Memorándum 200 (o INFORME KISSINGER) . Documento desclasificado.

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El Informe Kissinger alegaba que el crecimiento de la población ponía en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los EE.UU. necesitaban y que, por lo tanto, constituía una amenaza para su seguridad económica y política. Un extenso control de la población era necesario. Las siguientes citas que hemos escogido, demuestran que el gobierno de los EE.UU. se ha involucrado en una de las campañas más genocidas e inhumanas del siglo XX .
El Memorandum 200: Cómo la política exterior de Estados Unidos está siendo influenciada por el control de la población

Resumen del Population Research Institute

A principios de los 70, durante los últimos días del gobierno del Presidente Nixon, un documento del Departamento de Estado creado bajo la dirección del Secretario de Estado Henry Kissinger, identificó el crecimiento de la población en los países del tercer mundo como «un asunto de máxima importancia».

Este documento, el Memorándum 200 (o Informe Kissinger) acerca de un estudio sobre la seguridad nacional o NSSM 200 (National Security Study Memorandum 200), alegaba que dicho crecimiento ponía en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los EE.UU. necesitaban y que, por lo tanto, constituía una amenaza para su seguridad económica y política.

¿Cuál era la solución? Un extenso control de la población. Las siguientes citas que hemos escogido, demostrarán que el gobierno de los EE.UU. se ha involucrado en una de las campañas más egoístas e inhumanas del siglo XX. El Memorándum 200, desclasificado en junio de 1989, todavía motiva muchas de las directrices de la política exterior de los EE.UU. La ayuda a los países en vías de desarrollo todavía continúa siendo otorgada, a condición de que estos países estén dispuestos a implementar medidas para el control de la población. En realidad, esto implica el irse suicidando lentamente a nivel nacional.

Las siguientes citas, junto con sus correspondientes páginas, indicadas entre paréntesis, se han tomado palabra por palabra del Memorándum 200.

«La ubicación de conocidas reservas de metales de más alto grado de la mayoría de los minerales, favorece la creciente dependencia de todas las regiones industrializadas en las importaciones de los países menos desarrollados (PMD). Los problemas reales de los suministros de minerales, no consisten en si hay una cantidad básica suficiente, sino en los asuntos políticos y económicos en torno al acceso a dichos suministros, en las condiciones para su exploración y explotación, en la división de los beneficios entre los productores, los consumidores y los gobiernos de los países anfitriones» (p. 37).

«Ya sea a través de la acción gubernamental, de los conflictos laborales, del sabotaje o de los disturbios civiles, el flujo continuo de materiales necesarios se verá en peligro. Aunque evidentemente la presión demográfica no es el único factor, este tipo de frustraciones es menos probable bajo las condiciones de un crecimiento lento o cero de la población» (37-38).

«Se le debe dar prioridad, en el programa general de ayuda, a ciertas políticas de desarrollo de aquellos sectores que ofrecen la mayor «educación»esperanza de una creciente motivación en tener familias más pequeñas» (17).
«El desarrollo de un compromiso político y popular a nivel mundial a favor de la estabilización de la población, es fundamental para cualquier estrategia efectiva. Esto requiere el apoyo y el compromiso de líderes claves de los PMDs. Esto tendrá lugar sólo si se dan cuenta claramente, del impacto negativo que tiene el crecimiento sin límites de la población y si creen que es posible hacerle frente a esta situación a través de la acción gubernamental. Los EE.UU. deben animar a los líderes de los PMDs a asumir el liderazgo de la promoción de la planificación familiar» (18).

«La economía de los EE.UU. requerirá grandes y crecientes cantidades de minerales del extranjero, especialmente de los PMDs. Este hecho hace que los EE.UU. tenga un gran interés en la estabilidad política, social y económica de los países suministrantes. Donde quiera que una disminución de las presiones demográficas, por medio de una disminución en los índices de la natalidad, pueda aumentar las posibilidades de dicha estabilidad, la política demográfica se hace relevante para los suministros de recursos y para los intereses económicos de los EE.UU.» (43)

«Existe también el peligro de que algunos líderes de los PMDs, vean las presiones de los países desarrollados a favor de la planificación familiar, como una forma de imperialismo económico y racial; esto podría crear un retroceso bastante serio» (106).

