en el norte de Kivu? Algunos apuntan a que la MONUC seguía las órdenes de los países de pertenencia y no de los del jefe de la misión de la ONU. Esto incluso provocó la dimisión del jefe militar de la misión, el teniente general español Vicente Díaz de Villegas, quien presentó su renuncia a primeros de octubre, tan sólo dos meses después de su nombramiento.

Estos hechos han sido la gota que ha colmado el vaso. El pueblo está harto del juego de los cascos azules. La población indignada ha realizado multitud de manifestaciones en todo el territorio denunciando la toma de partido de la MONUC, sus tropelías y exigiendo su retirada inmediata del país. El 27 de octubre, durante una manifestación frente al complejo de la ONU en la capital Kinshasa, los acusaron de traidores y les pidieron que se fueran de inmediato. Algunos de ellos lanzaron piedras, y entonces las tropas de paz, los cascos azules, dispararon contra la multitud con balas reales, hubo tres manifestantes muertos.

El 29 de octubre Nkunda llega a las puertas de Goma, la capital de la región más rica del mundo. Con el ejército congolés en desbandada, y contra todo pronóstico, el líder rebelde declara un alto al fuego unilateral. Los cascos azules cambian sus apoyos, y declaran “La MONUC está interviniendo con todos los medios a su disposición, incluyendo helicópteros de ataque, para proteger a la población civil que está en peligro inminente… más aún, la MONUC está cooperando con las fuerzas armadas de RDC para reestablecer la autoridad sobre todo en Ituri”. Sus helicópteros dispararon cohetes y desplegaron toda su artillería a favor del ejército congoleño.

Independientemente del bando de turno al que apoye, la MONUC saquea igual que los demás bandos. Según algunos testigos se está llevando minerales de Walikale en sus helicópteros. Otros testimonios afirman que han visto a cascos azules traficando con oro y otros minerales de alto valor. Helicópteros de la MONUC cargados de minerales, cuyo destino era la fronteriza Ruanda. Otros vienen denunciado desde hace meses los abusos sexuales de los cascos azules sobre la población local.

Aún así, la MONUC se permite el lujo de dar lecciones, y enseña al ejército a ser un buen ejército, respetuoso con los Derechos Humanos… Como en junio de 2008, cuando en una semana entrenó a las nuevas brigadas del ejército africano en la protección de menores, en el combate de la violencia sexual y en el conocimiento de la justicia militar. Todo esto dentro de un proyecto de tolerancia cero al reclutamiento de niños por grupos armados… Desde luego que con esto, los niños congoleses ya pueden dormir tranquilos…

Sobran las palabras ante las declaraciones del jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, quien el 29 de octubre alababa a los cascos azules de la MONUC por su ejemplar comportamiento al permanecer en estos momentos tan arriesgados sobre el terreno.

LOS MEDIOS AL SERVICIO DE LA MENTIRA

Los medios han dejado claro una vez más a quien sirven al silenciar el nombre y los motivos de los verdaderos agresores, mostrando a la opinión pública una imagen totalmente falsa y distorsionada de la realidad. Desempolvando el viejo recurso tribal en el que no podía faltar, cómo no, el manido enfrentamiento hutu-tutsi que tan bien ha funcionado en otras ocasiones.

Imágenes de masas de congoleses huyendo, familias enteras cargadas con bultos, hambrientos y enfermos. Acompañadas con poca letra entre la que no faltaba el tema tribal como única explicación de la situación: “… una madeja de agravios tribales y étnicos…. años de matanzas étnicas en Congo oriental…a cuyo frente está el odio entre tutsis y hutus… la enemistad inextinguible entre Congo y Ruanda…”

Y como única salida la civilizada intervención occidental para detener el inminente genocidio tribal: “la MONUC poco motivada para el combate y absolutamente superada por los acontecimientos… sólo EEUU y Reino Unido, los dos principales apoyos occidentales de Ruanda, están en condiciones de atajar esta nueva guerra en la región más ensangrentada de África”. Mentira tras mentira.

Y por otro lado Europa, que se ha puesto manos a la obra para salvar a los pobrecitos congoleses. El gobierno francés, a través de su humanitario ministro de defensa Bernard Kouchner, ha puesto sobre la mesa en Bruselas la posibilidad de que la UE envíe un grupo táctico de entre 400 y 1.500 militares.

El imperio de la mentira puede dormir tranquilo.

         Frente a estos gigantes quienes no paran de denunciar este saqueo y esta mentira son los de siempre. El pueblo congoleño que sale a las calles a denunciar a los traidores y ladrones. Los misioneros que llevan años, su vida entera, compartiendo sus vidas de guerra.

Como los obispos congoleños afirman, todo el mundo ganaría con un Congo en paz en vez de un Congo en guerra, ciertamente, todo el mundo. Por eso todos, el mundo entero, tiene la obligación de gritar fuerte frente a esta canallada ¡No Matarás!