«Es vital que el esfuerzo por desarrollar y fortalecer el compromiso por parte de los líderes de los PMDs, no sea visto por ellos como una política de un país industrializado, para mantener reducido su vigor o para preservar recursos que serán usados por los países `ricos» (114).

«Los EE.UU. pueden ayudar a minimizar las acusaciones de tener un movimiento imperialista detrás de su apoyo a favor de las actividades demográficas, afirmando repetidamente que dicho apoyo se deriva de una preocupación por: (a) el derecho del individuo a determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos…y (b) el desarrollo fundamental, social y económico, de los países pobres» (115).

«Finalmente, el procurar servicios integrados de salud y planificación familiar a un amplio nivel, ayudaría a los EE.UU. a enfrentarse a la acusación ideológica de que los EE.UU. están más interesados en disminuir la población de los PMDs que en su futuro y su bienestar. Si bien es cierto que se puede argumentar, y argumentar con efectividad, que el limitar la población puede muy bien ser uno de los factores más críticos para mejorar el potencial para el desarrollo, así como las posibilidades para el bienestar, debemos reconocer que aquellos que argumentan en conformidad con sus posturas ideológicas, han hecho mucho ruido con el hecho de que la contribución de los EE.UU. a los programas para el desarrollo y a los programas de salud, ha disminuido ininterrumpidamente, mientras que sus fondos para los programas de población han aumentado a un ritmo constante. Si bien hay muchas maneras de explicar estas tendencias, el hecho es que han constituído un impedimento ideológico para los EE.UU. en la evolución de su crucial relación con los PMDs» (177).

«Los programas obligatorios pueden hacer falta y debemos considerar estas posibilidades ahora» (118).

«¿Podrían considerarse los alimentos un instrumento de poder nacional? ¿Nos veremos forzados a elegir a quién razonablemente podemos ayudar, y en tal caso, deben ser los esfuerzos demográficos un criterio para dicha ayuda? Están los EE.UU. preparados para aceptar el racionamiento de los alimentos para poder ayudar a los pueblos que no pueden o no quieren controlar el crecimiento de su población?» (119-120). «Nuestras estrategias de asistencia para estos países deben considerar sus capacidades de financiar actividades demográficas que son necesarias» (127).

«Es evidente que la disponibilidad de servicios de anticonceptivos e información al respecto, no constituye una respuesta completa al problema de la población. En vista de la importancia de los factores socio-económicos para determinar el tamaño de la familia que se desea, la estrategia para una ayuda total debe enfocarse cada vez más en aquellas políticas que contribuirán a la disminución de la población, así como en otros objetivos» (108).

«[Debemos tener] niveles mínimos de educación, especialmente para las mujeres, así como la educación y el adoctrinamiento de la actual generación de niños, con respecto a la conveniencia de que las familias sean más pequeñas» (111).

«En la India [se llevaron a cabo] algunos experimentos controversiales pero extraordinariamente exitosos, en los cuales los incentivos económicos, junto con otros mecanismos de motivación, se utilizaron para lograr que un gran número de hombres aceptaran las vasectomías» (138).

«Se va a necesitar algo más que los servicios de planificación familiar para motivar a otras parejas a querer tener familias más pequeñas y a que todas las parejas quieran tener niveles de reemplazo, que son esenciales para el progreso y el crecimiento de sus países» (58).

«Es muy necesario convencer a las grandes masas de que es de su interés individual y nacional el tener, como promedio, solamente tres y quizás sólo dos hijos…el foco obvio y creciente de la atención debe ser cambiar las actitudes de la próxima generación» (158).